Educación sexual

Educar en sexualidad: cómo afecta el porno y 3 consejos para padres

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Si una cosa está clara es que todo aquello que aprendemos en relación con el sexo nos influye posteriormente en la manera de vivir la sexualidad. En la mayoría de las ocasiones, aprendemos de numerosas fuentes que recibimos en nuestra infancia y adolescencia. Y, así, muchos adultos de hoy se encuentran con problemas sexuales o, como mínimo, sendas ideas erróneas en torno a las relaciones sexuales, normalmente, derivadas de una escasa educación sexual.

Pero no solo les afecta a ellos. Además, como padres y madres, se enfrentan a la compleja tarea de educar a sus hijos en algo en lo que no están instruidos.

Cómo hablar de sexo con tus hijos

Hablar de educación sexual sigue siendo un tema controvertido. Hoy en día, se cree que la educación sexual es innecesaria porque existe demasiada información disponible. Sin embargo, el hecho de que haya un exceso de información no significa que toda sea buena ni que llegue a los jóvenes de la manera más adecuada.

¿Qué es la educación sexual?

En España, durante mucho tiempo existió un modelo de moral conservadora unido a la religión, que restringía las relaciones sexuales al matrimonio y, más concretamente, a la procreación. Dicho modelo, además, establecía lo que está bien y lo que está mal hacer con nuestros cuerpos, condenando a los que se salían de esos valores y provocando sentimientos de culpa a quienes no cumplían sus preceptos.

En los últimos años, educar sobre sexualidad equivalía únicamente a hablar de aspectos relacionados con la salud o, más bien, con los riesgos, es decir, prevención de embarazos no deseados e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS).

Actualmente, se acepta que la sexualidad encaja en un concepto más amplio de salud, que tiene que ver con el bienestar de la persona. En este sentido, la educación sexual consistiría en brindar las herramientas para que las personas puedan vivir su sexualidad de forma satisfactoria. Este nuevo modelo de educación sexual debería tener como objetivos fundamentales ofrecer conocimientos científicos, fomentar actitudes tolerantes y proponer una ética sobre las relaciones amorosas.

Por otro lado, la educación sexual debe ser combinada entre el ámbito escolar y el familiar, ya que los roles de padres y educadores son complementarios.

¿Cuáles son las fuentes de aprendizaje sexual?

En general, la educación sexual en la escuela es muy deficiente y lo mismo sucede con aquella que ofrecen muchos padres.

En el pasado, los niños aprendían de sexualidad, en gran medida, por otros niños de su edad. Así se transmitían numerosos mitos, a veces inventados y que, a la postre, se convertirían en leyendas urbanas; otras veces, simplemente malinterpretaban lo poco que veían o les decían padres y educadores para acallar sus preguntas.

Amigos y compañeros siguen siendo una de las principales fuentes de aprendizaje sexual. A esto se suma Internet y el fácil acceso al porno, por lo que si no reciben una educación sexual temprana es posible que se vean muy influenciados por esta fuente. Y, con ella, muchísimas ideas erróneas sobre las relaciones sexuales.

¿Cómo afecta el porno?

Hay que tener en cuenta que el porno está dirigido a personas adultas… Entendiendo por adultos a quienes saben diferenciar entre lo que es real y lo que es ficticio.

Pero no nos equivoquemos ni nos convirtamos en inquisidores, el porno per se no es malo. Simplemente es una opción recreativa para adultos. Lo que vemos en las películas pornográficas puede excitarnos, igual que nos excita una fantasía, pero a menudo no tiene mucho que ver con la realidad. Por tanto, lo malo es creernos que las relaciones sexuales más normales se basan en eso; una penetración anal profunda sin lubricación o una felación que atraganta hasta a la profesional del vídeo porno, por ejemplo, pueden ser interpretadas como relaciones sexuales del día a día. Desde luego, estos ejemplos no son los más recomendables para las primeras experiencias sexuales y, sin embargo, son escenas sobradamente repetidas en las películas pornográficas.

Pero incluso de un porno más “light” también se derivan multitud de ideas erróneas: que las relaciones sexuales se basan casi exclusivamente en el coito; que los cuerpos que aparecen son los únicos deseables (hombres con penes inmensos, genitales prácticamente con un mismo patrón y sin vello púbico); que las mujeres consiguen orgasmos fácilmente con la penetración; que los hombres pueden penetrar durante horas sin eyacular ni perder la erección, etc. Estas creencias, de hecho, pueden ser tan perniciosas, en términos del disfrute sexual, como las que comentaba en el párrafo anterior.

Algunas recomendaciones para padres y madres

Muchos padres se preguntan cuál es su papel en la educación sexual de sus hijos. Se sienten desorientados o, quizá, incapaces. Pues bien, para ellos y ellas, voy a recomendar tres sencillas pautas, que pueden resultar de mucha utilidad:

  1. Hay que responder con naturalidad a las preguntas de los hijos, siempre desde una visión positiva de la sexualidad y sin ocultar información. El sexo es bueno siempre desde el respeto a la persona con quien lo practicas.
  2. Hay que ser conscientes de que lo que se transmite a los hijos a través de su propio modelo de relaciones afectivas: las forma de manifestar el cariño, los cuidados y el respeto es fundamental.
  3. Hay que hablar sobre salud sexual, embarazos e ITS, pero también sobre consentimiento, placer y responsabilidad compartida. El uso del condón es cosa de dos.

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