Si en el artículo anterior hablé del tiránico orgasmo como rey del disfrute en el sexo, y lo que puedes hacer para destronarlo y alcanzar nuevas y diferentes cotas de placer, hoy quiero que recorras la geografía del cuerpo masculino, y quitar del primer plano, aunque sea difícil, la parte más exigente de su anatomía: el pene.
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El mapa del placer masculino: Hay vida más allá del pene
No voy a negarlo, ¿a quién no le gusta un buen equipamiento? Es…tan aerodinámico, tan caballero, tan engreído y prepotente en su búsqueda de atención, que es difícil no prestársela. Pero déjame darte un dato: la piel tiene una superficie de alrededor de 2 metros cuadrados, el tamaño de una toalla grande. ¿Por qué nos vamos a limitar a la piel de una toallita de bidé?
Geografía corporal más allá de los genitales
Te reto a hacer el siguiente experimento: dibuja dos siluetas humanas en una hoja de papel, de frente y de espaldas. Ahora, identifica cuatro signos sencillos, y atribúyeles acciones, por ejemplo:
- Tocar: +
- Besar: –
- Morder: *
- Lamer: #
Dibuja los signos sobre las siluetas, de lo que le gusta a tu hombre que le hagas. Probablemente, los signos se concentrarán en los labios, el cuello, los pezones y el pene en la silueta de frente. En la trasera, probablemente en la nuca, la parte alta de los hombros y el trasero. ¿Me equivoco? Estoy segura de que no.
Nadie duda que son todos ellos puntos muy candentes de la anatomía masculina, pero estamos dejando de lado muchos recovecos, que también tienen mucho que ofrecer.
De la cabeza a los pies
Para llevar un orden en todo esto, vamos a empezar por la cabeza. El cuero cabelludo es una de las zonas más sensibles a las que podemos sacar partido, y una manera de excitar que puede hacerse en público, sin levantar sospechas. Prueba en la zona de la nuca y detrás de las orejas; primero solo mece el pelo con suavidad, peinándolo con los dedos. Luego, con mayor intensidad. Es un masaje perfecto para ir calentando motores, por ejemplo, en el coche.
Las orejas también son un punto en el que vale la pena detenerse. ¿Sabías que, según la medicina tradicional china, el pabellón auricular es una representación completa de nuestro cuerpo? Un masaje en las orejas con una presión circular de la yema de los dedos sobre el lóbulo, acariciar con suavidad la curvatura, incluso provocar cosquillas generará una sensación placentera con cierta incomodidad, que vale la pena explorar.
No creo que necesites que hable de los labios y la lengua, seguro que ya tienes experiencia, pero otra parte del rostro que genera deliciosas corrientes de placer es la piel que recubre la mandíbula. Esa zona que es la transición entre el rostro y el cuello, besada o acariciada, y que tampoco puedes dejar atrás.
Más: el cuello y la parte superior de los hombros también es una parada obligada. Hay quien dice que se puede llegar al orgasmo tan solo con un masaje en esa zona, ¿por qué no probar?
Y, finalmente, la espalda, una de las zonas del cuerpo masculino que más campo de juego ofrece. Es resistente, muy accesible, y además de un buen masaje, ofreces infinitas posibilidades. ¿Alguna vez has hecho body painting? También puedes derramar la cera de una vela especial de aceite de masaje en un juego sensual, o dejar caer, perezosamente, las tiras de un flogger (látigo)… mientras te deleitas en el próximo paso de vuestra escena cargada de erotismo.
Pasando por el punto medio
¿Más abajo? El trasero. No necesitas explicación, pero lo mejor es lo que está entre las nalgas y un poco hacia adentro: el ano, y el punto P masculino: la próstata.
El ano masculino es un tema tabú rodeado de cierto morbo para las mujeres, y de mucho deseo oculto para ellos. Lo de «por ahí, ni el pelo de una gamba» es una frase cómica, pero que no hace más que revestir de chiste los prejuicios y estrecheces de mente de muchos hombres heterosexuales. ¿Qué tendrá que ver la orientación sexual con el placer? Si alguien toca las zonas adecuadas, del modo adecuado, te dará placer. Y el ano y la próstata son dos de ellas. Hay miles de artículos que puedes leer, que incluyen consejos e indicaciones sobre lubricantes, posiciones, higiene, etc… A mí, sin embargo, me interesa más incidir en otro aspecto: el mental. Si no te lo tomas como algo lúdico, por placer y juego, por disfrutar y conocer mejor a quien duerme a tu lado, si lo haces por obligación, porque es lo que toca o porque es tu pareja a quien le gusta, pero a ti no… Ya sabes: falta una conversación en frío, y hablar las cosas antes de encontrarte un dedo (o algo de mayor envergadura) metido por tu trasero, sin que lo quieras realmente. Y esa no es la idea. Para prácticas que se salgan de lo habitual, lo consuetudinario de «todos sabemos lo que es» no sirve. Hace falta comunicación. Pero de esto hablaremos más adelante.
¿Echas de menos algo en este rápido recorrido? Sí, no se me olvidaban los brazos. ¿A quién no se le ha erizado la piel cuando Patrick Swayze tocaba el interior del antebrazo y brazo de la protagonista en la coreografía de Dirty Dancing? Pasaba peligrosamente cerca de una de las zonas erógenas más importante: los pechos. Hay una gran cantidad de juegos y deliciosas torturas sensuales que se pueden aplicar a los pezones, y si no, que se lo pregunten a los amantes del BDSM. ¿Qué tal entrelazar los dedos de las manos con un poquito de intención? ¿Sabías que la piel del lateral de los dedos es también erógena? ¿No? Prueba…
Las piernas también tienen mucho que ofrecer, en especial, el interior de los muslos, que son una antesala muy apetecible para lo que encierran. Hay hombres a quienes una caricia detrás de las rodillas hace que les tiemble todo. Y, por supuesto, no puedo acabar sin dedicarle unas palabras a los pies: cuando el erotismo se inicia en el tobillo y termina en la punta de los dedos, desata una deliciosa fascinación, te encuentras con uno de los fetichismos de los más extendidos: la podofilia (foot fetish o fetichismo de pies), que abarca prácticas tan diversas como unas divertidas cosquillas, hasta la adoración más fervorosa con la lengua y los labios.
…para llegar a una sola cosa importante
Y ahora me recriminarás: Mimmi, has nombrado la anatomía humana al completo, a toda velocidad, y, además, ¡esto sirve tanto para hombres como para mujeres!
Exacto.
Porque, aunque existan puntos más calientes que otros, el principal órgano sexual y, por lo tanto, del placer, ES EL CEREBRO. Esta frase casi se ha transformado en un cliché y, sin embargo, seguimos centrando nuestra sexualidad en los genitales o en unos pocos puntos llamados erógenos.
Dejando de lado el enorme desconocimiento que muestra la sociedad frente al clítoris, cosa de la que hablaremos en un próximo artículo, obviamos que todo nuestro cuerpo puede convertirse en un gran campo de juegos. Te invito a que dibujes, con el juego que propongo al inicio de este post, tu propio mapa del placer, y que también hagas el de tu pareja. Con comunicación, imaginación y también intención. Y es que no es lo mismo dar unos toquecitos con la punta del dedo en un área determinada, que deslizar la yema en círculos, volcando en ese mínimo gesto toda tu sensualidad.
Disfruta de tu piel e incluye todos sus metros cuadrados cuando te masturbes, así te conocerás mejor y tendrás pistas de lo que le puede gustar a quien tienes a tu lado.
Es muy sencillo. Mientras más áreas estimulemos, más receptores del placer activamos, y mayor cantidad de cerebro implicamos. Suena un poco frio, pero yo soy médico (hay quien dice que replicante, por ahondar en mi aparente frialdad) y la fisiología me fascina. Pero esto es objetivo: a mayor número de neuronas involucradas, mayor placer. Es cosa de inteligencia sexual, término que utilizo mucho y al que debería ponerle copyright.
¡Hasta el próximo artículo! Y disfruta de tocarte y tocar.