Se la considera la madre de los horror hosts, enlutada y sensual, con un cuerpo con forma de reloj de arena.
A la par, en su día se la acusó de maldecir al mismísimo James Dean, lo que le provocó la prematura muerte a la edad de veinticuatro años en aquel 550 Spyder, y se le atribuyó un romance con Orson Welles. En efecto, no puedo estar hablando de otra que no sea la icónica Vampira.
Con el propósito de comprender al personaje y sus mortales orígenes, cavemos derechos a la raíz o, mejor dicho, hasta dar con la tapa del ataúd en el que dormita la eterna Vampira…
Maila Nurmi nació en Petsamo, Finlandia, un 11 de diciembre de 1922 (otros dicen que, en Massachusetts, Estados Unidos). De sus primeros años no es que se sepa demasiado más allá de que emigró al otro lado del charco con sus padres. Hizo sus primeros pinitos en el modelaje posando para artistas de la talla de Man Ray o Alberto Vargas. Trabajó en alguna película, como showgirl y en el teatro (se rumoreó que Mae West la despachó porque temía que fuera a eclipsarla).
Tiempo después y en la treintena, Maila asistió al anual Bal Caribe Masquerade. La susodicha se atavió de vampiresa con guiños bondage y a su vez inspirada en Morticia Addams. Sí, la dama creada por Charles Addams (sin nombre por entonces) y de la que hemos charlado con anterioridad (cabe destacar que hay quienes ratifican que iba directamente de Morticia).
La cuestión es que no solo Maila ganó el concurso de disfraces de aquella velada, sino que también despertó el interés de muchos, incluso el de Hunt Stromberg Jr., productor de televisión. Este quería un toque erótico y libidinoso para la proyección de las sesiones nocturnas de películas de terror de la cadena KABC-TV Channel 7 de Los Ángeles y Nurmi era perfecta. Contactó con ella por medio del diseñador Rudi Gernreich y la contrató. He ahí el comienzo, el verdadero y tenebroso origen de Vampira, antítesis del ama de casa norteamericana.
Maila trabajó en el personaje añadiéndole detalles de la Reina Malvada de Blancanieves y los siete enanitos (atención a las cejas), entre otros, como de Theda Bara, además de afinarse extremadamente la cintura, afilar su humor sarcástico y bautizarla como Vampira (hay quienes afirman que el que inventó el sobrenombre fue su marido, Dean Riesner, un antes célebre niño actor; véase, por ejemplo, El peregrino, de 1923). Nurmi se metió tanto en el papel que callejeaba por la ciudad disfrazada de Vampira, alquilaba un Packard descapotable negro y visitaba los clubes noctámbulos y de jazz.
En uno de estos, conoció a James Dean, ese enamorado de la Parca (algunas fuentes aseguran que el acercamiento se dio en una cafetería y gracias a un amigo en común). La «relación» que establecieron dicen que fue harto criticada. La conexión entre Nurmi y el rebelde sin causa resultó tan intensa que ambos se hicieron inseparables (también existen disparidades sobre lo siguiente, aludiendo a que era ella la interesada y no él).
Entretanto, el programa iba a las mil maravillas. En 1954, Maila fue nominada a un Emmy en la categoría de «Mejor Personaje Femenino», la invitaron a numerosos shows televisivos, espectáculos en Las Vegas y le escribieron varios artículos de prensa. Por desgracia, se sucedieron disputas contractuales y la ABC quiso apropiarse de Vampira, pero Nurmi se negó y le rescindieron el contrato. Con todo, la denominada «reina gótica» había emergido de entre las sombras para quedarse en el imaginario popular, y por ello, continuó haciendo apariciones y quizás, jaleada por la oscuridad, su poder empezó a enturbiarse como el terrón de azúcar en la mezcla de agua fría y absenta…
Y casi sin orden ni concierto, todo sucedió como una serie de catastróficas desdichas: el fallecimiento de James Dean le pasó una gran factura porque, una fan de este, enrabietada, entró en el salón de belleza en el que se encontraba Maila y le quemó el pelo, lo que la obligó a «raparse».
Se divorció; un individuo allanó su casa, la secuestró unas cuatro horas, trató de violarla y, debido a un descuido, Nurmi logró pedir ayuda. Inconsolable, dicen, comenzó a realizar rituales de tipo esotérico con tal de conectar con James Dean. Es más, llegó a declarar que el fantasma del intérprete la visitaba en su casa. Los tabloides de la época se mofaron de ella y hasta se ensañaron alimentando la rumorología sobre que cuando Dean la rechazó, Nurmi, despechada, se había vengado ocasionándole la muerte. Por poco no feneció en un incendio en su domicilio, del que salió malográndose la piel de los brazos.
¡Ah!, y cabe destacar el supuesto idilio con Orson Welles que, según ella, al juntarse en distintas ciudades, le clamaba: «¡Qué cadáver más magnífico!».
En 1956, ahogándose por dificultades económicas y la mala reputación, Maila trajinó en cintas menores o imposibles, como Plan 9 del espacio exterior, del caótico Ed Wood, y por cuya intervención, de hecho, aseveró cobrar doscientos dólares (relató que acudía al rodaje en bus y caracterizada). En la década de los 80, contactaron con ella con el ferviente deseo de relanzar El Show de Vampira, mas las negociaciones no fueron bien y el estudio acabó fichando a Cassandra Peterson, que desarrolló a su exuberante Elvira en Elvira’s Movie Macabre. Maila demandó a Peterson por «suplantación», pero el juez dictó en favor de Cassandra.
No obstante, el desastroso film de Plan 9 del espacio exterior, recreado en los 90 por Tim Burton, fue el «mayor» causante del resurgimiento del mito de Vampira. Hoy está de nuevo presente en una cantidad ingente de merchandising, toda suerte de GIF, ilustraciones, ropa, disfraces, figuras, asimismo de musa en el mundo literario, cinematográfica y musical.
Maila Nurmi, nos dejó en 2008…
Sin embargo, su Vampira persiste y así, honrándola como The Misfits con el tema que le dedicaron, me despido:
P.D.: Algunos de los datos pueden variar dependiendo de las fuentes, a causa de la cantidad de información contradictoria, declaraciones discordantes y rumorología.
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