Una de las anécdotas personales más «peliagudas» sobre Lord Byron, poeta clave del romanticismo británico, es su fetichismo por el vello femenino o tricofilia. Robert Schnakenberg cuenta en Vidas secretas de grandes escritores, que durante su estancia en Venecia, Byron tuvo relaciones sexuales con 250 mujeres, a las que cortaba un mechón de vello púbico para guardarlo como recuerdo en sobres en los que anotaba el nombre de su propietaria.
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Probablemente, el poeta maldito siguió con esa afición durante su corta vida, ya que otras amantes le regalaron mechones de vello púbico (como Lady Caroline Lamb, que le envió uno ensangrentado con la frase «Corté el cabello demasiado cerca y sangré más de lo que necesitas», en una carta fechada en 1812) o mechones de pelo (como la amante sevillana, que cortó su larga trenza y se la regaló tras un breve romance en España, en 1809).
Tras la muerte de Lord Byron en 1824, la colección púbica se guardó en la oficina de su editor, John Murray, donde permaneció hasta 1980, año en el que se perdió su pista. Quizá los sobres se encuentren celosamente guardados en la misma colección privada, junto con el merkin de una prostituta que regalaron a un cardenal, la peluca de Carlos II de Inglaterra, elaborada con el vello púbico de sus amantes, y la bañera en la que Eduardo VII se sumergía en champagne con cortesanas. ¡Quién sabe!
Cabello de Lord Byron
Lo que sí sabemos es que correspondía a sus amantes regalándoles mechones de su poética cabellera (que no de su pubis), dos de los cuales, según el periodista Jacinto Antón, se exhiben en el Museo Nacional de Historia de Atenas. Un objeto de coleccionismo muy apreciado en la actualidad, como pudo comprobarse en una subasta realizada en 2020, por Chiswick Auctions (Londres), en la que un comprador europeo pagó la friolera cifra de 18.000 libras por un medallón de oro y esmalte que contenía un mechón de Lord Byron.
Aunque, en este caso, no fue un regalo que el poeta le hizo a una amante, sino una «fina brizna de su cabello moreno claro con algunos destellos rojizos y medio-largo, en sintonía con los peinados de Byron en muchas pinturas», tomado por el conde Pietro Gamba, amigo cercano que le acompañó como secretario y segundo al mando en su segunda expedición a Grecia, durante la Guerra de Independencia contra los otomanos, en 1824.
Pietro Gamba cortó la fina brizna del cadáver, tras su muerte por fiebre reumática y meningitis en dicha expedición, y lo colocó en un medallón que regaló, en 1825, a Sir James Emerson Tennant, miembro del cuerpo de artillería formado por Lord Byron, con una dedicatoria grabada en oro.
Y nosotros regalando flores y bombones…