La Academia para Mentes Perversas de Brenda B. Lennox se complace en presentar su nuevo curso «Cómo hacer teabagging», una práctica sexual que consiste (en palabras del psiquiatra y sexólogo, Walter Ghedin) «en introducir los testículos en la cavidad bucal de la pareja sexual cuando el hombre, en cuclillas o de rodillas, y con movimientos ascendentes y descendentes, los acerca a la boca de su pareja que los lame y succiona». ¿Cómo una irrumación pero con los huevos? pregunta el becario. Esto… en esencia, sí, pero tiene su truco.
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Cómo hacer teabagging
Antes de entrar en materia, os confieso que me encantaría saber a quién se le ocurrió denominar a esta práctica teabagging, un vocablo que podría traducirse como «remojar las bolsitas de té». Entiendo el concepto: los testículos son como bolsas de té que se introducen en la taza/boca del amante que los calienta, pero, puffff… Es cierto que algunas personas meten y sacan la bolsita del agua, pero la mejor manera de preparar un té es colocar la bolsa en una taza, echarle agua caliente, dejarla tapada con un platito unos 4/5 minutos y luego estrujarla con una cucharita para que suelte todo su jugo. ¿Y esto como lo extrapolamos al sexo?
Lo sé, lo sé, estoy divagando, pero es que de todos los palabros con los que los anglosajones bautizan las prácticas sexuales, este es el más surrealista. Claro que, por otra parte, en español no se me ocurre ninguna expresión que no sea «chupada de huevos» y, la verdad, no resulta especialmente glamuroso. Vale, aceptamos teabagging como animal acuático. Chapoteemos.
Claves para disfrutar de un teabagging
Puedes disfrutar de un teabagging de dos maneras: como juego «vainilla» o como práctica BDSM.
- Vainilla. En el teabagging vainilla o convencional, el hombre se abandona al placer de sentir cómo estimulas su escroto. ¿Quieres enloquecerle? Lame un testículo, acarícialo con los labios, chupa suavemente, engúllelo y juega con él dentro de tu boca como si fuera su glande. Luego, haz lo mismo con el otro testículo. Lame y chupa también la bolsa escrotal, cuenta con muchas terminaciones nerviosas. Eso sí, ¡mucho cuidado con los dientes!
- BDSM. La principal diferencia con la práctica vainilla es que es el hombre quien decide a qué distancia de la cara de su pareja sumisa se coloca para que lama, chupe o engulla sus testículos, es él quien imprime el movimiento, es él quien domina. En este sentido, es como el facesitting, en el que la mujer no recibe de un modo pasivo un cunnilingus, sino que se masturba contra la boca, la nariz, la barbilla de su amante controlando el ritmo y la intensidad. Por otro lado, y al igual que en el facesitting, el dominante puede acentuar la dominación sentándose totalmente sobre la cara de su amante. En ambos casos, es necesaria mucha comunicación, complicidad y un gran dominio de la técnica para que ni dominante ni sumis@ sufran ningún daño. Recuerda: sexo sano, seguro y consensuado.
Posturas sexuales para un teabagging
De pie
El hombre estará de pie con las piernas separadas (o con un pie sobre una silla) y la persona sumisa, arrodillada frente a él o a su espalda. Esta postura no solo potencia el rol de sumisión/dominación, también permite continuar con una felación, un facefucking o una masturbación si la pareja está delante o con un beso negro y estimulación del Punto G masculino si está detrás.
Sobre una cama
El amante sumiso deberá estar acostado en una cama bocarriba (con la cabeza apoyada en una almohada o cojín para que no acabe doliéndole el cuello) y el hombre, hincado de rodillas, con una a cada lado de su cara. Al igual que con la postura anterior, si él se coloca mirando hacia los pies del sumis@, podrán continuar con un beso negro o masturbación anal, y si está de cara a la suya, con una felación, facefucking o masturbación del pene.
Otras prácticas eróticas
El teabagging es muy placentero en sí mismo, pero si os apetece seguir jugando, las siguientes prácticas sexuales intensificarán y prolongarán el éxtasis.
Caricias en el perineo
El perineo o periné (zona que se encuentra entre el ano y el escroto) no solo está repleto de terminaciones nerviosas, también está relacionado con la próstata o Punto G masculino, por lo que el hombre puede experimentar un orgasmo si se estimula de la manera adecuada: masajea la zona del perineo con suavidad, describiendo pequeños círculos con los dedos, con la lengua o con los labios. Cuando encuentres una pequeña hendidura bajo la piel, presiónala rítmicamente con suavidad, ya que algunos hombres tienen bloqueos energéticos en ella y al principio puede que les duela. A medida que la acaricies y la relajes, el estímulo se volverá más y más placentero. Incrementa el ritmo hasta que llegue al orgasmo o sigue jugando.
Nota del Editor: si te interesa la estimulación simultánea de pene, escroto y perineo, te recomendamos leer nuestro artículo, Cómo excitar a un hombre: Una técnica oriental de masturbación masculina (con variante oral)
Beso negro
Hunde tu cara entre sus glúteos y hazle un anilinctus (besar, chupar, mamar o lamer su ano) o un anilingus (penetrarle analmente con la lengua). Eso sí, recuerda que con un beso negro sin protección pueden transmitirse ITS como la hepatitis A, B y C, clamidia, virus del papiloma humano o gonorrea.
Nota del Editor: Si quieres saber todo sobre el beso negro, lee nuestro artículo, El beso negro: Origen, higiene, tipos y placeres del sexo oral anal
Masturbación del Punto G masculino
Colócate frente a él, con la palma de la mano hacia arriba y masajea con los dedos bien lubricados los bordes del ano para relajarlo. Luego, introduce poco a poco y suavemente el dedo medio hasta que encuentres una pequeña protuberancia. Estimúlala, variando la presión y velocidad según lo que le resulte más placentero, mientras sigues masturbando o chupando su pene y/o testículos.
Nota del Editor: Si quieres saber todo sobre el masaje de próstata, lee nuestro artículo, El masaje de próstata sin tabúes: Salud y placer en 5 puntos
En resumen: dejaos llevar por la imaginación y el deseo. ¿Tienes alguna sugerencia para que el teabagging sea aún más placentero? Te leemos en comentarios.