Sexo

¿Por qué los hombres mandan fotopollas no solicitadas?

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Esta pregunta me ha desvelado alguna que otra noche tras recibir una fotopolla no pedida. Al principio, pensaba que quizá me las mandaran a mí porque escribo erotismo y, por desgracia, da lugar a malentendidos. Los prejuicios, ya sabéis. Pero lo cierto es que es un fenómeno tan generalizado que hasta los científicos se han puesto manos a la obra para llegar al fondo de la cuestión y, la verdad, no puede ser más perturbador.

Fotopollas no solicitadas

I’ll Show You Mine so You’ll Show Me Yours

El estudio I’ll Show You Mine so You’ll Show Me Yours: Motivations and Personality Variables in Photographic Exhibitionism (Te muestro lo mío para que me muestres lo tuyo: motivaciones y variables de personalidad en el exhibicionismo fotográfico) elaborado por los investigadores Alex Lopes, Kaylee Skoda, Cassandra L. Hesse y Cory L. Pedersen, no solo pretendía explorar las motivaciones de los hombres para enviar imágenes no solicitadas de sus pollas, sino también analizar las características de su personalidad y sexualidad en comparación con los que no las mandan.

Para ello, realizaron una encuesta en línea que incluía un cuestionario demográfico, preguntas que medían los niveles de narcisismo, exhibicionismo, erotofilia-erotofobia, sexismo hostil (las mujeres deben ser controladas por los hombres) y sexismo benevolente (las mujeres deben ser protegidas por los hombres), así como otras desarrolladas específicamente para el estudio que analizaban las motivaciones que impulsaban a los hombres a enviar fotos no solicitadas de su compañero de juegos, así como las reacciones que esperaban obtener de sus destinatarias.

Tras analizar las respuestas de los 1087 hombres participantes, de los cuales, el 48% reconocía haberlas enviado, los investigadores llegaron a las siguientes conclusiones:

Categoría motivacional: Aunque se detectaron distintas razones por las que los hombres enviaban fotos de sus pollas sin haber sido solicitadas, el motivo principal era una mentalidad transaccional (es decir, motivada por la esperanza de recibir imágenes sexuales a cambio). El segundo, según declaró a VICE la Dra. Cory Pedersen de la Universidad Politécnica de Kwantlen en Canadá, principal responsable del estudio, fue la búsqueda de pareja. Esto implicó respuestas como «Así es como expreso mi interés en alguien» o «Esta es una forma normal de coquetear».

Reacción que esperaban: La reacción principal deseada de los destinatarios era excitar sexualmente a la destinataria, porque consideraban que su polla era bonita y/o susceptible de excitar, aunque también se buscaban otras reacciones como recibir insultos o molestar.

Poder y control: Si bien el porcentaje era bajo, algunos hombres confesaron que enviaban fotos de sus pollas porque les gustaba desagradar o perturbar con ello, porque al hacerlo se sentían poderosos frente a la mujer e incluso porque lo veían divertido.

Exhibicionismo: Curiosamente, en los resultados de este estudio no se aprecia una diferencia significativa entre los que envían fotos de pollas y los que no, en relación con el exhibicionismo, lo que no quita para que algunos sí las mandaran por este motivo.

Personalidad: Los hombres que contestaron a la encuesta reconociendo que habían enviado fotopollas no solicitadas demostraron niveles más altos de narcisismo y sexismo, tanto hostil como benevolente, que los hombres que no las habían enviado. En cuanto a esto último, si bien los resultados indicaban que la mayoría de los hombres habían malinterpretado las señales y creían que todo era parte de un coqueteo normal y solo un 6% señaló de manera abierta razones misóginas para justificar sus actos como «No me gusta el feminismo y enviar fotos de mi polla es una manera de castigarlas», el análisis de las respuestas relativas a la personalidad revelaba que, en realidad, un alto porcentaje adolecía de sexismo hostil y sexismo benevolente.

Acoso sexual

Aunque mandar fotos sexuales es algo común en hombres y mujeres, enviarlas sin consentimiento previo es un fenómeno principalmente masculino. Varias encuestas sobre este fenómeno, como la realizada por Match.com, o según una encuesta realizada por la compañía de investigación de mercado YouGov a británicos con edades comprendidas entre 18 y 36 años, el 41% de las mujeres participantes habían recibido una fotopolla sin haberla solicitado previamente. Curiosamente, del porcentaje (22%) de hombres que declararon haber enviado una, solo el 6% reconocía que había sido sin consentimiento previo. ¿Puede ser porque el 46% de las mujeres que las habían recibido eran menores de edad y los emisores, adultos? Inquietante.

Es más, el 46% de los hombres participantes en el estudio reconocían haber pensado que a las mujeres podía resultarles angustiante recibir fotopollas no pedidas y el 44% que lo considerarían amenazante. Sin embargo, lo seguían haciendo. ¿Por qué? Según los investigadores, por el placer de ejercer el poder sobre las mujeres, de mantener sus privilegios,  de perpetuar el derecho sexual (derecho al sexo con personas a las que consideran inferiores) y el derecho agraviado (derecho a reaccionar con ira cuando no han obtenido lo que «es suyo») que creen tener.

El interesante estudio Unsolicited dick pics: Erotica, exhibitionism or entitlement? de Rebecca Hayes y Molly Dragiewicz señaló que algunos hombres que envían fotos sexuales no solicitadas a mujeres tienen «rasgos de personalidad oscura o triada oscura», es decir, rasgos narcisistas, maquiavélicos y psicopáticos, y que en muchos de ellos subyace el deseo de agredirlas sexualmente. Y lo consiguen: la mayoría de las mujeres que las reciben se sienten indefensas, vulneradas, atacadas sexualmente.

Puede que muchos hombres no sean conscientes de esa agresión a priori y confundan cortejo con agresión, pero es significativo que aunque las mujeres manifestamos que no queremos recibir fotos de pollas no solicitadas, tanto públicamente como en privado, sigamos recibiéndolas.

Protección legal

Por fortuna, los legisladores comienzan a reconocer que estas actitudes vulneran los derechos de las mujeres y las tipifican como delito en los códigos penales. Uno de los últimos países en sumarse a esta iniciativa es Finlandia, que prepara una ley que impondrá penas de multa y cárcel a los que envíen fotos sexuales no solicitadas, así como a los que acosen verbalmente y por escrito.

En cuanto a la situación legislativa en España, José Luis Prieto, abogado especializado en violencia de género, dio en febrero de 2017 una serie de pautas en su cuenta de Twitter para las personas que reciben estas agresiones.

Ante todo, hay que tomar un pantallazo de la imagen o imágenes sexuales recibidas para presentarlas como prueba. Da igual si no conoces el nombre real del acosador o si este no se encuentra en tu país. La policía judicial cuenta con herramientas para identificarlo y además,  gracias al auxilio judicial internacional, pueden solicitar a los dueños de las redes sociales información sobre los acosadores.

Si la víctima es mayor de edad, los hechos constituyen una infracción de exhibicionismo contemplado en el artículo 37.5 de la Ley de Seguridad Ciudadana: «La realización o incitación a la realización de actos que atenten contra la libertad e indemnidad sexual, o ejecutar actos de exhibición obscena, cuando no constituya infracción penal». Como es leve, la sanción consiste en una multa que oscila entre 100 y 600 euros.

Si la víctima es menor de edad o persona con discapacidad necesitada de especial protección, el acto de exhibición obscena está contemplado como delito en el artículo 185 del Código Penal, con una pena de prisión de seis meses a un año o multa de 12 a 24 meses, coincidente con la impuesta en el artículo 186 del mismo texto jurídico si lo que se difunde o exhibe es material pornográfico.

Finalmente, si eres hombre, puede que pensaras que mandar fotos de tu polla y fotos sexuales sin que te las hayan pedido es una manera de ligar. Ya has visto que no lo es. Es una agresión. Por tu bien y el de la persona con la que estás coqueteando pregúntale previamente: «¿Quieres que te envíe una foto de mi polla?». ¿No quiere? Entonces no la mandes.

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