«Porque me gusta olerte, saborearte, escuchar tus gemidos, volverte loca, sentir placer dándote placer». Esto es lo que me gustaría que me dijera un amante si le preguntase por qué me practica sexo oral hasta llegar en su boca. Sin embargo, según Michael N. Pham y Todd K. Shackelford, del Departamento de Psicología de la Universidad de Oakland (Rochester), el cunnilingus es, simple y llanamente, un comportamiento de retención de pareja, una estrategia evolucionista. Hablando en plata: los hombres nos comen el censurado como si no hubiera un mañana para tenernos contentas y evitar que le pongamos los cuernos. El erotismo ha muerto. Porca miseria.
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Solo puede quedar fecundar uno
Una sola eyaculación puede contener entre 200 y 400 millones de espermatozoides. A esto se suma que no todos los espermatozoides son iguales ni aptos para fecundar un óvulo. ¿Por qué tantos y tan variados si su única función es esa? Según una teoría propuesta por el Dr. Robin Baker y el Dr. Mark Bellis, para librar una batalla feroz contra los espermatozoides de otros hombres. ¡¿De otros hombres?! Sí. De otros. Los espermatozoides pueden sobrevivir casi cinco días en el interior del útero, por lo que si la mujer ha estado con varios hombres en ese periodo de tiempo puede quedarse embarazada de cualquiera de ellos. Entonces, ¿cuál será el padre de su retoño? Aquel cuyos espermatozoides ganen la guerra.
En su libro Sperm Wars (Guerras de esperma), Baker y Bellis clasifican los espermatozoides en tres tipos: fertilizadores, bloqueadores y asesinos. Mientras los fertilizadores (apenas el 30% del total) corren como balas sorteando los innumerables peligros con el objetivo de llegar al óvulo y fecundarlo, los bloqueadores construyen barreras para impedir el avance y los asesinos o kamikazes rastrean los espermatozoides del posible competidor para aniquilarlos. Ni la batalla de las Termópilas fue tan cruenta.
Obviamente, si la mujer es infiel, hay mayor riesgo de que existan en su interior espermatozoides de un competidor. Para minimizar el riesgo, el comportamiento y fisiología de los hombres con «mayor riesgo de competencia de espermatozoides» (es decir, de que le pongan los cuernos), se adaptan y ajustan de diversas maneras: eyaculan una mayor cantidad de espermatozoides en cada relación sexual con su pareja, manifiestan un mayor interés en tener relaciones sexuales con ella, son más propensos a coaccionarla sexualmente y realizan movimientos penetrativos más profundos y vigorosos para desplazar el semen rival.
A estas estrategias se añaden las «conductas de retención de pareja», comportamientos cuyo objetivo inconsciente es disminuir el riesgo de infidelidad, como, por ejemplo, ejercer un control excesivo sobre ella, manipularla emocionalmente, someterse a su voluntad, mejorar la apariencia física o proporcionarle gratificaciones sexuales.
Utilidad biológica del cunnilingus
Pues bien, la pregunta que se formularon Pham y Shackelford es si entre esas conductas de retención de pareja se encuentra el cunnilingus. Para averiguarlo, los investigadores se centraron en dos hipótesis sobre la función evolutiva de esta práctica sexual:
Sperm Retention Hypothesis (Hipótesis de retención de esperma)
Según esta teoría evolutiva, el orgasmo propicia la fecundación: por un lado, las contracciones uterinas empujan los espermatozoides hacia el tracto reproductivo, reduciendo la distancia que deben recorrer para llegar al óvulo; y por otro, hay evidencias científicas que indican que las mujeres retienen más esperma cuando experimentan un orgasmo un minuto antes de la eyaculación o en los 45 minutos posteriores a esta, debido precisamente a esas contracciones uterinas.
Considerando que las mujeres tenemos más probabilidades de experimentar un orgasmo con un cunnilingus, Pham y Shackelford se preguntaron si, de un modo inconsciente, los hombres dan sexo oral a sus parejas para que se corran y favorecer la «retención de los espermatozoides depositados más recientemente». Poesía en estado puro.
Mate Retention Hypothesis (Hipótesis de Retención de Pareja)
Como ya hemos visto, los hombres realizan comportamientos de retención de pareja para minimizar el riesgo de infidelidad. Una de estas estrategias es aumentar la calidad de la relación proporcionándole numerosos beneficios a su amada, como la satisfacción sexual. Siendo el cunnilingus la práctica sexual que proporciona más orgasmos, no es de extrañar que los hombres que quieran evitar que les pongan los cuernos se dediquen en cuerpo, boca y alma a ella.
Conclusiones de los estudios de Pham y Shackelford
Partiendo de la base anterior, los dos investigadores realizaron tres estudios con la colaboración de decenas de hombres adultos que mantenían una relación heterosexual, monógama y de más de un año de duración. Siguiendo investigaciones previas, diseñaron una «medida de riesgo recurrente de competencia de esperma» (posibilidades de que su pareja les pusiera los cuernos), una «medida de satisfacción con la relación» a partir de la media de cuatro variables (satisfacción sexual, emocional y general con su pareja y compromiso con esta) y un cuestionario con preguntas sobre el atractivo sexual propio y de su pareja, frecuencia de relaciones sexuales y características de estas.
Pues bien, tras analizar los resultados, Pham y Shackelford declararon que estos no son consistentes con la Hipótesis de retención de esperma, porque si bien los hombres con mayor riesgo recurrente de competencia de esperma son más propensos a realizarle sexo oral a su pareja hasta que ella tenga un orgasmo, generalmente, su eyaculación no ocurre en el breve período de tiempo durante el cual el orgasmo de la mujer podría funcionar para retener su semen.
Sin embargo, los resultados de las tres investigaciones parecen respaldar la Hipótesis de retención de pareja. Por un lado, los hombres que realizaban más comportamientos de retención de pareja en general, también practicaban más cunnilingus a sus novias, le dedicaban más tiempo y no paraban hasta que ella tuviera un orgasmo; y por otro, la mayoría de los encuestados confesó directamente que practicaba sexo oral porque de este modo «minimizaba el riesgo de infidelidad por parte de su pareja, al aumentar la satisfacción sexual en la relación».
Resumiendo y en palabras de los propios investigadores: «los hombres ayudan a que sus parejas alcancen un orgasmo porque cuando las mujeres experimentan sentimientos más fuertes de intimidad y están más satisfechas con sus parejas, es improbable que cometan infidelidades».
Comed, comed, malditos
Michael N. Pham y Todd K. Shackelford reconocen que aunque los resultados de sus estudios sugieran que el cunnilingus y el orgasmo femenino pueden explicarse mejor como elementos de una estrategia más amplia de retención de pareja masculina, «una hipótesis por sí sola puede no proporcionar una explicación completa». Estoy de acuerdo, aunque como mujer os confesaré algo: un hombre que te coma bien el censurado no merece cuernos… y viceversa. Ya lo advertía Vatsiaiana en su célebre Kama sutra, cuando hablaba del sexo oral y las mujeres: «Por esto las cortesanas dejan a hombres distinguidos, capaces, generosos, ilustres, y se enamoran de personas bajas: esclavos, cuidadores de elefantes y otros parecidos».
Así que ya sabéis: ¡Comed, comed, malditos!