Una MILF en apuros

Una MILF en apuros: Velas con olor a chocho

Permítanme la ordinariez del título y lo digo por «chocho», que siempre me pareció una forma muy vulgar de referirse a nuestras partes y eso desde que, siendo pequeñita, se lo oí decir a la hermana de mi cuñada: «Esta muñeca tiene chocho». A mí aquello me sonó fatal entonces y me sigue sonando fatal hoy día, más de cuarenta años después. No sé, vagina es muy médico y vulva la mayor parte de los tíos no sabe si les estás hablando de botánica, pero podemos decir «chumete», «chumetín»,  «coño» es bien sonoro y contundente. Si me apuras, «chumino». Mi padre siempre lo llamó la «pesetina», vete tú a saber por qué. En Francia le decimos «la chatte», «le minou». Y en Portugal dicen «pachacha». Como quieran ustedes, pero chocho no, por favor.

Dicho lo cual, aquí hemos venido a hablar de las velas con olor al coño de Gwyneth Paltrow, «La Paltrow» de ahora en adelante, que así me ahorro tener que estar mirando en San Google la grafía de Gwyneth, que mira que no podía llamarse Ambrosia, no. Esta mujer es, ante todo, una business woman porque cuando tú y yo estábamos el año pasado (sí, el distópico 2020) pensando en cómo sobrevivir a la pandemia y contando las perras porque se nos habían caído todos los clientes y no teníamos ni para cafeses, ella, desde su casita, te vendía unas velas con olor a su coño. ¿Es o no es lista? Tú te exprimes el cerebro para intentar vislumbrar en qué debes reciclarte y cómo pasar a otra cosa porque ya no viaja nadie (y justo tú lanzaste una agencia de viajes antes de la pandemia) o eres periodista de prensa escrita (y ya nadie lee más que los prospectos de los medicamentos) y ella, en un chasquear de dedos, se ha sacado de la manga (o del coño, más bien) un producto totalmente disruptivo. Porque no me diréis que no es transgresor lanzar una línea de velas que huelan a chumino.

En su tienda online, Goop, lo mismo te vende eso que unos vestidos elegantísimos… para llevar en casa porque no podemos ir a ningún sitio; joyas, zapatos, artículos para el hogar, vibradores (uno de ellos forma parte de un elegante collar, un todo en uno muy útil) y, por supuesto, las velas, que costaban la friolera de 75 dólares. Y oye, las agotó, que loco todo. Todo lo que vende es muy caro, eso sí: yo he estado mirando la mercancía y solo podría comprarme una bolsa regalo por dos dólares y un libro que he visto que no llega a diez. Poco más.

¿Y por qué os estoy mareando con la vela de marras? Pues porque según The Sun, ese periódico «serio» que es como el OkDiario pero británico, en Reino Unido ha explotado una de las velas del coño de la Paltrow. Cómo habrá sido la explosión de importante, que los medios se han hecho eco del tema: la cosa degeneró de tal forma que en la vivienda se declaró un pequeño incendio y los propietarios tuvieron que tirar la vela por la ventana. Normal, lo que haríamos todos, tanto si vivimos en un bajo como en un décimo piso: abrir la ventana, tirarlo y pasar al té de las cinco.

Nos quejamos del añito que llevamos aquí en Madrid (no llevamos ni un mes y parece un siglo) pero no me diréis que en Reino Unido están mejor, entre el Brexit y que les quiten a los camioneros los sándwiches de jamón de york y queso y ahora las explosiones de las velas. Porque estoy segura de que habrá una cadena de explosiones de velas y acabarán diciendo que es cosa de los yihadistas. Fijo que sí.

Los del periódico preguntaron a los dueños de la malograda vela que a qué olía aquello, porque ya se sabe que un periodista se debe a su público y a la investigación, y al parecer olía a «geranio, bergamota cítrica y extracto de cedro junto con rosa de Damasco y semillas de ambrete». Qué cojones será el ambrete…

Joder, a mí el coño no me huele a tanto y desde luego, no me huele a esas cosas. Y os aseguro que me he agachado, lo que me permitía la columna que tampoco es mucho porque una va añosa, y el tufillo que me llegaba no era desde luego a bergamota. Chica, Paltrow, te envidio que el coño te huela tan bien, porque según lo pintan los británicos debe ser un olor embriagador, un olor a pureza y a limpio que me río yo de la colonia Nenuco.

Siempre ha habido clases y, al parecer, siempre ha habido coños y unos huelen así, a gloria, y otros huelen a sudor y a restos de pis o, como diría el ínclito Sostres, a ácido úrico que a él, particularmente, no le gusta. Imagino que le gustarán las velas de la Paltrow, aunque sean totalmente artificiosas y para nada reales porque el sexo, cuando finaliza el día, huele a sucio y no hay más. Y al que no le guste, que se joda.

Por otro lado, vamos a una cuestión importante, la fabricación de las velas: ¿Cómo hace esto La Paltrow? La hemos contactado por mail y ella, muy voluntariosa, nos ha dado algunos detalles. Por ejemplo, las velas se hacen con cera de abejas, nada de ceras sintéticas porque ya sabemos que Paltrow es sobre todo orgánica y natural. Abejas de Wisconsin o de Colorado, nos da igual y la que redacta además no tiene idea de dónde cae uno u otro, pero en definitiva, abejas (las pocas que queden) que revolotean libres de flor en flor, polinizando.. A esa cera pura de abejas le añade tintes naturales, obtenidos de plantas de su jardín (os recuerdo que es todo orgánico, ecológico y MUY CARO) y restos de fluidos vaginal. O sea, Paltrow recolecta, cual ardilla en recolección de avellanas, sus fluidos vaginales y los va depositando en un tarrito que conserva en la nevera hasta que tiene volumen suficiente para ponerse a elaborar el producto, que, como veis, es totalmente artesano.

Lo único, la bella rubia nos ha confesado que una vez tuvo un pequeño problemilla: desapareció el tarro de la nevera, con todo su jugo interior, y unas horas después descubrió que había sido su hijo adolescente que se lo había comido pensando que era kéfir.

Huelga decir que este inesperado accidente ha llevado a la Paltrow a valorar una nueva línea de productos: kéfir con sabor a coño. De venta en tiendas gourmet.

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