La Academia para Mentes Perversas de Brenda B. Lennox se complace en ofrecerte un nuevo curso: la Técnica Kabazzah. Silencio en la clase, el despistado de turno no ofrece ninguna objeción. Pues yo sí la tuve, ya que la vox populi afirma que el término proviene del árabe y traduce «poseedoras», para denominar a las mujeres que eran capaces de mover los músculos abdominales y vaginales a la vez, aumentando el placer de los hombres y el suyo propio.
Considerando que, en su día, varios traductores de árabe me indicaron que Kabazzah significaba «Hexágono», permíteme que, hasta nueva orden (ilumíname, por favor), dude del término, que no de la técnica porque puedo asegurarte que roza lo sagrado.
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La técnica Kabazzah
La técnica Kabazzah es similar a la Pompoir o Singapure Trip aunque con una notable diferencia: en esta solo se mueven los músculos vaginales, mientras que en la Kabazzah también se mueven los músculos abdominales, aumentando el placer tanto del hombre como de la mujer. Como ya expliqué el modo de aprender a dominar los músculos vaginales en el artículo sobre la técnica Pompoir, en este solo me centraré en los músculos abdominales, recurriendo a la danza del vientre y a uno de sus movimientos claves: la onda. Esta danza nos conecta con el poder, la fuerza y la sensualidad de nuestra esencia femenina, claves para disfrutar de esta técnica cuyo fundamento es el disfrute del sexo pausado.
Sin ahondar en la clasificación interna de los músculos del abdomen, voy a centrarme en dos de los visibles: los superiores, que se encuentran justo debajo de las costillas, y los inferiores, que están localizados debajo del ombligo.
Ponte de pie, con el vientre descubierto, coloca una mano en el grupo superior, otra en el inferior, cierra los ojos y muévelos para localizarlos. Ahora, céntrate en los músculos superiores: contrae, empuja hacia abajo. Después, en los inferiores: contrae, empuja hacia arriba. Una vez que lo tengas claro, ondula de arriba abajo y de abajo arriba. Es muy importante que te centres en la respiración para hacerlo, y también que no fuerces tu cuerpo. Simplemente, siéntelo visualizando las ondas que ascienden y descienden como olas.
Puede que, inconscientemente, tiendas a mover el tronco o la cadera. Intenta evitarlo. Si te resulta muy difícil, túmbate boca arriba con las piernas estiradas, cierra los ojos y repite los movimientos ondulatorios hasta conectar con el movimiento.
Posturas sexuales: La Unión del Escorpión y Yab Yum
La esencia de la técnica Kabazzah es la unión espiritual de los amantes, el disfrute lento del coito, la prolongación de este y la obtención de un orgasmo más intenso y largo, por lo que la mejor postura es La Unión del Escorpión. Tu amante se tumbará boca arriba con las piernas estiradas y tú te sentarás a horcajadas sobre él, de cara a sus pies. Luego, irás descendiendo hacia atrás, poco a poco, hasta apoyar tu espalda en su pecho (como en la fotografía que abre este artículo). Es una postura de completa inmovilidad, muy íntima, para sentiros plenamente con los ojos cerrados, conscientes de vuestro cuerpo y del cuerpo del otro, mientras mueves el vientre y los músculos vaginales a la vez, despacio, con la oscilación de una onda.
Además, él puede abrazarte y acariciarte, aumentando la ternura y el placer. El único inconveniente de La Unión del Escorpión, aparte de la flexibilidad, es que no es muy indicada para penes pequeños, porque tienden a salirse; en ese caso, os recomiendo la postura Yab Yum, clave del sexo tántrico.
No obstante, cuando sintáis que os acercáis al clímax y no queráis prolongarlo más tiempo, podéis intensificar los movimientos tanto del vientre como de los músculos vaginales, para provocar el orgasmo. En ese caso, puedes efectuar un movimiento de la danza del vientre denominado Shimy, similar al de la onda pues, al igual que en este, se ondulan los músculos abdominales de arriba abajo (y de abajo arriba), pero de un modo rápido, como un rayo, mientras exhalas un gemido. No solo será muy excitante escucharte gemir, el movimiento intensificará la vibración acelerando la llegada del clímax. De todos modos, como digo muchas veces, lo importante en el sexo es disfrutar del placer con todos los sentidos, y qué mejor manera que dejarse llevar por esta técnica, recorriendo despacio todos los lados y ángulos del hexágono o Kabazzah.