Curiosidades

Largos preliminares, dardos de amor y mordiscos caníbales: El sexo apasionado de los caracoles

El otro día estaba en mi jardín observando a varios caracoles y babosas sacando sus cuernecitos tras la lluvia y me dio por cantar la canción popular. «Caracooool, cooool, coooool, saca tu pollita al sooool». ¿Cómo que la canción no es así? Pues «Saca tu coñito al sol». ¿Cómo que tampoco? Pues podría serlo, porque los genitales de los caracoles están en sus cuellos, cerca de sus ojos. Sí, sí, esos preciosos ojos que miran el mundo tienen al lado una vagina y un pene. Como lo oyes. Y eso no es todo: algunos se lo arrancan a mordiscos.

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El ritual de apareamiento de los caracoles

Aunque casi todas las especies de caracoles son hermafroditas (es decir, tienen pene y vagina), no pueden autofecundarse, por lo que necesitan aparearse con otro congénere. Aproximadamente a los ocho meses de nacer (el promedio de vida de un caracol es de unos cinco o siete años, no están para perder el tiempo), buscan pareja; por lo general, en las noches de otoño o primavera, cuando el clima es húmedo y templado. Tras unos intensos preliminares de 20 minutos de media en los que se acarician con su dardo calcáreo, se enganchan y permanecen entre 10 y 12 horas en lento (pero intenso) sexo, mientras se lanzan «dardos de amor», un término coloquial muy poético para designar a los churros de carbonato cálcico necesarios para el buen almacenamiento del esperma.

De 10 a 12 horas, repito. Ni el taoísta más entrenado puede igualar eso.

Como tampoco puede (ni un taoista ni un senegalés) superar otro de los atributos (nunca mejor dicho) de un primo hermano de los caracoles, el Ariolimax Dolichophallus, cuyo pene iguala a su tamaño (de ahí el término Dolichophallus, es decir «Pene largo»). Además, también es hermafrodita, por lo que la cópula es un espectáculo digno de verse: tras el cortejo, los dos penes empiezan a asomar por encima de sus respectivas cabezas acercándose sinuosos a su objetivo como las serpientes de la cabeza de la Hydra entrando a matar.

Pero, ay, amigos, toda cara tiene su cruz, y los Ariolimax Dolichophallus no son una excepción; a veces se quedan enganchados y no queda más remedio que morder cortar por lo sano, literalmente.

Apophallation

Los «penelargo» realizan apophallation, es decir, se muerden los penes durante el ritual de apareamiento. Algunos especialistas afirman que lo hacen por supervivencia, bien porque el miembro se queda atrapado en el interior de la vagina, bien porque sus penes se enredan entre sí formando una espiral apretada que solo puede liberarse royendo su miembro o el del contrario (como Alejandro Magno con el nudo Gordiano, pero a lo bruto). A pesar del trauma, no mueren, pero como el miembro no vuelve a crecer, solo podrán aparearse en el futuro como hembras.

Precisamente por esto, el estudio Sexual conflict and partner manipulation in the banana slug, Ariolimax dolichophallus aventura que este tipo de babosas hace apophallation para impedir que su amante pueda fecundar a otros en el futuro, de modo que sería más una cuestión de competencia por el esperma que de autosalvamento. Sea cual sea el verdadero motivo, esta debe ser (aparte del parchís) la única vez que se escucha a un macho suplicar: ¡No me la comas a mí!

Diferente es el comportamiento de los individuos de Deroceras laeve, que se arrancan a boca’os su propio miembro y se lo ofrecen como regalo a su pareja. No me extraña, se lo merece; 12 horas de polvo más preliminares, ¡ni Sting!

Fuentes
¿Cómo se reproducen los caracoles? Blogodisea. https://www.blogodisea.com/como-reproducen-caracoles.html
Sexual conflict and partner manipulation in the banana slug, Ariolimax dolichophallus by Miller, Brooke L. W., Ph.D., UNIVERSITY OF CALIFORNIA, SANTA CRUZ, 2007
Reise, H; Hutchinson, J.M.C. (2002). Penis-biting slugs: wild claims and confusions. Trends in Ecology and Evolution. 17 (4): 163. doi:10.1016/S0169-5347(02)02453-9.
Rymzhanov, T.S. (1994). Courtship display and copulation mechanism in the slugs of the genus Deroceras (Mollusca, Gastropoda Terrestria Nuda) at Transili Alatau mountain range. Izv. NAN Resp. Kazach., Ser. Biol. 4: 28–33.