Cada 1 de diciembre se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Sida para recordarnos, entre otras cosas, que alrededor de 38 millones de personas en el mundo viven actualmente con VIH[1]. Muchas de estas personas sufren estigma y discriminación, esto significa que los prejuicios y actitudes que se tienen hacia ellos afectan a su bienestar emocional y su salud mental.
Quizá uno de los mayores tabúes en relación con este tema sea plantearse la posibilidad de tener una pareja VIH+ y mantener relaciones sexuales con esta. Porque admitámoslo: acabar con el estigma supone aceptar que las personas seropositivas también tienen derecho a llevar una vida afectiva y sexual plena. Y acabar con los prejuicios solo es posible cuando tenemos la información en nuestra mano.
¿Cómo afrontan las relaciones sexuales quienes tienen VIH? ¿Es posible el sexo seguro en parejas serodiscordantes[2]?
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VIH y SIDA no son lo mismo
Se llama Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) a un retrovirus que infecta las células del sistema inmunitario humano de forma que destruye o daña su función, perdiendo su capacidad de luchar contra infecciones y enfermedades.
Por otra parte, SIDA significa Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida y consiste en los síntomas e infecciones que van asociados a la deficiencia del sistema inmunitario. Es decir, sería una etapa más avanzada de la infección por VIH, a la que se llega solo en el caso de no recibir tratamiento.
El VIH se puede encontrar en fluidos corporales como la sangre, el semen, los fluidos vaginales y la leche materna. Conviene recordar que el virus no se transmite a través de besos ni caricias.
Durante las relaciones sexuales, el VIH se puede transmitir en prácticas donde haya penetración, principalmente a través de la penetración anal o vaginal. En cambio, el sexo oral se considera una actividad sexual de menor riesgo.
La mayor parte de nuevos diagnósticos de VIH se atribuyen a relaciones sexuales sin protección. Aunque es fundamental tener en cuenta que las relaciones sexuales con personas VIH+ son seguras en los siguientes casos: si el virus está totalmente suprimido o tiene una carga viral indetectable debido al tratamiento antirretroviral; si se usa preservativo; o si se llevan a cabo otras prácticas eróticas diferentes a la penetración.
¿Cómo afecta el VIH a la vida sexual?
Cuando alguien recibe un diagnóstico de VIH, se generan una serie de emociones como la tristeza, el miedo o la rabia y son habituales los sentimientos de culpa. Por ello, en un primer momento, es habitual que puedan surgir temores, dudas o rechazo ante las relaciones sexuales.
La perspectiva de mantener relaciones sexuales puede ir acompañada de preocupación y ansiedad, sobre todo en relación con el temor a transmitir el virus a la pareja.
Frente a todo este cúmulo de emociones y sentimientos no es extraño que pueda haber una pérdida o disminución del deseo sexual.
Por otro lado, debido a enfermedades asociadas al virus o al tratamiento con antirretrovirales, se puede producir disfunción eréctil en el varón, por un déficit de testosterona y dificultad para llegar al orgasmo tanto en hombres como en mujeres.
La vivencia de la sexualidad de una persona seropositiva va a depender de muchos factores. Con el tiempo y la aceptación, las relaciones sexuales pueden ser menos espontáneas que antes del diagnóstico, pero también pueden ganar en variedad de prácticas eróticas más allá de la penetración. Es decir, la manera de vivir las relaciones sexuales de quien recibe un diagnóstico de VIH puede cambiar por diferentes motivos, pero no significa que tengan que ser menos placenteras. De hecho, pueden llegar a ser incluso más satisfactorias, al abrirse un abanico de posibilidades de placer que antes no se tenían en cuenta.
¿Cómo abordar las relaciones sexuales con una pareja VIH+?
Tampoco es fácil para quien se encuentra de repente frente a una pareja con VIH, sobre todo si no se tiene información y surgen un montón de dudas, temores y, por consiguiente, prejuicios.
Es fundamental entender que el deseo de contacto e intimidad y la expresión de afecto y ternura también son parte de las relaciones sexuales y no entrañan ningún riego de transmisión del virus.
Tanto el preservativo masculino como el femenino son una buena herramienta para prevenir la transmisión del VIH. Además, es necesario protegerse de la reinfección de una cepa distinta del virus.
A la hora de compartir juguetes eróticos, aunque el riesgo de transmisión sea más bajo que con otras prácticas sexuales, es importante tener en cuenta que hay que usarlos con preservativo o lavarlos adecuadamente, pues también conllevan un riesgo potencial.
En definitiva, tomando ciertas medidas y dejando los prejuicios a un lado, es posible que las personas VIH+ puedan tener una vida sexual plena y sin riesgos.