Entrevistas

Boda a los cuarenta – Entrevista a Ester Álvarez

Yo, editor de Volonté, te recibo a ti, Ester, como colaboradora y me entrego a ti, y prometo serte fiel (e infiel) en la prosperidad y en la adversidad, y, sobre todo, leer y publicar todo lo que escribas sobre salud sexual.

Estas palabras nunca se pronunciaron, pero bien pudieron ser interpretadas en varios emails que intercambié con Ester Álvarez, en las que fueron nuestras nupcias virtuales. Hoy, que celebra su cumpleaños, le hago otra entrevista para hablar de aquello de en la salud y en la enfermedad… el cuerpo, el deseo, la belleza y el tiempo. Casi nada.

Me caso con todas las colaboradoras del blog, pero contigo eso de en la salud y en la enfermedad cobra más sentido. ¿Le contamos a la audiencia por qué estás más dedicada a escribir sobre «enfermedades y sexo»?

Todo tiene un porqué y en este caso no podría ser más simple. Cuando vives por ti misma ciertas experiencias, te interesas más por ellas y también te resulta más fácil hablar de ellas, no solo desde un punto de vista profesional, sino también con conocimiento de causa.

Estos últimos años he tenido bastantes problemas de salud, me diagnosticaron varias enfermedades crónicas, perdí demasiado peso, mi cuerpo cambió y eso ha influido en mi relación con él, en mi libido y evidentemente en mi sexualidad.

Confieso que mi querido editor fue el culpable de que me decidiera a escribir sobre estos temas, supongo que justamente porque sabía que podía aportar mucho a otras personas cuya vida sexual también estuviera siendo afectada por problemas de salud (algo bastante habitual).

Casi en cualquier sociedad pareciera que el sexo es algo exclusivo de la juventud, entendida por debajo de los 40. ¿Cuántos cumples?

En efecto, existe un mito que relaciona el sexo con la juventud. Parece que las relaciones sexuales no le interesan tanto a la gente madura. Solo hay que ver la publicidad de cualquier producto relacionado con este tema (preservativos, juguetes eróticos…), la mayoría va encaminada a gente joven.

Es cierto que a partir de cierta edad las hormonas no suelen estar ya tan a flor de piel, que hay más responsabilidades, menos tiempo de ocio y más problemas de salud. Todo esto a veces puede crear dificultades a la hora de tener una vida sexual activa, pero no significa que el sexo deje de ser importante o que ya no tengamos deseo sexual. Tal vez la sexualidad comienza a vivirse de una manera más sosegada y se buscan más momentos de calidad.

Por cierto, cumplo 43. Cada vez cuesta más decirlo (risas).

Desear… La intensidad y dirección del deseo sexual cambian con el tiempo, pero todos creen (todos creemos) que permanecen inmutables hasta que… y, entonces… ¿Qué?

Si imaginamos el sexo como una ecuación, yo diría que el deseo sexual es uno de los miembros más variables y decisivos para resolverla. Esto se debe a que este factor se ve afectado por múltiples causas y entre las más habituales pueden estar los problemas de salud, el cansancio, el estrés…

Pero también hay que tener en cuenta que en relaciones de larga duración la monotonía de las relaciones sexuales suele instaurarse y hacer que se pierda el interés del principio.

Lo más complicado de la falta de deseo es precisamente que, a menudo, se trata de un problema multifactorial y esto significa que hay que abordarlo desde diferentes aspectos.

… y ser deseado. Yo acabo de cumplir 44 y, como te dije, mentalmente sigo en los 15, físicamente, sobre los 50. No es que fuera un David Beckham, pero, oye, nunca me costó ligar. En mi cabeza, sigo viendo que hay muchas mujeres que me miran y creo que les resulto atractivo. Luego, mi mujer me dice que es porque les asombra que un hombre mayor vaya a los mismos sitios que ellas. ¿Es importante saberse deseado o creerse deseado?

Este es un punto fundamental porque sentirse deseado es necesario, pero quizá antes de eso es más importante aún desearnos a nosotros mismos. El deseo empieza por la relación que tenemos con nuestro propio cuerpo, esa autoestima corporal es como la chispa que enciende nuestro erotismo y de ahí a desear a otros ya sólo hay un paso.

En mi experiencia con enfermedades crónicas me he dado cuenta de lo difícil que es aceptar los cambios en tu cuerpo y de cómo eso interfiere en tu propio erotismo.

Una forma de trabajar este punto puede ser desde la fotografía erótica, ya sea poniéndote delante de un profesional (si te atreves) o tú misma con tu móvil (como yo he hecho alguna vez y buena prueba de ello es mi Instagram). Buscando los puntos fuertes de tu cuerpo, donde te sientes segura, las posturas sugerentes… Es un juego que te ayuda a verte con unos ojos más amigables y deseantes.

En realidad, el deseo no tiene objeto, pero si lo tuviera, una de las ironías que se produciría es que, a veces, el objeto no es primariamente deseado, sino que lo es en función de eso que llaman el «canon»… ¿o los cánones?    

Lo de los cánones de belleza es otro gran problema porque resulta imposible gustarte si tienes que alcanzar la perfección que impone la publicidad.

Las mujeres maduras aquí lo tenemos más difícil si cabe. Existe una industria muy potente entorno a la necesidad de mantenernos jóvenes eternamente. Aceptar las arrugas no es fácil, aprender a amar tu cuerpo a medida que envejece y ver su belleza más allá de los cánones de juventud supone todo un reto… Y justamente ese prometo que será mi propio reto en esta nueva vuelta al sol.