El sexting es algo ya bastante normalizado en nuestras vidas. Pero no tanto cuando se hace con una clienta que, además, adora el trampling.
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BlackStar
BlackStar: Conozco esa cala… es perfecta para nadar desnuda.
Adela: ¿En mi foto de perfil?
Adela: Perdona, ¿quién eres? No tengo tu contacto guardado.
BlackStar: ¿No te acuerdas?
Adela: ¿Debería?
BlackStar: A no ser que vayas dejando tu número de teléfono en todas las tapas de las cajas de zapatos que compran tus clientas.
Adela: Olivia, ¿verdad?
BlackStar: Me dijiste que con tantas clientas a veces se te olvidaban sus nombres, pero que siempre te acordabas de los zapatos.
Adela: De verdad me esfuerzo por recordarlos todos. ¿Qué zapatos te llevaste?
BlackStar:
Adela: Las Shine de Bottega Veneta. Una opción arriesgada.
Has agregado a Olivia Shine a tus contactos.
Olivia Shine: ¿Arriesgada?
Adela: El color no es tan popular como el negro u otros tonos neutros. Y el acabado brillante… recuerda a unas botas de agua. Por no hablar de la punta cuadrada. Pero el tacón ancho de 9 cm es realmente bonito y la lengüeta le da mucha personalidad.
Olivia Shine: Arriesgada es mi segundo nombre.
Olivia Shine: Pero tú tampoco te quedas atrás.
Adela: ¿Por qué?
Olivia Shine: Porque no sabía si avisar a la jefa de la sección de calzado cuando encontré tu número o escribirte. Fue una decisión dura, no te miento.
Adela: Hubiera sido gracioso porque la jefa de la sección soy yo. Todos los caminos llevan a Roma, Olivia.
Olivia Shine: Joder.
Adela: Pero, mírate, escribiendo a tu dependienta de confianza. Más de seis meses a tu servicio.
Adela: Ahora en serio: siento si te molestó que te dejara mi número.
Olivia Shine: Lo contrario, fue muy halagador. Y muy tentador también.
Adela: Acabas de despertar mi curiosidad…
Olivia Shine: Todavía no puedo contarte por qué, pero lo haré pronto. Ni siquiera nos conocemos, Adela.
Adela: Cierto.
Olivia Shine: ¿Qué sabes de mí?
Adela: Que tienes un puesto directivo en una multinacional, te gustan los zapatos de todo tipo y eres demasiado rubia para ser de aquí.
Olivia Shine: Los ojos azules también me delatan. Soy noruega.
Adela: Casi. ¿Y tú qué sabes de mí?
Olivia Shine: Que te apasiona tu trabajo, eres muy complaciente e increíblemente sexi.
Adela: ¿A qué estamos jugando, Olivia?
Olivia Shine: A lo que tú quieras jugar. Supongo que tenías algo en mente cuando me dejaste tu teléfono.
Adela: Una cita.
Olivia Shine: No tengo citas muy a menudo. Digamos que tengo unas preferencias que se escapan de la norma y no a todas les gustan.
Adela: Seguro que no es para tanto…
Olivia Shine: Hagamos un trato. Si después de hablar conmigo por aquí todavía quieres una cita, te será concedida.
Adela: Sigues alimentando mi curiosidad, querida.
Olivia Shine: ¿Te acuerdas de que el otro día te pregunté cuál era tu número de pie?
Adela: Ajá.
Olivia Shine: ¿Y lo que dije después?
Adela: «Qué casualidad».
Olivia Shine: Y luego me llevé las Shine en ese mismo número, el 38. ¿No se te hizo raro si el resto de zapatos que compré eran del 40?
Adela: Pensé que serían un regalo.
Olivia Shine: Un regalo para ti.
Adela: ¿Para mí? ¿Por eso me mirabas así desde que entraste en la sección?
Olivia Shine: ¿Como si quisiera desnudarte con mi boca? ¿Como si odiara ese uniforme horrible que os hacen llevar?
Olivia Shine: Sí, por eso te miraba así.
Adela: No parabas de humedecerte los labios.
Olivia Shine: También soy una obvia, para que luego digan que las noruegas somos frías.
Adela: Me preocupaba haber malinterpretado las señales.
Olivia Shine: Y, sin embargo, las captaste muy bien. Tenía ganas de volver a las galerías solo por verte a ti.
Adela: A mí también me gusta siempre que vienes. Dime, ¿esas falditas cortas las llevas a trabajar o solo para ir de compras?
Olivia Shine: Ya conoces la respuesta.
Olivia Shine: Pero te estaba hablando de las botas, ¿te acuerdas?
Adela: Sí.
Olivia Shine: Resulta que llevo un tiempo fantaseando con una imagen y esas botas forman parte de ella. Ahí estaba la tentación.
Adela: ¿Y en esa imagen estoy yo?
Olivia Shine: Exactamente.
Olivia Shine: Tú estás de pie y yo tumbada bocarriba en el suelo.
Adela: ¿En la sección de zapatería?
Olivia Shine: No, el suelo de moqueta es demasiado blando.
Adela: El pasillo es de madera.
Olivia Shine: Entonces en el pasillo.
Adela: ¿Para qué necesitas suelo firme?
Olivia Shine: Buena pregunta.
Olivia Shine: ¿Has oído hablar del trampling?
Adela: Suena a BDSM.
Olivia Shine: Sí. Se trata de caminar sobre una persona. Muero por sentir todo tu peso sobre mi cuerpo.
Adela: Vaya, no pensé que…
Olivia Shine: ¿Qué me gustara ser dominada? Me vuelve loca.
Adela: Nunca lo habría dicho.
Olivia Shine: Dejo eso de dar órdenes en el trabajo. Ahora estoy dispuesta a acatar las tuyas.
Adela: ¿Cómo quieres que lo haga?
Olivia Shine: Antes de nada, me encantaría que me desnudaras… Tengo un tatuaje entre las tetas, ¿sabes?
Adela: Uf. Me costaría muchísimo tener la paciencia necesaria para hacer eso del trampling antes de follarte.
Olivia Shine: En estas cuestiones la espera siempre merece la pena. Te lo recuerdo pasando mi mano por tu abdomen. Mis uñas están un poco largas, tal vez te arañen mientras suben por tu piel.
Olivia Shine: Acerca esa silla y pon las patas a cada lado de mi cuerpo, más o menos a la altura de mis caderas.
Adela: ¿Quieres que me siente en esta silla?
Olivia Shine: Sí, siéntate con las piernas abiertas y ve quitándote ese uniforme. Me gustaría tenerte solo en ropa interior.
Adela: Mi ropa interior es mil veces más bonita que la exterior.
Olivia Shine: ¿Qué llevas ahora?
Adela: Un conjunto de encaje negro muy muy transparente.
Adela: No te pregunto por la tuya porque estás desnuda.
Olivia Shine: Me parece apreciar la humedad entre tus piernas, Adela… ¿Te excita estar sobre mí? Aunque sea en una silla.
Olivia Shine: Por ahora.
Adela: Mientras tú sigas entre mis piernas. Pero qué pasaría si… ¿empiezo a acariciarte el tatuaje con mi pie desnudo?
Olivia Shine: Que me pondría muy cachonda y te suplicaría que te calzaras las botas.
Adela: Así que eran para esto…
Olivia Shine: Adela, por favor, ¿podrías ponerte las Shine? Las elegí expresamente para ti. Para esto.
Adela: ¿Para que camine con ellas sobre ti?
Olivia Shine: Sí.
Adela: Quiero que veas cómo me las pongo.
Olivia Shine: Ahora la que está impaciente soy yo.
Adela: Si no me equivoco, la espera siempre merece la pena.
Olivia Shine: Cállate.
Olivia Shine: Cállate y písame.
Adela: Cállate y observa cómo apoyo los pies muy despacio sobre tu vientre.
Olivia Shine: Ya me tendrías gimiendo.
Adela: ¿Solo con esto? Porque ahora estoy presionando más con las puntas de las botas.
Olivia Shine: Eres una Ama muy fría, Adela…
Adela: Como te gusta, ¿o no es cierto?
Olivia Shine: Lo sabes bien.
Olivia Shine: Quiero sentir los tacones.
Adela: Son altos, pero no tan estrechos como los de aguja. En otra ocasión probaremos con unos stiletto. Por ahora, siente cómo se hunden aquí cerca de tu ombligo. No te imaginas el precioso contraste del color turquesa de las botas y tu piel pálida. Y lo que se parece el turquesa de las botas a tus ojos…
Olivia Shine: Estoy tan excitada que podría ponerme cualquier cosa e ir a las galerías ahora mismo.
Adela: Yo también. Pero es domingo, Olivia… Lleva la mano a tu sexo y tócate. Yo me arrodillaría sobre ti con las piernas abiertas. Los empeines de las botas estarían contra tu clítoris.
Olivia Shine: Me alegra que sean impermeables.
Adela: Tus labios siempre me han parecido muy apetecibles, pero no te besaría hasta que te corrieras.
Adela: En algún punto me sentaría en tu cara para que apartaras la tela de las bragas con tus dedos y lamieras mientras yo te acaricio.
Olivia Shine: Mis yemas se mueven como si fueran las tuyas…
Adela: Y las mías como si fueran tu lengua.
Olivia Shine: Estoy a punto, Adela.
Adela: Mira a tu Ama a los ojos mientras te corres.
Olivia Shine: Dios… ha sido muy fuerte.
Olivia Shine: Adela…
Olivia Shine: ¿Adela?
Adela: Aquí, perdona. Necesitaba ambas manos para…
Olivia Shine: Te propongo un plan: tú, yo y una masterclass presencial de trampling. Dime que sí, por favor.
Adela: ¿Vas a traer las Shine?
Olivia Shine: Son tuyas.
Adela: Hecho.