Relatos eróticos

Follamos, follamos, follamos – Relato erótico con música

Brenda se inspira en la famosa canción de Sigur Rós, Kveikur, y nos cuenta sus intensos juegos con un amigo islandés.

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Follamos, follamos, follamos

«Desaparecemos en el horizonte.
En el crepúsculo ardiente.
Follamos.
Follamos.
Follamos.
Me enciendes.
Me enciendes.»
-Sigur Rós

La cortina se desplaza con un murmullo. Me sonríes, travieso. Yo, también. Una llama comienza a avivar tus ojos. Me encienden, me enciendes. Te miro mientras juego. Lenguas de agua caliente lamen mi cara, mi cuello, mis hombros, mis pechos, mis pezones, mi vientre, mi pubis, mi sexo. Me abro para sentirlas, me froto contra ellas, muevo mi cadera para recibirlas, para guiarlas por mis labios, mi clítoris, mi interior. Gimo, gimo, gimo tu nombre anticipando el orgasmo. Te desnudas, entras en la ducha, atenazas mi muñeca para frenarme. Tu lengua lame mi cuello, mis hombros, mis pechos, mis pezones, mi vientre, mi ombligo, mi pubis, mi sexo. Me abro para sentirla, me froto contra ella, muevo mi cadera para recibirla, para guiarla por mis labios, mi clítoris, mi interior. Gimo anticipando el orgasmo y aceleras, entrelazo mis dedos en tu pelo y me corro en tu boca mientras el agua cae sobre nuestros cuerpos como una lluvia de fuego que prende la carne, arranca ondas de vapor de la piel, arruga las palmas de las manos.

Asciendes mordiendo mis muslos, mi ombligo, mis senos, mis pezones,  mi cuello y yo desciendo mordiendo tu cuello, tu pecho, tus pezones, tu ombligo, tus muslos. Me arrodillo y lamo tu miembro con una lengua de lava, entrelazas mi pelo con tus dedos y mueves la cadera para recibirla, para guiarla, para hundirte en mi interior mientras el agua cae sobre nuestros cuerpos como una lluvia de fuego que prende la carne, arranca ondas de vapor de la piel, arruga las palmas de las manos. Gimes anticipando el orgasmo y acelero, acelero, acelero, pero te separas, te levantas, me giras con fuerza por la cintura, me pegas contra la pared, te pegas contra mí.

Siento los azulejos fríos contra mis pechos, tus dientes puntiagudos en mi espalda,  tus manos entre mis muslos guiando tu miembro. Me penetras, despacio, y yo aprieto mi sexo para sentir cada pliegue, cada vena, cada poro; llegas el fondo y te separas lentamente hasta que tu glande acaricia la entrada; me penetras, despacio, mientras aprieto mi sexo para sentir cada pliegue, cada vena, cada poro; llegas hasta el fondo y te separas lentamente hasta que tu glande acaricia la entrada; me penetras, despacio, mientras aprieto mi sexo para sentir cada pliegue, cada vena, cada poro; llegas hasta el fondo y te separas lentamente hasta que tu glande acaricia la entrada.

Te quedas inmóvil, me agarras del cuello, acercas tu boca a mi oído, me ordenas que suplique que me folles y yo te suplico que me folles, que me folles, que me folles, obedeces,  me penetras con furia, golpeas mis entrañas como si quisieras romperme, partirme en dos, poseerme con todo tu cuerpo, fundirte en él,  mientras mis pechos golpean los azulejos fríos con cada embestida, mientras clavas tus dientes puntiagudos en mi espalda,  mientras gimo tu nombre y tú, el mío.

Follamos, follamos, follamos.

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