Relatos eróticos

Mi boca y el espectador ante su coño – Crónicas Moan (by Eme)

Que Karen Moan haya escogido la Navidad como el motivo del regalo en este relato solo significa una excusa, una gran excusa para llevar sus juegos eróticos a la intensidad que desea. No te pierdas este regalo sexual.

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Mi boca y el espectador ante su coño

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Es Navidad y quiero hacerte un regalo.

No te gustan ni la Navidad ni los regalos. A mí sí, así que asumiré el riesgo. Estrujo mi perve-memoria para recordar esas escenas descritas en nuestros alterados y etílicos encuentros. Esas imágenes que tú llenas de detalles, y yo de acciones.

Director y actriz porno. Una combinación que nos funciona.

En esta ocasión, habrá una actriz secundaria. Sí, joder, lo sé, es un tópico: ¡un trío! Pero te prometo que no va a resultar típico. Déjame seguir…

La elijo a ella, lo sabes, y ella también. ¿A quién si no? Es esta mujer, que desde que entró en mi vida, protagoniza o es secundaria de mis relatos.

–¿Me ayudas a hacerle un regalo? Ya sabes, a él.

No necesito decir más ni esperar su respuesta. Yo también haría lo que me pidiese, solo por el hecho de hacerlo.

Estoy mucho más nerviosa de lo que pensaba. No he utilizado ninguna de las escenas descritas en nuestros alterados y etílicos encuentros. Creo firmemente que las fantasías sexuales deben quedarse en nuestra mente. Porque nunca, nunca superan lo imaginado. Tal y como pasa con los libros y las pelis, igual.

Me dedico a hacer realidad fantasías, pero sobre todo me gusta crearlas. Y funciona mejor esto último, sin duda.

***

Llegas al local, a la hora prevista. Puntual, gracias. Si tú estás nervioso, no lo parece; imagino que algo sí, pero únicamente porque no te gusta el descontrol, y ahora mismo te sumerges en él.

Te sirvo un vodka con tónica. Admiras el lugar en una conversación que no escucho. Mi mente, mi sangre, rugen. Mi sexo, sin embargo, no dice nada. Está tan acojonado como toda yo.

Te agarro la mano, ni los guantes de raso pueden esconder lo frías que están, delatándome. Sé que ya sabes inmediatamente que estoy h i s t é r i c a. Nada que pueda hacer llegados a este punto.

Me acompañas al semi iluminado sótano en el que suena Daft Punk. Sea o no la banda sonora ideal para este momento, para mí es la que te acompaña, de siempre.

Al llegar al fondo, te pido que te sientes en un cómodo sofá que preside esa «curiosa» estancia, un sofá de mirón. Tú.

Lo curioso de la estancia es que tiene vigas, de las que cuelgan cosas, que hay una cruz de madera con argollas en la pared… no hace falta que siga, ¿verdad, señor amante de las descripciones?

Desaparezco para volver rápidamente con esa maravilla que me ha regalado la vida recientemente, la mujer más sexi que he conocido. Vestida y vendada.

Ella tampoco parece nerviosa, aquí la única que va a infartar soy yo. Directora esta vez, de una escena que he deseado regalarte hace mucho tiempo, pero que no tengo ni puta idea de cómo voy a orquestar.

Tumbo a mi mujer favorita sobre una fría cama de cuero, se estremece al contacto. No me hace falta más para querer calentarla, tocarla. Lo hago, y de pronto olvido al mirón. Te olvido.

Retomamos una historia que empezó a escribirse hace escasas semanas. Muslos estrujando coños, piel, piel de mujer, bocas que no parecen femeninas, pezones que no son los propios. Nervios que se convierten en ganas, risas, por fin, puedo reírme ¿Cómo no hacerlo? Esta tía me vuelve loca. Y de pronto, me acuerdo de la otra persona en el mundo que sigue haciéndolo, tras mucho, mucho tiempo. Ese hombre mirón al que deseo hacerle el mejor regalo de Navidad.

Me doy la vuelta, gateo hasta el fondo de la cama. Me arrodillo y quito lentamente uno de mis guantes.

Descubres esas inmensas uñas de fatal gusto que te pirran. Puedo sentir el golpe de tu deseo en mi coño. Te suplico que te acerques a nosotras.

Quiero regalarte la mejor mamada de tu vida

Quiero regalarte la mejor

Quiero regalarte

Quiero