¿Se puede follar de otra manera que no sea como si se fuera a acabar el mundo?
Sigue más abajo…
Como si se fuera a acabar el mundo
Pulsa play para activar el audio:
Narración: Karen Moan
Adoro las urgencias, soy incapaz de resistirme. Supongo que porque me llevan al origen de las mismas, tan frecuentado.
Once de la noche, viendo una peli, el Whatsapp se ilumina: «¿Qué haces?».
Viniendo de él, sabes la secuencia que sigue. Toda. Es igual que digas lo que haces, no te está preguntado eso. No te está preguntando nada. Te está diciendo: «Quiero follarte ahora mismo».
Y ese «¿Qué haces?» se convierte en un mensaje de vida o muerte. Porque para él mañana se va a morir, para él mañana se va a acabar este feo mundo. «¿Qué coño haces que no me estas follando?» es lo que realmente pregunta.
«¿Qué coño hago que no te estoy follando?» es mi inconsciente respuesta.
Y obviando este mudo diálogo, disimulo.
–Estaba viendo una peli, ¿por?
Claro, es divertido alargar el juego unos escasos segundos, los únicos que tus urgencias, ya casi mías, nos permiten. No puedo mimarte tanto, no puedo dejarte ver la reacción que tu escueta pregunta me genera.
Adoro las putas urgencias. Ahora, ahora, ahora muero, muero, muero. ¿Qué hay más importante que el que se cree que va a morir mañana y necesita follar hoy?
¿Qué hay mas heroico que salvarle de una segura muerte a secas?
–Porque quiero verte.
–Pero estoy con gente en casa –miento.
–Pues yo te quiero ver.
Aclaro que solamente en las urgencias él pide, demanda, se olvida de los interrogantes y de los modales. Pero, joder, es normal, si el mundo se acaba mañana sobran los artículos, adjetivos, adverbios.
Solo el verbo, y en imperativo.
–Pues yo te quiero ver –sin más–, no queda hueco para nada, ni palabras ni explicaciones, el mundo se nos va.
Bajo al portal y me meto en su coche apresurada, también se nos va la vida. Pero que incomodo es folletear en un coche. Sin embargo, ¿recordáis? Solo tenemos horas o minutos o menos. Así que, sin dudar, cojo su erección y la hago mía. Y eso sí, me paro ahí, unos segundos, para degustar, hasta el fondo, el fin del mundo.
Y solo cuando crees que no vas a vivir más allá, que serán extraterrestres, meteoritos o simplemente el lógico final de una humanidad que no se preocupa nada por follar, solamente ahí, te diré: «No te muevas, siénteme dentro un rato, espera hasta que esta sensación de estar muerta en vida sea real. Espera hasta que nos muramos sabiendo que lo que más deseamos es estar vivos.
Porque si hay una puñetera razón para lo urgente, lo de ahora, lo de ya, lo de me muero, me muero, es saber que me vas a follar como si se fuera a acabar el mundo, porque se podría acabar ya, ya, ahora.