La Academia para Mentes Perversas de Brenda B. Lennox se complace en presentar este nuevo curso en el que hablaremos de mariposas, urracas, perros y arados. No, no es un curso sobre lo que uno puede encontrar en el campo, sino de posturas sexuales muy profundas que, claro está, también puedes disfrutar en un bancal aprovechando las vacaciones de verano en el pueblo de tus abuelos.
Posturas sexuales muy profundas
Ventajas e inconvenientes de las posturas sexuales muy profundas
- Ventajas. Durante la penetración, se estimula toda la longitud del pene, así como toda la vagina, incluyendo el Punto G y el Punto U (que se encuentra en su fondo, cerca del cuello del útero).
- Inconvenientes. No son indicadas para penes largos, ya que se corre el riesgo de lastimar el cuello del útero, salvo que en vez de movimientos amplios penetrativos (verticales, de la raíz al glande), optéis por mantener el pene en el interior, moviendo la cadera o la pelvis para que vibre contra las paredes vaginales o lo estimuléis con la técnica Pompoir. Por otro lado, este inconveniente se convierte en ventaja en el caso de tener un pene corto, ya que podrá estimular el Punto U.
Posturas profundas en las que domina la mujer
En las posturas en las que la mujer está encima del hombre, ella controla el ritmo y profundidad de la penetración. De este modo, no solo disfruta del poder de la dominación, también evita que él la lastime si se arrebata. No obstante, hay que tener cuidado; si él eleva la pelvis bruscamente para acompasar su ritmo al de ella puede forzar la penetración o penetrar demasiado profundo, arriesgándose a fracturarse el pene o a lastimar la entrada de la vagina y el cuello del útero (si tiene un pene largo); por otro lado, si ella lo monta con movimientos de penetración de entrada y salida amplios, rápidos y bruscos, el pene puede salirse totalmente de la vagina y chocar contra el coxis en el retorno, corriendo el riesgo de fracturarse.
Postura del Andrómaco o Vaquera
No es de extrañar que la Vaquera sea una de las posturas sexuales favoritas de las mujeres: no solo disfrutamos del placer de la dominación, también controlamos la profundidad, ritmo (apasionado o lento) y movimientos (horizontales, verticales o circulares), estimulando nuestro punto G hasta llegar al orgasmo. Además, si nuestro amante nos acaricia los pechos mientras le montamos y/o penetra analmente con un plug anal o con los dedos, el placer puede ser indescriptible.
Como puedes ver en la ilustración, tu amante deberá estar totalmente tumbado en la cama, bocarriba, y tú sentada a horcajadas sobre él, con el torso erguido. Podrás moverte vertical y horizontalmente, con movimientos penetrativos amplios o cortos, o disfrutar de su miembro en tu interior, estimulándolo con las paredes vaginales con técnicas como la Pompoir.
La única desventaja de la Postura del Andrómaco o Vaquera es que, como vimos en este artículo, es la que más fracturas de pene provoca, especialmente si lo montas de espaldas a su cara (mirando hacia sus pies), no controláis los movimientos penetrativos verticales y/o caes con todo su peso sobre su pelvis.
Para evitarlo, escoge movimientos oscilatorios, circulares y de adelante atrás (no de arriba abajo o verticales) y domina tú la penetración.
Unión de la Urraca
En esta postura, denominada la Unión de la Urraca por el Kamasutra, tu amante se sentará en una silla y tú a horcajadas sobre él, con los pies apoyados en el travesaño o en el suelo. Para impulsarte, aférrate a la espalda de la silla o a los hombros o espalda de él, que puede sujetarte por la cintura o la cadera para ayudarte o marcar el ritmo.
Además de profunda, la Unión de la Urraca es muy íntima porque podéis abrazaros, acariciaros y miraros a los ojos, por lo que es ideal para el sexo tántrico y la técnica Pompoir.
Posturas profundas en las que domina el hombre
Por detrás
Todas las posturas en las que él penetra desde atrás son muy excitantes y morbosas porque refuerzan el rol de dominación/sumisión. Además, el hombre puede acariciar los pechos, vientre y clítoris de su amante, así como morder, lamer y besar el cuello y nuca de ella. Su mayor desventaja es que pierda el control y acabe lastimándola o lastimándose si los movimientos de penetración de entrada y salida son amplios, rápidos y bruscos, ya que puede salirse totalmente de la vagina y chocar contra el coxis en el retorno (corriendo el riesgo de fracturarse el pene) o contra la entrada de la vagina (corriendo el riesgo, en este caso, de desgarrarla).
Postura del Perrito
La Postura del Perrito (o a cuatro) es una de las favoritas de los hombres por el factor de dominación/sumisión, las morbosas posibilidades que ofrece (spanking, tirar del pelo, morder la espalda, asfixia erótica, acariciar su clítoris durante la penetración y/o penetrarla simultáneamente con un plug anal o los dedos…) y el morbo de disfrutar visualmente de la penetración. Y también es, para qué negarlo, una de las favoritas de muchas mujeres por los mismos motivos y porque, además, estimula el Punto G.
Como puedes ver en la ilustración, tu amante deberá arrodillarse de espaldas frente a ti, con el tronco horizontal con el suelo, apoyada en sus brazos abiertos extendidos y con las piernas cerradas (para que sus paredes vaginales opriman con mayor intensidad tu miembro), mientras tú te arrodillas detrás de ella y la penetras, agarrándola de la cadera para imprimir el movimiento que desees.
Postura del Sabueso
La Postura del Sabueso es una variante de la Postura del Perrito. La máxima diferencia es que ella inclinará el cuerpo hacia abajo, se apoyará en sus antebrazos y elevará la cadera, variando el ángulo de penetración. Cuanto más inclinado sea el ángulo, más profunda será la penetración, por lo que si tienes un pene largo deberás tener cuidado para no lastimarla. Por cierto, tanto la Postura del Perrito como la del Sabueso son ideales para el sexo anal; aunque si quieres penetrarla analmente y luego por la vagina, deberás lavarte el pene o cambiarte el preservativo antes, para evitar una infección vaginal.
Cara a cara
Las posturas sexuales cara a cara, además de favorecer la intimidad, estimulan puntos vaginales distintos que las posturas por detrás. En cuanto al rol de dominación/sumisión, si bien no suele ser tan marcado en las posturas cara a cara, en estas que te propongo, sí lo son, porque el hombre domina todo el acto sexual.
Postura del Yunque y Arado
Esta postura es una combinación entre la del Yunque y la del Arado. En la Postura del Yunque, tu amante estará tumbada bocarriba en la cama, con los pies sobre tus hombros, mientras tú te tumbas sobre ella, con las piernas estiradas, y la penetras. En la Postura del Arado, ella estará recostada bocarriba, con el culo al borde de la cama, y tú la penetrarás de frente, arrodillado en el suelo, mientras ella entrelaza las piernas en tu cintura. Ambas son extremadamente profundas, por lo que deberás tener cuidado (sobre todo si tienes el pene largo) y no realizar movimientos penetrativos vigorosos ni amplios.
Postura de la Mariposa
He dejado para el final la joya de la corona: la Postura de la Mariposa ya que (como te expliqué en este artículo) es la más indicada para tener multiorgasmos, aunque no está indicada para mujeres con problemas de espalda (tampoco la del Yunque).
Como puedes ver en la ilustración, tu amante deberá acostarse bocarriba en una superficie resistente que esté a unos 30 cm por debajo de tu pelvis (una mesa es ideal) con el culo en el borde y los brazos extendidos a sus costados; tú te colocarás de pie frente a ella, la sujetarás del culo con las manos ayudándola a elevar la pelvis (para que sus omoplatos reposen en la superficie y sus corvas, en tus hombros) y la penetrarás de frente. Deberás ser tú el que imprima el ritmo, aunque ella podrá responder a tus movimientos aferrándose al borde de la superficie en la que está acostada y haciendo fuerza con los brazos.
La Postura de la Mariposa no solo proporciona multiorgasmos, también es
muy excitante a nivel psicológico porque potencia el rol de dominación/sumisión y podréis mantener el contacto visual en todo momento, a lo que se suma que puedes acariciar sus pechos, masturbar su clítoris y azotar sus muslos mientras la penetras. Por desgracia, toda moneda tiene su cruz: deberás tener cuidado con los movimientos amplios y vigorosos para no lastimarla ni fracturarte el pene contra su coxis.
Recibe más artículos como este en tu email (es GRATIS)