Hacer el amor durante el embarazo es un placer que no tienes por qué negarte. Y es que no hay ninguna contraindicación para que una mujer pueda tener sexo cuando está embarazada, salvo casos excepcionales en los que el médico lo haya desaconsejado. Para el resto, la mayoría, tener sexo en estado de gravidez es tan bueno para la salud física, como para liberar hormonas y sentirse querida, mimada, y transmitir esos sentimientos al futuro retoño.
Ya sabes que el embarazo es un momento mágico que solo dura 9 meses, pero sin sexo esos tres trimestres pueden pasar muy lentos. Así que, para que los disfrutes, te traigo este kamasutra ilustrado con 4 posturas para hacer el amor, sentada y de pie, dependiendo del mes de gestación en que te encuentres. Sigue leyendo…
Lo primero que debes tener en cuenta, y sobre todo tu pareja, es la vorágine de cambios que experimentarás durante las etapas del embarazo.
Los 3 primeros meses suelen ir acompañados de náuseas y otros malestares asociados a la alteración hormonal, que puede derivar en una disminución de la libido.
El segundo trimestre se considera un periodo de estado de gracia, pues el cuerpo ya se ha adaptado a la nueva situación, y aunque las hormonas siguen haciendo de las suyas, lo normal es que la excitación sobrevenga a menudo y combinada con un deseo sexual casi constante.
Ya en el último trimestre, el tamaño del vientre y los dolores de espalda pueden ocultar esa sensación mágica y dificultar que te sientas atractiva. Pero no te preocupes, un poco más de descanso y una buena pareja que adore tu barriga son más que suficientes para que sigas pensando en hacer el amor. La cuestión es, sin embargo, en qué posiciones te encontrarás suficientemente cómoda.
Posturas para hacer el amor sentada
Las posturas sexuales en las que te sientes sobre tu pareja permiten una posición agradable de tus senos, especialmente sensibles durante el embarazo.
1. La unión del loto
Como ves, es muy romántica y sencilla. Sobre una silla, o en el borde de la cama, tomas asiento en una posición perfecta para obtener penetraciones profundas y una agradable e intensa estimulación del clítoris. Tan solo tienes que pedir a tu pareja que sostenga tu espalda, para deslizarte suavemente y abrazarla con las piernas.
En los primeros tres meses: genial
El vientre aún tiene un tamaño normal, por lo que no notarás incomodidad… salvo que se abalance sobre tus pechos. Si fuese un impenitente sobón de tus senos, siempre puedes decirle que, en vez de las manos, use su lengua con ternura. En este estado, también puedes hacer las sentadillas que harías como si no estuvieras embarazada. Ya sabes, como el cabalgar de la clásica vaquera.
Entre el cuarto y el sexto mes: placentera
En este periodo es muy probable que tengas la libido por las nubes. Pero también debes tener en cuenta que tu barriga va creciendo, por lo que las sentadillas deberían tener menor recorrido.
En el último trimestre: incómoda
Solo deberías probarla si te ves con ganas, y muchas fuerzas. Ya habrás deducido que, aparte de los dolores de espalda, la barriga será un gran estorbo en esta posición. De cualquier modo, si insistes en practicarla a estas alturas, te recomiendo que una vez que te hayas sentado sobre él, muevas la pelvis desde atrás hacia delante, con el fin de masajear tu clítoris sobre su pubis.
2. La silla de la vaquera
Igual que la anterior, pero aún más cómoda y sencilla. Diría que es perfecta si te apetece un poco de morbo básico, pues es una de esas posturas para hacer el amor en la que no ves la cara de tu pareja (la persona que te penetra).
En los primeros tres meses: perfecta
Es una postura perfecta porque tú decides todo, tanto la profundidad como la velocidad de la penetración, además de mantener tus senos alejados del alcance de un pasional apretón. Y esto es fundamental en esos primeros meses en que no sabes exactamente qué demonios le está ocurriendo a tu cuerpo.
Entre el cuarto y el sexto mes: genial
También hará las delicias en ese segundo trimestre. Durante esos meses en que tu deseo por tener sexo es constante, puedes compaginar la penetración con la masturbación, bien con tu dedo, bien con un pequeño vibrador de clítoris.
En el último trimestre: cómoda
Ciertamente agradable para los últimos escarceos amorosos previos al alumbramiento. La escena es nítida: andas por casa con una cómoda camisola y, de repente, te das cuenta de que necesitas sexo, sexo, sexo. Pues bien, no tienes ni que desnudarte (tan solo hay que apartar un poco las braguitas).
Posturas para hacer el amor de pie
Las posturas sexuales que practiques de pie te permiten una posición óptima de tu pecho, además de un equilibrio extra.
3. La emboscada
Esta es una gran postura donde las haya, pues es ideal tanto para quienes ya disfrutan de juegos sexuales, como para proponer un momento de saludable indecencia a tu pareja. Ya sabes a qué me refiero: ¡Uy, cariño! ¿Me puedes mirar por detrás?
En los primeros tres meses: genial
Con las hormonas revueltas, hay que aprovechar cada pulsión libidinosa, donde sea. Al fin y al cabo, es como hacerlo estilo perrito (una de las posturas sexuales preferidas por la mayoría e ideales para la estimulación del Punto G), pero de pie. O… también puedes deleitarte con una espontánea sesión de sexo anal.
Entre el cuarto y el sexto mes: viciosamente placentera
Con las manos posadas sobre la pared, todavía puedes contrarrestar cualquier penetración un poco más fuerte de lo normal, sin que resulte doloroso o incómodo. Además, puedes añadir un poco de perversión poniéndole un anillo vibrador en el pene, al revés. ¡¿Cómo?! ¿Al revés? Sí, con el cabezal vibrador hacia abajo (sobre sus testículos), notarás una dulcísima estimulación de tu vulva, en cada embestida. Picante, ¿verdad? Echa un vistazo al anillo TOR 2, aquí.
En el último trimestre: agradable
Con los senos apartados de sus manos y las piernas fijando el equilibrio, puedes dejarte “emboscar” hasta en los últimos meses de embarazo. Eso sí, dile que se lo tome con calma…
4. La sirena
Solo para los momentos veraniegos en los que sepas que de verdad te apetece hacer el amor. La cuestión es que ya sabes que bajo el agua no te puedes ayudar con lubricantes, así que lo debes tener claro. Eso sí, una vez en ello, te darás cuenta de que es una de las posturas para hacer el amor más relajantes.
En los primeros tres meses: placentera
El problema de las náuseas del embarazo temprano es, como decía, la disminución de la libido. Pero, si ya estás en el agua, puedes comenzar por masajear tu sexo con su pene, de pie frente a él, a modo test. Apóyate sobre sus hombros e introduce su miembro suavemente; pídele que te sujete la espalda y disfruta la penetración reposando sobre el agua. Ahora, solo tienes poner tus tendones de Aquiles por detrás de sus muslos, para impulsar tus caderas y disfrutar de sexo acuático.
Entre el cuarto y el sexto mes: genial
Es el periodo en el que puedes acusar el recibo de todos tus antojos de embarazada. Y si tienes piscina, ya sabes dónde señalar. Además, ya sabes que el agua calma todos los ardores y que los vibradores que recomendamos son sumergibles, tanto los que se usan a solas, como los que se disfrutan en pareja.
En el último trimestre: placentera
El agua es, sin duda, el principal aliado de la mujer embarazada; alivia el peso de la tripa y permite movimientos que, en esta fase, no se pueden realizar fuera de ella. Si el médico no pone objeciones a tus baños, ¿por qué no hacerlos con amor?