Películas eróticas

Tasso (des)monta la película: Lust, Caution o la puta necesidad de ser dominados

Creo recordar que era Woody Allen quien sostenía que «El sexo solo es sucio cuando se hace bien». Y, más allá de la ingeniosa ocurrencia, la aseveración tiene mucho de cierto. Resulta, además, que, si difícil es el buen sexo, casi tan difícil o más es saber contarlo. Así, tenemos un sinfín de autores de muy variadas disciplinas (de la literatura al cine) que, empeñados en contar el buen sexo (sucio), nos ofrecen unas pamplinas aderezadas con latiguillos y cachetitos en las nalgas, que no alcanzan a ser una adaptación de la respetabilísima Corín Tellado, tras una inoportuna resaca con brandi de garrafón.

No es el caso de la película Lust, Caution ni de su director, Ang Lee que, al igual que Woody Allen, de sexo algo sabe, y de cine… también.

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Película erótica: Lust, Caution

Sinopsis

El argumento de Lust, Caution (2007) esconde, bajo una aparente sencillez, la extrema complejidad del ser humano, de su ser sexuado y de su ser deseante. En la China ocupada por Japón, durante la Segunda Guerra Mundial, una chica (Tang Wei), idealista y repleta de ansias de libertad, urde un plan junto con otros compañeros estudiantes universitarios para eliminar a un colaboracionista chino, que ostenta un cargo de máxima responsabilidad en el gobierno impuesto por Japón. El plan prevé una primera aproximación a la mujer del mandatario, que pretenden asesinar, para ganarse paulatinamente la confianza de este. Se contempla que la joven tenga que convertirse en su amante…y así sucede.

El tipo en cuestión, interpretado magistralmente por Tony Leung (que servidora conoció deleitándose con otras películas del hongkonés Wong Kar-wai) es despiadado, cruel, advenedizo y no muestra fragilidad alguna ni rastro de duda a la hora de cumplir con los objetivos que el gobierno invasor le marca. Es el monstruo que repele, el que somete, el que exige el gesto heroico de la joven de tener que entregarse a él, como las vírgenes escogidas para el Minotauro, como la bella atrapada por la bestia. Y entonces, sucede algo… La repugnancia por el sometimiento al opresor se convierte en placer carnal ejercido desde el opresor. Y se da un principio ontológico de nuestra condición, que por más que queramos ocultarlo, emerge a poco que lo dejemos; a nuestro deseo le pone lo otro, a nuestro deseo le pone el interdicto que nos somete.

Tráiler

Algunas reflexiones a colación de la película

Cuando los «revolucionarios» de Mayo del 68 dejaban París sin abastecimiento, y un mundo nuevo de libertad sin sometimiento amanecía en sus cabezas, un brillante, intelectual, narcisista y –un tanto– engreído, les dijo: «Sois unos histéricos en busca de un nuevo amo… y lo vais a tener». El autor de esta sentencia era el psicoanalista Jacques Lacan y, con su observación, no hacía más que incidir en algo que ya, por ejemplo, fascinó a un jovencísimo Étienne de la Boétie en el siglo XVI, cuando escribió su Discurso sobre la servidumbre voluntaria: la necesidad, la puta imperante necesidad que tenemos de ser dominados… La imposibilidad de asumir nuestra propia libertad o lo que nos «pone» que nos mande cualquier necio que pase a nuestro lado.

Algunas escenas memorables de sexo… censuradas

Las escenas de sexo de Lust, Caution (censuradas en China, en la misma China que quiere ser liberada en la película) son, sencillamente, magistrales, las mejores que he visto en décadas. Con una coreografía precisa, tan rematadamente precisa que deviene salvaje. Dichas escenas permiten una lucha de fuerza, sentidos y tensiones entre los dos protagonistas, que se disuelven como actores, para emerger como seres humanos en esa agónica confrontación erótica que es la interacción sexual.  Así, desde el despliegue de los brazos que muestran las axilas peludas de la heroína, hasta las manos nervudas del ogro, que retiran su cinturón de las trabillas, todo está dispuesto en ese banquete carnal para que nos encendamos (y tardemos mucho tiempo, más que lo que dura el largometraje, en apagarnos).

Es también de Woody Allen aquella frase que reza: «hay dos cosas importantes en la vida. La primera es el sexo y de la segunda no me acuerdo». Después de ver Lust, Caution, a servidora le sucedió lo mismo.

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