Películas eróticas

«Fritz the Cat»: La primera película X animada estadounidense

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Orgías con conejitas, zorras y cerdos policías judíos (literalmente), black power de cuervos negros afroamericanos (literalmente, también), tetas psicodélicas, lluvia dorada, toneladas de marihuana, viajes con LSD, corrupción y violencia policial, atentados anarquistas, represión popular con napalm… Bienvenidos a Fritz the Cat, la primera película animada en recibir una calificación X en EEUU.

El gato Fritz

Fritz the Cat: La tira cómica de Robert Crumb

La película animada Fritz the Cat se basa en las tiras cómicas creadas en 1960 por Robert Crumb, uno de los fundadores del cómic underground y figura destacada de este movimiento. Ambientada en un Nueva York habitado por millones de animales antropomorfos, y más comedida en sus inicios, la tira fue evolucionando junto con la sociedad, para representar algunos de los vicios y defectos de la década de los 60, de un modo cáustico, grosero e irreverente.

Los personajes principales de Crumb, oriundos del Greenwich Village o del Haight-Ashbury, representan las características de la contracultura beat (antimaterialista, anticapitalista y antiautoritaria) y los estereotipos de los beatnik (obsesionados con el sexo desenfrenado, holgazanes, vándalos, violentos, delincuentes, drogadictos, pandilleros y antiamericanos), pero también involucrados en los movimientos raciales, la lucha contra las desigualdades y el descontento con la Guerra de Vietnam.

Y, claro está, el que mejor personifica ese asco vital, ese sentirse fuera de la sociedad (por no aceptarla ni ser, en el fondo, aceptado por ella), sin moralidad alguna (más que el vivir cada instante como si fuera el último y dejar el peor cadáver posible) es el gato Fritz, egocéntrico, narcisista, hedonista, machista, crápula, amoral y carente de toda ética.

La producción de Fritz the Cat

En 1969, el animador neoyorquino Ralph Bakshi descubrió el cómic en una librería del East Side y le propuso al productor Steve Krantz hacer una película. Aunque Robert Crumb se mostró interesado en un principio y les entregó algunos bocetos, finalmente se negó a firmar el contrato, porque tenía sus dudas; su esposa Dana, no, y cedió los derechos cinematográficos por 50 000 dólares y el diez por ciento de las ganancias (algo de lo que Crumb renegaría durante toda su vida, pues aborreció el resultado).

Más complicado aún fue encontrar padrinos. La Warner estaba interesada y aportó fondos, pero los retiró cuando Bakshi se negó a eliminar las escenas de sexo explícito y aceptar los actores de doblaje propuestos. Al final, Steve Krantz llegó a un acuerdo con Jerry Gross (que aceptó financiarla y distribuirla a través de su estudio Cinemation Industries, especializado en películas «de explotación») y con Saul Zaentz (productor y ejecutivo de Fantasy Records) que vendería el álbum de la banda sonora en su sello discográfico.

A pesar de ese apoyo, la inversión era muy inferior al de las grandes producciones animadas (unos 800 000 dólares) y tanto Bakshi como Krantz se plantearon abandonar. Sin embargo, lo que parecía un obstáculo, se convirtió en una bendición. En palabras del director: «Si luchas contra el presupuesto, a veces se te ocurre un pensamiento creativo que supera con creces lo que habrías hecho si tuvieras mucho dinero». Y así fue, aunque más que un pensamiento creativo, aquello fue una tormenta de ideas.

Una tormenta de ideas amorales

Fotografías de escenarios reales que luego fueron coloreadas y dibujadas, animación sin pruebas de lápiz, pistas de sonido real grabado sin permiso en barrios como Harlem, Lower East Side o Chinatown, junto a conversaciones de neoyorquinos en parques, bares y sinagogas, actores de doblaje desconocidos en su mayor parte (incluyendo a gente a la que se lo proponían por la calle)…

Una caótica genialidad tras otra, a las que se añaden los guiños de Bakshi a las películas de Walt Disney, como la escena de los disturbios en el vecindario afroamericano, en la que las siluetas de Mickey Mouse, Daisy y Donald animan a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos que está bombardeándolo con napalm; o los cuervos antropomorfos negros, que representan a los afroamericanos, en alusión a los de Dumbo (en especial, a su líder, Jim Crow, en referencia a las leyes del mismo nombre, que permitieron la segregación racial en EEUU hasta 1965), con conductas estereotipadas que escandalizaron a los propios animadores (uno se negó a dibujar a un cuervo negro disparando a un policía cerdo, sobra decir por qué).

De hecho, el mismo Bakshi reconoció que «comenzó a marearse» cuando, durante la producción de la película, pudo conseguir que los policías fueran cerdos antropomorfos y uno de ellos, un judío; «Oh, Dios mío, ¿un cerdo judío?, pensé»

We’re not rated X for nothin’, baby!

Antes del estreno de Fritz the Cat, en 1972, la distribuidora de Jerry Gross la publicitó como «la primera caricatura pornográfica», con eslogan como «90 minutos de violencia, excitación y SEXO. . . ¡Está clasificado y animado X!», la frase «We’re not rated X for nothin’, baby!» en el cartel principal o la proyección de Kureopatora (Cleopatra), del japonés Osamu Tezuka, dios del manga y el anime, estrenada como la primera película animada con clasificación X, apenas tres días antes, bajo el nuevo título de Cleopatra: Queen of Sex (Cleopatra: Reina del sexo).

Pero al igual que Kureopatora, Fritz the Cat no era pornográfica, aunque contuviera sexo explícito, sino (como el mismo Bakshi declaró) una película «política, con relevancia social». El ejemplo perfecto de ello es su escena inicial, en la que tres obreros de la construcción hablan sobre los temas que preocupaban en aquella década (de hecho, el diálogo es real; el director pagó 100 pavos a dos trabajadores, charló con ellos mientras bebían whisky escocés y grabó la conversación), como el consumo de drogas, el amor libre y el clima social y político de finales de los 60.

En palabras de Karl F. Cohen, Fritz the Cat «es un producto de la política radical de la época. La representación de Bakshi de la vida de Fritz es colorida, divertida, sexista, cruda, violenta e indignante».

¡Siiiiiiiiií! ¡Tienes que verla!

Más abajo encontrarás el enlace al film.

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Enlace a la película: Fritz the Cat

Fuentes
Michael Barrier . The Filming of Fritz the Cat. Reprinted from Funnyworld.
Fritz the Cat .