Escenas sexuales explícitas en las que una mujer se masturba con una vasija mientras recrimina a su amante que no la satisface, vulvas abiertas que piden ser penetradas en la postura del perrito, comentarios tan procaces como los de la ilustración shunga, Sueño de la esposa del pescador, personajes caricaturizados con orondas barrigas, calvicies incipientes y penes de tamaño descomunal que no tienen nada que envidiar a los falos de los festivales de fertilidad japoneses ni al del relieve romano encontrado en España…
¿De qué hablas, Brenda?, ¿de un anime de Osamu Tezuka?, ¿de un manga ero guro nonsensu?, ¿de un capítulo de Escuela infame? Frío, frío, frío. No, no hablo de una obra contemporánea, sino del primer cómic pornográfico de la historia, elaborado 1200 años antes de Cristo: el Papiro Erótico de Turín.
Descubrimiento del Papiro Erótico de Turín
El Papiro 55001 fue descubierto en el interior de una vasija, a principios del siglo XIX, durante unas excavaciones en Set Maat (nombre egipcio) o Deir el-Medina (nombre árabe), un poblado egipcio de obreros, escribas y artesanos fundado por Tutmosis I, faraón de la dinastía XVIII, a la entrada del Valle de las Reinas y cerca del Valle de los Reyes. Los detalles de la vida cotidiana de los moradores del poblado, que tuvo su máximo periodo de esplendor durante el reinado de Ramsés II, se conoce gracias a los ostracas, fragmentos calcáreos o de cerámica que utilizaban los escribas o aprendices de escriba como borradores para aprender a escribir o pintar, debido al alto coste de los papiros, que eran utilizados para documentos oficiales. El hecho de que en esta zona también se hayan encontrado ostracas con dibujos eróticos y satíricos ha dado lugar a la teoría de que probablemente existiera una cantera de artistas en Set Maat dedicada a realizar representaciones eróticas para los ciudadanos.
El papiro, de 2,59 metros de longitud y 25 centímetros de ancho, fechado entre los reinados de los faraones Ramsés II y Ramsés VI (1289-1135 a. C.), constaba de dos partes. En el tercio superior, escenas antropomórficas de contenido satírico o humorístico, en las que diversos animales realizan tareas humanas como, por ejemplo, tocar instrumentos, conducir carros o subir escaleras. En la segunda sección, doce viñetas eróticas con diferentes escenas y posturas sexuales tan explícitas que el padre de la egiptología, Jean Françoise Champolion, afirmó, tras analizarlas «El papiro tiene imágenes tan monstruosas y obscenas, que me dieron una impresión muy extraña del comportamiento y sabiduría de los egipcios».
Hipótesis sobre el Papiro Erótico de Turín
Hay diversas teorías en cuanto al origen y función de la pieza. Algunos historiadores consideran que es una suerte de Kama-Sutra egipcio (que se adelantó en unos 1.500 años al tratado amatorio hindú escrito en sánscrito por Vatsiaiana), en el que se muestran posturas sexuales acrobáticas (si bien con una clara preferencia por el coito a tergo o posición del perrito). Sin embargo, tanto el Museo Egipcio de Turín (en donde se encuentra el papiro) como la mayoría de los estudiosos de este niegan esta teoría y se decantan por considerar que es «una composición pictórica cómica, en la que el artista enfatizó la extenuación de los actos y las posiciones incómodas y acrobáticas», con el objetivo de divertir a la nobleza o a los trabajadores de Set Maat.
Divertimento del pueblo
Algunos estudiosos aventuran que el Papiro Erótico de Turín, encontrado en la que fue vivienda de los trabajadores que construyeron el Valle de los Reyes, fue creado para divertir a estos, como una suerte de cómic o manga erótico al estilo del Shunga japonés, al contener textos jeroglíficos en hierático, con un tono procaz como «Ven detrás de mí con tu amor, ¡oh Sol! Has encontrado mi corazón exaltado, ejercita mi deleite» o «Buena es para ti mi vulva», que acompañan a escenas sexuales dibujadas en tono humorístico (como la que muestra a un cliente desfallecido, mientras una prostituta hace todo lo posible para que se recomponga) y caricaturesco (los hombres son representados de una manera grotesca (edad avanzada, calvos, feos, con una enorme panza y pene exageradamente grande), a diferencia de las mujeres (núbiles o adolescentes, con la belleza erótica clásica del arte faraónico) que parecen dominar el acto sexual, en un escenario con el que se identificaría el pueblo (probablemente un prostíbulo o «casa de cerveza», donde las prostitutas entretenían a los clientes con danzas, música, bebidas y, claro está, sexo).
A esta hipótesis se añade otra, que el Papiro 55001 no represente a hombres con características similares, sino al mismo hombre con mujeres distintas, que podría ser un miembro de la aristocracia del que poder burlarse o, según nacho Ares, el mismísimo Ramsés II: «El papiro hace una breve reseña de las licenciosas costumbres de las que gustaba un Ramsés ya entrado en años. Se describe cómo las muchachas recién llegadas a palacio hacían todo lo posible por hacerse con los favores de su faraón. Así, se presentaban ante él y tras un estimulante striptease se acercaban a su señor, abriendo los muslos y mostrando todo aquello que el rey se perdería si las llegara a rechazar. Seguidamente, Ramsés, harto de tan “insulso” desfile de modelos, organizaba algo mucho más excitante para su calenturienta cabeza: hacía entrar en el gran salón del palacio carros repletos de muchachitas en las posturas más inverosímiles, gritando y jadeando como auténticas bestias en celo».
Encargo privado
Otros autores, como el egiptólogo francés Pascal Vernus, defienden que, dada la alta calidad artística de las ilustraciones y la continuación entre la sección animal y la erótica o pornográfica, el Papiro 55001 tenía la intención de divertir a los miembros de la aristocracia al retratar transgresiones absurdas de los estándares aristocráticos de comportamiento y que, probablemente, perteneciera a un hombre de clase social alta, que lo encargó a un artista para su disfrute y el de sus invitados, al estilo de otras obras eróticas o pornográficas como el cuadro El origen del mundo, películas como las de Alfonso XIII o los relojes eróticos.
Por el contrario, el Museo Egipcio de Turín afirma que esta composición pictórica cómica se burla de las clases bajas: «El artista enfatizó la extenuación de los actos y las posiciones incómodas y acrobáticas en las que algunos hombres tienen relaciones sexuales con mujeres. La apariencia física de los hombres es una caricatura de las personas de clase baja. Sus cabezas calvas y sus rostros sin afeitar los delatan como miembros de la clase social de trabajadores manuales y campesinos, que no tienen el tiempo ni los medios para cuidar sus cuerpos. La sexualidad casi nunca se exhibe en los monumentos y objetos de la élite. Por lo tanto, la actividad representada aquí pretende ser obscena, aunque el costoso medio de papiro indica que este es un objeto destinado a ser utilizado por personas de clase alta, que obtenían placer al sentirse superiores a estos hombres obscenos, groseros y vulgares».
La importancia histórica del Papiro Erótico de Turín
Tanto si es un «cómic» erótico-humorístico para las clases bajas o uno para las clases altas, resulta indudable la importancia del Papiro 55001 para conocer la civilización egipcia durante el reinado de Ramsés II, ya que plasma aspectos de su cultura y está cargado de un fuerte simbolismo.
Por un lado, aparecen escenas cotidianas en el interior de las casas de cerveza o prostíbulos egipcios, como las jarras de esta bebida, frascos que probablemente contuvieran lubricantes para el sexo anal o arcones en los que las prostitutas guardaban sus pertenencias. Además, se pueden apreciar elementos asociados a la belleza y al cuidado personal (pelucas, cosméticos, perfumes, ropajes) y al ocio que ofrecían a sus clientes durante los encuentros eróticos (danza, baile y música con arpas, flautas y sistros)
Por otro lado, el Papiro Erótico de Turín contiene símbolos relacionados con el erotismo, como el espejo de Hathor, diosa del amor, la sexualidad, la música, la danza, la fiesta y la alegría, o el sistro, instrumento sagrado asociado a esta deidad; elementos vegetales como la flor de loto, símbolo de creación, fertilidad, renacimiento, fuerza y poder (que también se utilizaba en fiestas, rituales y encuentros sexuales, debido a sus propiedades psicotrópicas) y elementos animales, como los monos (relacionados con el goce erótico y sexual, además de ser unas mascotas muy apreciadas).
Estas características, sumadas al hecho de ser el único papiro egipcio pornográfico encontrado hasta esa fecha, le confieren un valor histórico incalculable. A pesar de ello, la pieza estuvo oculta en los fondos del Museo Egipcio de Turín (al que debe su sobrenombre) y solo era mostrada, previa petición fundada, a unos pocos privilegiados. Por fortuna, en 1973, el museo decidió exponerla al público en general y desde entonces, todos podemos disfrutar de ella en la Sala 06 Cornice.