Hace unos años, en televisión, se emitía un anuncio que mostraba dos tocadiscos. En uno giraba un disco azul y en otro, uno rosa. ¿Os acordáis? El disco azul iba más rápido y el rosa, más lento. Modificando la velocidad de reproducción, los discos se sincronizaban y la música conseguía un acople perfecto. Azul, rosa, más rápido, más lento… ¡bingo! Era una metáfora del hombre, la mujer y su respuesta sexual. Todo ello para vender un preservativo que, decían, «acelera a la chica y retrasa al chico». El anuncio era tan ingenioso como dañino, ya que alimentaba el mito del orgasmo simultáneo.
El orgasmo simultáneo
El mito del orgasmo simultáneo nos dice que el placer sexual en pareja es mayor si el clímax se alcanza a la vez. Se completa con la idea de que la sincronía perfecta es señal de parejas enamoradas. Y ambas cosas son incorrectas: ni el placer es mayor por llegar a la vez ni el clímax sincronizado se da más (ni menos) en un entorno romántico.
El orgasmo es un placer individual
Master y Johnson, los conocidos investigadores de la sexualidad humana, definieron la respuesta sexual de hombres y mujeres allá por la década de 1960 y concluyeron que había unas fases comunes (excitación, meseta, orgasmo y resolución) que se desarrollan de forma diferente en ellos y en ellas.
Los hombres tienen una fase de excitación más rápida, llegan antes al orgasmo y tienen un periodo refractario mayor (tras la resolución, el tiempo de recuperación necesario para conseguir una nueva respuesta sexual). Ellas van más lentas en su excitación y, en consecuencia, necesitan más tiempo para conseguir el orgasmo. Eso sí, una vez conseguido, su periodo refractario es menor y pueden, incluso, encadenar varios orgasmos seguidos.
Es decir, generalizando, hombres y mujeres no estamos sincronizados. Pero sobre la base de esto se diseñan preservativos, con sus correspondientes anuncios, para retrasar a unos y adelantar a otras. ¿Podríamos sincronizarlos con un tipo de preservativo? Bueno, todo a su tiempo, volveremos más adelante sobre esto aunque, sí, seguramente estás pensando en la respuesta correcta.
Viendo estos modelos, se intuye complicado unificar ritmos para que el orgasmo, que en los hombres dura unos 7 segundos y en las mujeres unos 15, se dé exactamente en el mismo momento.
En este punto, alguien podría pensar que si la relación se da entre dos mujeres o entre dos hombres sería más sencillo sincronizar la respuesta sexual. Añado aquí otra variable: la diversidad individual. Los patrones de conducta dan una respuesta media, generalizada, pero luego cada persona experimenta su propia respuesta y su propio orgasmo. Es decir, que incluso aplicando la misma estimulación, en los mismos puntos, con el mismo ritmo e intensidad, cada uno reaccionará de forma particular. Porque los puntos a estimular son diferentes para cada persona, porque el ritmo y la intensidad dependen del momento en que esté cada uno, porque también influye en qué se está pensando… En definitiva, sean encuentros entre personas del mismo sexo o de diferente sexo se trata de un propósito complicado.
¿Complicado significa imposible?
No es imposible conseguir el orgasmo simultáneo, es más, hay artículos y libros con técnicas y consejos para lograrlo que, resumiéndolos, se concretan en dos puntos: un buen conocimiento de uno mismo y una comunicación fluida con el otro (dos aspectos básicos en cualquier práctica sexual). Ahora bien, las cosas claras: llegar a la vez al clímax no proporciona mayor placer. Y es que el orgasmo, a solas o en compañía, es una experiencia individual.
El mayor problema que le veo al orgasmo simultáneo es que su consecución se convierta en el objetivo del encuentro sexual. Si llegar a la vez se convierte en la búsqueda del Santo Grial es posible que la pareja se obsesione, se frustre y acabe disfrutando menos.
Por otro lado, el pico máximo de placer es, como decía, una experiencia individual que requiere estar pendiente de las propias sensaciones y dejarse llevar. Para conseguir el clímax sincronizado hay que estar pendiente del otro y contenerse para no descontrolarse a destiempo, con lo que supone una contradicción con el propio disfrute que puede afectar negativamente. Es decir, a ver si por buscar el orgasmo a la vez nos despistamos y no conseguimos ninguno.
¡Ah!, por cierto, quedaba una respuesta pendiente. Como seguramente intuías, un preservativo NO va a conseguir que una pareja llegue a la vez al orgasmo. El encuentro sexual no es un simple acto mecánico y el placer depende de muchos factores.
El orgasmo simultáneo y las parejas enamoradas
Las películas románticas nos trasladan un mismo tipo de encuentro erótico donde el final es un gesto de placer, más o menos convincente, sincronizado. Pero el sexo en el cine (sea convencional o porno) es ficción y ese final, también lo es. Así que, aunque sea obvio por todo lo anterior, un orgasmo simultáneo no es prueba de mayor amor si se consigue, ni de menor si no se consigue.
Ahora bien, una pareja compenetrada, que se entienden bien, se descubren, se comunican, se divierten juntos, están pendientes del otro… si, además, cada uno conoce bien su propia respuesta sexual es posible que consigan con mayor facilidad ese orgasmo simultáneo.
Aunque, realmente, que lo logren o no, no importa demasiado. El objetivo no es el orgasmo a una, sino el placer y disfrute de los dos.