Curiosidades

Orejas de cornudo… digo, de conejo

Todos, y me atrevo a apostar que sin excepciones y antes de que la foto se dispare, le hemos hecho a alguien (o nos han hecho) un par de orejas de conejo. Sí, el gesto jocoso, pero no mal intencionado, en forma de V realizado con los dedos índice y medio justo detrás de la cabeza del susodicho en cuestión y sin que este se percate. No obstante, ¿quizás sois sabedores de su origen sexual y, por ende, de su verdadero significado?

Y adelantándome a posibles erradas conjeturas, no, no tiene nada qué ver con el logo de «Playboy», ese mamífero lagomorfo (¡no roedor!) que luce una pajarita y que fue diseñado por Art Paul para la segunda edición de la homónima revista de Hugh Hefner.

Remontémonos a la Edad Media, no sin especificar que lo del origen sexual estaba más bien enfocado a la vida carnal de la esposa. Bueno, ahora lo entenderéis…

Relatan que, por entonces, las orejas de conejo se conocían de manera popular como «cuernos de cornudo», y no, no eran cosa de broma. Este gesto era, en realidad, humillante, un distintivo dedicado a aquellos varones cuyas mujeres les habían sido infieles o se suponía que así había sido. Y la creencia dictaminaba que, si estas eran adúlteras (a grandes rasgos), era por falta de virilidad; véase en el caso de los venados o los carneros, que son los machos los poseedores de característicos cuernos o cornamentas. Así que, a esos hombres, a base de un ademán, se les añadía a modo de mofa lo que les faltaba: astas, cuernos, hombría; a fin de cuentas, «machosidad», que inventarían algunos el palabro. Otras versiones sugieren que aluden a la temporada de apareamiento de determinadas especies y, por tanto, al desafío por cubrir a la mayor cantidad de hembras, o hasta al polvo de cuernos de rinoceronte que se comercializaba en la época con propósito afrodisíaco.

Cabe resaltar el origen de la palabra «cornudo» allá en el siglo XIII, que se presentó por primera vez en el poema anónimo «El búho y el ruiseñor». Dicho término «per se» derivaba del pájaro cuco, el cual tiene por costumbre poner sus huevos en nidos ajenos

También se rumorea que el gesto podría simbolizar a la par las orejas de asno, comúnmente empleadas como insulto, refiriéndose a la estupidez (equivocada, pues estos animales son muy inteligentes). Sea como fuere, los dos deditos llegaron a ser protagonistas hasta en el arte:

François Bunel, actores de la Commedia Dell ‘Arte  – 1590

Otros relacionan al conejo con el célebre gesto italiano de la «mano cornuta», achacándolo de ser el primigenio llevado a cabo con el dedo índice y meñique en alza, mientras los otros dedos quedan recogidos en la mano. Sin embargo, el significado de este gesto, a su vez, guarda diversas interpretaciones, tales como apartar el mal de ojo, la mala suerte, como representación de Satanás, también entre los fans del «rock and roll» o, en efecto, tildar de cornudo, habiendo por eso de efectuarlo con énfasis y, sobre todo, mala baba.

¿Y cuándo empezó a cambiar la razón del ademán? Puede que a principios de los años 50 y con la costumbre de hacerse fotos caseras, entre amigos, introduciendo sanas jugarretas…, mas tampoco está nada claro.

Hoy en día, el símbolo de orejas de conejo ha evolucionado a un guiño amigable y desenfadado, totalmente alejado de acusaciones o burlas de felonía y por supuesto, desvinculado de cualquier asunto sexual.