Adopta a un tío – Extracto de «Lo que no sabía de mí»

En exclusiva para el blog de LELO, Adopta a un tío, extracto de la novela Lo que no sabía de mí, de Sibila Freijo.

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Nota sobre derechos de autor y publicación: todos los extractos que publicamos de esta novela erótica han sido escogidos y autorizados en exclusiva para su publicación online por la autora y su editorial para Volonté, el blog de LELO.

Novela erótica

Adopta a un tío 

Mi porvenir sentimental es tan incierto y desolador que no tengo más remedio que tirar de Internet, el único lugar donde el futuro no importa y se puede forzar. Me meto en el «Adopta un tío» a ver si hay algo interesante y por una vez, parece que sí. Me ha escrito un tío que no está mal. Tiene solo una foto y algo borrosa pero parece atractivo. Cuarenta años. Dice trabajar en un diario de tirada nacional. Eso hace que me fíe un poco más de él.

Empezamos a chatear casi todas las noches de esa semana, de todo y de nada, como suele hacerse. De pelis, de libros, de nuestros trabajos…lo típico. Le doy mi Whatsapp. Siempre digo en los primeros mensajes que tengo niños, de momento nadie ha puesto pega. Creí que sería peor.

El sábado por la mañana hace bueno, así que me siento a desayunar con el periódico debajo de casa, en una de las terrazas de la Plaza de Olavide, antes de ir a mi clase de Bikram Yoga. Veo que tengo un Whatsapp suyo.

Novela erótica«Hola, Carlota, soy Juan. Quería sugerirte que nos viéramos este finde. Estoy seguro que después de toda la charleta de esta semana nos vamos a gustar. Te iba proponer algo un poco fuerte. No creas que hago estas cosas pero me apetecería mucho hacerlo contigo. Me noto con una confianza que nunca he tenido con nadie de Internet».

«Hola..cuenta..me tienes en ascuas. Soy toda oídos. Será algo bueno…».

Espero una invitación al cine, al teatro a cenar..lo típico. Pero no…

«Pues quería proponerte que vinieras a mi casa directamente para acostarnos».

«¿Así sin tomarnos nada y sin conocernos de nada? Yo no hago eso. Ten en cuenta que soy nueva en esto. Me acabo de separar».

«Pues me encantaría que lo hicieras esta vez. Para mí también es una aventura pero no sé, me he sentido con la confianza de proponértelo. Conmigo no vas a tener ningún problema y te voy a tratar como a una reina, puedes estar segura. Simplemente me apetece hacer algo distinto, más excitante. Ahorrémonos las cañas y pasemos directamente al postre».

Me muero de miedo pero la verdad la idea me resulta muy tentadora

«En principio, no –le escribo. Pero déjame pensarlo y te digo algo».

«Ok, pero confía en mí, y si decides no hacerlo, por supuesto querré conocerte igual».

A las dos horas le digo que sí. Qué coño. La fortuna sonríe a los valientes, Hay que arriesgarse. Recuerdo mi lema: «amor, viajes y aventuras». Quedamos para vernos al día siguiente.

Novela eróticaDurante ese sábado no hace más que mandarme mensajes muy explícitos «¿Qué quieres que te haga? ¿Qué juguetes quieres que utilicemos? Me pongo cachondo solo de pensar todo lo que vamos a hacer». En una de esas estoy con los niños pagando en la cola de un Zara y miro el Whatsaap: «¿Te gusta el sexo anal?» Se me cae el teléfono al suelo del susto. Le contesto: «Oye, que yo me conformo con un polvo normal». En realidad, me gustaría uno salvaje pero estoy muerta de miedo, esa es la verdad.

Llega el gran día, el domingo. Pese a que estamos a finales de octubre hace muy bueno. Los niños y yo quedamos en las terrazas del Lago de la Casa de Campo para comer con Eva. En ocasiones, muy de vez en cuando, nos vemos fuera del trabajo

«He quedado esta noche para acostarme con uno, pero directamente, en su casa» -le digo. Los críos van delante, entretenidos peleándose.

«¿Qué me cuentas? Joder, Carlota, ya sabes que yo soy la primera que te animo a hacer eso pero tía, ten cuidado. Me parece un poco imprudente. No sabes nada de él. ¿Y si te pasa algo? ¿Está bueno?».

«Pues si me pasa, me pasó, Eva, con miedo no hago nada. Quiero sentirme viva, experimentar cosas nuevas. Llevo años haciendo vida de vieja. No hago más que currar y cuidar de mis hijos. Necesito gasolina, una aventura… Todo va a ir bien, ya verás. Estoy nerviosísima, no he pegado ojo en toda la noche. Me ha dicho que me va a hacer de todo…».

Novela eróticaEva acaba dándome su bendición cuando ve la foto de Juan, pero un poco a regañadientes. Me hace prometer que le mandaré su dirección por si acaso es un maníaco que tiene pensado asesinarme y meterme en un congelador cortada en trocitos.

«Si tiene pensado hacerme todo eso espero que antes por lo menos me eche un buen polvo», respondo.

Llega la hora de vestirme para matar. Saco del cajón un corpiño y un liguero que me compré el otro día. El corpiño consigo ponérmelo retorciéndome como puedo para abrochar los corchetes. Me hace más tetas de las que  tengo. El liguero me cuesta trabajo, no sé cómo va. Tardo lo mío en enganchar las medias con las ligas. Qué duro es esto de ser sexy y que paciencia hay que tener. Vaya suerte tenían las mujeres de la edad de Piedra. Cuando acabo con la operación y me miro en el espejo veo que el esfuerzo ha merecido la pena. Parezco salida de una peli porno. Recordar esta idea para mi cuaderno de notas mental: «cuando hayas quedado con un tío y te parezcas en algo a una actriz porno es que vas bien, por lo menos para el tío».

Siempre he sido muy peliculera y me fascinan esas escenas en el cine donde la chica se presenta en casa del chico desnuda bajo un abrigo de pieles. Ya que estoy en plan «de perdidos al río» decido no ponerme nada. Nada de ropa. Así que llevo únicamente una gabardina negra abrochada y atada con un cinturón. Y por supuesto, los tacones de doce centímetros que aún no le he devuelto a Josen. El efecto gabardina negra, medias negras, taconazos es brutal, aún más sabiendo que no hay nada debajo.

Ya puedes leer el siguiente capítulo de esta novela erótica, aquí: Corsé y gabardina – Extracto de «Lo que no sabía de mí»

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