“Hay que dejar de creer que la mujer siempre es una víctima”
Catherine Millet – El País – 13 de enero de 2018
Catherine Millet es una escritora, crítica de arte y comisaria de exposiciones muy importantes, nacida en Francia, en 1948. Se incorpora en 1968 como crítica de arte en Lettres françaises, una revista cultural dirigida por Louis Aragon. A partir de ese momento, empieza a publicar artículos en numerosas revistas de arte en Francia y en el extranjero.
En 1972, crea la prestigiosa revista Art Press, con Daniel Templon y el coleccionista Hubert Goldet. Hoy, sigue siendo directora de la revista junto a Jean-Pierre de Kerraoul.
Gran personalidad del arte contemporáneo, se hace conocer en 2001 “al gran público” con su libro La Vida Sexual de Catherine M.
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El libro que lo cambió todo: La Vida Sexual de Catherine M.
La Vida sexual de Catherine M. es un relato autobiográfico de Millet, que obtuvo el premio literario francés Sade. Traducido a más de 40 idiomas, la autora ha vendido 800 000 ejemplares en Francia y 2.500.000 en el mundo entero. Su libro fue uno de los escándalos y de los éxitos literarios del año 2001.
En su libro, Millet relata con todo lujo de detalles sus experiencias sexuales a lo largo de su vida.
Se distribuyen en cuatro capítulos: El Número, El Espacio, El Espacio Replegado y Detalles, para evitar la narración cronológica.
La particularidad del relato reside en el hecho de que se trata de la vida sexual (llamada) libertina de Catherine, una mujer menuda de rostro anodino. El personaje confiesa haber tenido un número incalculable de parejas “anónimas”, que opone a las relaciones con conocidos desde su juventud, por carecer de consideraciones morales negativas respecto a la sexualidad. Millet se inscribe en la corriente filosófica de los libertinos y en la literatura de la novela libertina, muy presente en Francia en los siglos XVIII y XIX y que incluye a Sade y Laclos, entre otros.
El texto juega con un contraste fuerte entre el sujeto (muy a menudo crudo, la sexualidad es descrita con una inquietud absoluta del detalle) y la forma (un lenguaje voluntariamente preciso y quirúrgico). La descripción tan precisa de escenas sexuales, como si Millet fuera un cirujano con un bisturí entre las manos, ha dividido a los críticos literarios. Como suele pasar con este tipo de relato autobiográfico con connotaciones claramente sexuales, algunos ven el libro como un hito a favor de la libertad de las mujeres y otros lo consideran simplemente pornografía asquerosa.
En algunos momentos, el libro se parece más a un ensayo en el que la autora no duda en desarrollar múltiples micro-análisis, sin miedo a teorizar sobre sus experiencias sexuales.
A partir de ese libro, empieza a escribir otros, algunos igualmente autobiográficos.
Una mujer polémica
No sé si la gente asocia a Catherine Millet a su gran trayectoria en el mundo del arte por formar parte de la intelectualidad francesa, por sus libros y ensayos o simplemente por ser la directora de la prestigiosísima revista Art Press. Pero lo que sí es cierto es que su nombre suena. Y suena muy fuerte.
Es una de las cinco impulsoras del manifiesto de 100 mujeres francesas contra el movimiento #MeToo, originado en Estados Unidos. Para ella, este movimiento es abyecto y refleja un regreso a la moral victoriana, al puritanismo más rancio, desatado por el caso del productor norteamericano Harvey Weinstein quien, recordémoslo, fue acusado y denunciado por acoso y agresiones sexuales por parte de un gran número de mujeres. Concretamente, el 5 de octubre de 2017, The New York Times y The New Yorker publicaron decenas de acusaciones en su contra por acoso, abuso sexual e incluso violaciones.
Catherine Millet da la réplica contra el movimiento, a través de este manifiesto y junto a otras conocidas personalidades de la cultura francesa (como la actriz Catherine Deneuve, la cantante Ingrid Caven, la editora Joëlle Losfeld, la cineasta Brigitte Sy, la artista Gloria Friedmann o la ilustradora Stéphanie Blake, entre otras) y advierte de los métodos y consecuencias nefastas del #MeToo. La tribuna se publicó en el diario Le Monde el pasado 9 de enero de 2018.
Os dejo algunos fragmentos de este manifiesto:
“El filósofo Ruwen Ogien defendió la libertad de ofender como algo indispensable para la creación artística. De la misma manera, nosotras defendemos una libertad de importunar, indispensable para la libertad sexual”.
“La violación es un crimen. Pero la seducción insistente o torpe no es un delito, ni la galantería una agresión machista”.
“Desde el caso Weinstein se ha producido una toma de conciencia sobre la violencia sexual ejercida contra las mujeres, especialmente en el marco profesional, donde ciertos hombres abusan de su poder. Eso era necesario. Pero esta liberación de la palabra se transforma en lo contrario: se nos ordena hablar como es debido y callarnos lo que moleste, y quienes se niegan a plegarse ante esas órdenes son vistas como traidoras y cómplices”.
“Como mujeres, no nos reconocemos en este feminismo que, más allá de la denuncia de los abusos de poder, toma el rostro del odio a los hombres y a la sexualidad”.
Estas declaraciones, que van en contra del discurso feminista hegemónico actual, generaron malestar en todo el mundo y, particularmente, en Francia.
Id más allá de la polémica…
Al margen de que estéis de acuerdo o no con el manifiesto, considero importante conocer la obra de Catherine Millet. Al menos, su libro La Vida Sexual de Catherine M. porque es una pequeña joya literaria que incomoda, sí, pero que es, para los/as que todavía saben apreciar la buena literatura erótica, tremendamente gratificante. Este libro es, también, su manera de demostrar su derecho y su libertad de importunar.