El otro día vi la película Glass Onion y cuando mencionaron la kombucha de Jared Leto (que por cieto, no existe), recordé la anécdota que protagonizó en 2016, mientras presentaba el Oscar al mejor diseño de producción. «Sin las geniales contribuciones de maquilladores y estilistas, no nos perderíamos en películas clásicas como El Padrino, El Hombre Elefante, Toro Salvaje, Magic Mike 2. Pero seamos honestos, merecen un premio solo por aguantarnos a los actores, sin mencionar las prótesis, las pelucas, el merkin ocasional. Si te estás riendo, explícaselo a la persona que está a tu lado, y si no lo estás, búscalo en Google». Y sí, los del mundillo cinematográfico se rieron, otros lo buscamos en Google y los seguidores de Leto tuvieron la respuesta gráfica poco después: un merkin era un postizo púbico.
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Orígenes del merkin o postizo púbico
Según The Oxford Companion To The Body, el uso de los postizos púbicos se remonta a 1450. En aquella época, las ladillas eran un problema muy molesto, por lo que las prostitutas (y también algunas damas de alta alcurnia) se afeitaban el pubis íntegramente y lo cubrían con un postizo sabedoras de que los caballeros lo preferían frondoso. Esta práctica no solo permitía eludir a los piojos púbicos (o, por lo menos, darles un cálido nido que no fuera el propio), sino también satisfacer las fantasías de los que las preferían rubias (o pelirrojas o morenas, para gustos, colores) y ocultar las secuelas de otras Infecciones de Transmisión Sexual, como verrugas o pústulas (considerando que la penicilina fue descubierta en 1928, no me extrañaría nada que los pubis tupidos de las prostitutas que actuaron en las primeras películas eróticas y pornográficas , como las de Alfonso XIII , fueran postizos).
Por lo visto, los postizos púbicos también servían para echarse unas risas, como un caballero que consiguió el merkin de una prostituta, lo secó, lo atusó con mimo y luego se lo regaló a un cardenal, diciéndole que era la barba de San Pedro. The Oxford Companion To The Body no aclara si el cardenal se tragó el engaño, pero considerando que eran, al igual que algunos reyes (como Eduardo VII), clientes asiduos de los burdeles, lo dudo mucho.
En cuanto al vocablo, según el Oxford English Dictionary, el primer uso escrito de «merkin» se remonta a 1617, y probablemente haya derivado de «malkin», un término en cuyas acepciones se encuentran «una especie de fregona que se utilizaba para limpiar los hornos de los panaderos», «fregona o esponja unida a un bastón articulado para frotar un cañón», «un gato» y «una liebre». No hace falta ser Einstein para captar las analogías.
El uso del merkin en el cine y teatro
Los merkins se utilizan en el séptimo arte y en el teatro por dos motivos: exigencias de los actores, (porque no quieren mostrar sus pubis) o de los directores o productores (porque al cubrir los genitales con un postizo, sortean la censura), y mostrar un vello púbico acorde con la época histórica.
Que se lo digan a Kate Winslet, que confesó en una entrevista: «Déjame que te cuente, The Reader no fue glamorosa para mí en lo que respecta al cuidado de mi vello corporal. Debía dejarlo crecer, porque no podías tener una depilación con una cinta de vello al estilo brasileño en 1950. Y por otra parte, a causa de años de depilación, como todas las mujeres saben, no crece en la forma normal. Hasta me fabricaron un merkin ya que estaban preocupados porque no me creciera el vello lo suficiente. Y les dije, «Muchachos, voy a tener que marcar mi límite con el tema de la peluca para el pubis, pero ustedes van a poder filmar mi entrepierna de cerca».
Aunque no todos exigen un postizo púbico; un ejemplo perfecto de esto es Nagisa Oshima, director de películas como Band of Ninja (adaptación del manga gekiga Ninja Bugei-cho, de Sanpei Shirato), Merry Christmas Mr. Lawrence y, claro está, El imperio de los sentidos , su obra maestra, en la que los actores principales, Tatsuya Fuji y Eiko Matsuda, no solo no llevaron merkin, sino que practicaron sexo real que incluía cunnilingus, felación con eyaculación en la boca, penetración vaginal y anal, y prácticas de BDSM como bondage, asfixia erótica o azotes.
Uso del merkin en la actualidad
Los principales compradores de merkin son profesionales del cine, la televisión y el teatro, que suelen escoger postizos realistas de cabello humano o de cabello humano mezclado con pelo de yak (quién iba a decirle al animalito de 2 metros y 1000 kilos de peso, que su pelaje iba a acabar cubriendo algo tan chiquitito).
También lo son los fetichistas y los kinkis, para los que la oferta de pelucas para el pubis es de lo más variopinta: tejidos, adornos, temáticas, accesorios… una deliciosa locura. Fetichistas… sí, en los últimos años, los amantes del vello púbico han sido clasificados en esta categoría por los de los pubis rasurados que emulan a los de las niñas, y no al revés; como dijo la sexóloga Magirena, «pensar que un hombre se excita con un pubis aniñado suena bastante perverso».
En 2018, la firma surcoreana Kaimin revolucionó la Semana de la Moda de Nueva York con una propuesta transgresora y reivindicativa: desfilar con merkins. Con este desfile pretendió transmitir un mensaje de «diversidad y tolerancia», «representar que la aceptación de la individualidad es la vagina humana» y que «todas las diferencias, incluso si no se comprenden completamente o no se están de acuerdo con ellas deben ser toleradas; todas las criaturas merecen espacio bajo el sol».
Quién sabe, lo mismo la depilación brasileña tiene sus días contados. Como dijo Francis Gareth en The Guardian: «La moda puede ser muy voluble. Y si hay un retorno a la densa maleza que a menudo se ve en las películas porno de los 70, entonces las mujeres enceradas y electrolizadas de hoy pueden estar buscando un merkin hasta que la naturaleza restaure su gloria completa».
A lo mejor Gareth es un visionario y las mujeres nos rebelemos un día contra la tiranía de la depilación integral, con o sin merkin, dejando que la naturaleza recupere aquello que le pertenece. Tiempo al tiempo.
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