Curiosidades

Cómo perder la cabeza por amor: El apareamiento de la mantis

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La época de apareamiento de la mantis suele comenzar a finales de verano y terminar a mediados de otoño (entre agosto y septiembre). La hembra segrega feromonas para atraer a los machos a su territorio, que pelean entre ellos para ganarse el derecho a copular. Si el ganador es aceptado, la rodea lentamente, salta a su dorso, pone sus antenas en contacto con las de ella y también sus estructuras genitales, y tras una cópula que puede durar ¡hasta dos horas!, deposita el espermatóforo en su interior y se aleja sin mirar atrás… si tiene suerte, claro, porque puede ser engullido antes, durante o después de aparearse.

El apareamiento de la mantis

Este comportamiento (denominado canibalismo sexual) es tan violento como fascinante: la hembra agarra a su pretendiente con sus patas delanteras (similares a garras), lo sujeta contra el tórax y comienza a devorarlo poco a poco. Empieza por los ojos y continúa por el resto de la cabeza, hasta decapitarlo completamente, y guarda la carne de los órganos sexuales del macho para la última parte de su festín, que puede terminar horas después.

Teorías sobre el canibalismo sexual de las mantis

En contra de la creencia popular, este comportamiento no ocurre en todas las especies de mantis (ni siquiera en la religiosa, que es una de las más de 2400 clasificadas en unos 430 géneros), ni se da en todas las ocasiones, ni está motivada por una cuestión de sadismo. Entonces ¿a qué obedece? Aunque no existen suficientes estudios al respecto, los investigadores manejan varias hipótesis sobre este tipo de canibalismo sexual:

Aporte nutricional. Una de las teorías más aceptadas es que la hembra devora al macho para obtener nutrientes y mejorar la producción y calidad de sus huevos. Por ejemplo, un estudio sobre la Pseudomantis albofimbriata reveló que las que habían devorado al macho «mejoraron sustancialmente su condición corporal y, posteriormente, produjeron cajas de huevos más pesadas que sus contrapartes no caníbales»; al igual que las participantes en otro estudio publicado en 2016 por la Royal Society, pertenecientes a la mántides religiosa Tenodera sinensis, que pusieron una cantidad mayor de huevos y de mejor calidad, tras devorar a los machos.

Mejora de la fertilización. Cuando la hembra decapita al macho, destruye el haz de nervios que se encuentra debajo de su garganta (y cuya función es controlar la conducta sexual); esto no solo provoca o facilita la salida de esperma, sino también que sea en su totalidad, debido a los movimientos compulsivos del cuerpo decapitado.

Selección natural. Algunas hembras solo devoran al macho cuando intenta copular con ellas, por lo que podría ser un modo de eliminar a los no aptos y, de paso, aprovechar sus nutrientes para optimizar la cópula futura con un macho que sí lo sea.

Estrés y cautividad. Otros investigadores defienden que el canibalismo sexual de las mantis es raro en la naturaleza (13-28%, que en el caso de la Mantis religiosa puede llegar al 31%) y más habitual en cautividad, en condiciones controladas de laboratorio, con ejemplares nacidos en cautiverio, a los que se incita a copular o a los que se priva de alimento, por lo que el comportamiento caníbal podría obedecer al estrés o a la necesidad de nutrientes extra. Por ejemplo, la cantidad de huevos que pusieron las hembras caníbales de Acheta domesticus, que formaron parte de un estudio publicado en Journal of Insect Behavior en 2021, fue similar a la que pusieron las no caníbales a las que habian dado raciones extra de grillos, «lo que sugiere que los machos mantis son equivalentes a otras presas, por unidad de masa corporal, en términos de sus efectos sobre la producción de huevos».

¿Un suicidio en bien de la procreación?

Se ha aventurado que el macho acepta y asume este sacrificio por un bien superior: la transmisión de sus genes y la perpetuación de su especie, al servir como alimento que mejorará la cantidad y calidad de los huevos.

Sin embargo, no parece que los machos quieran «perder la cabeza por amor». Por ejemplo, los de la mántides religiosa Parastagmatoptera tessellata prefieren aparearse con las hembras que no exhiben comportamientos agresivos, los de la Miomantis caffra se enfrentan físicamente con ella (hasta el punto de herirla en el abdomen) y la inmovilizan, para asegurarse la cópula y la supervivencia (el 60% no lo consigue y son devorados de todos modos), y otros despliegan todo tipo de comportamientos y artificios para salvar (literalmente) su cuello, como ofrecerles comida para tenerlas entretenidas durante el apareamiento, acercarse a ellas por detrás y con mucho sigilo para no ser detectados antes de tiempo; huir como mantis que lleva el diablo, en cuanto depositan su semen e, incluso, hacerse los muertos.

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Fuentes
Katherine L. Barry, Gregory I. Holwell, Marie E. Herberstein, Female praying mantids use sexual cannibalism as a foraging strategy to increase fecundity, Behavioral Ecology, Volume 19, Issue 4, July-August 2008, Pages 710–715.
Lawrence, S. E. (1992). Sexual cannibalism in the praying mantid, Mantis religiosa: A field study. Animal Behaviour, 43(4), 569–583.
Brown William D. and Barry Katherine L. 2016. Sexual cannibalism increases male material investment in offspring: quantifying terminal reproductive effort in a praying mantis. Proc. R. Soc. B. 28320160656.
O’Hara, M.K., Brown, W.D. Sexual Cannibalism Increases Female Egg Production in the Chinese Praying Mantid (Tenodera sinensis). J Insect Behav 34, 127–135 (2021).
Burke NW, Holwell GI. Male coercion and female injury in a sexually cannibalistic mantis. Biol Lett. 2021 Jan;17(1):20200811. Epub 2021 Jan 20. PMID: 33465328; PMCID: PMC7876600.
Romina C. Scardamaglia, Sandro Fosacheca, Lorena Pompilio, Sexual conflict in a sexually cannibalistic praying mantid: males prefer low-risk over high-risk females, Animal Behaviour, Volume 99, 2015, Pages 9-14, ISSN 0003-3472.