Durante la década de 1980, el Ero-gekiga , estilo de manga y anime Hentai caracterizado por su seriedad, realismo, violencia y sexo explícito, que predominó en Japón en las dos décadas anteriores, experimentó un lento declive debido a la aparición de revistas pornográficas con fotografías reales, el crecimiento de la cultura otaku y al nacimiento de una corriente artística que exploraría el complejo de Lolita con historias eróticas y sexuales entre hombres (adultos, por lo general) y niñas o adolescentes con rasgos aniñados: el Lolicon.
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Nacimiento del subgénero Lolicon
Aunque algunos mangakas como Osamu Tezuka («el dios del manga») o Gō Nagai (autor de Harenchi Gakuen o Escuela infame ) habían representado escenas eróticas con dibujos infantilizados, el nacimiento de este subgénero del Hentai se atribuye a Hideo Azuma, considerado «El padre del Lolicon», por ser el primero en representar actos sexuales entre personajes (por lo general, femeninos) aniñados, lindos y poco realistas (al estilo de Osamu Tezuka, del que fue su discípulo) y personajes adultos.
Azuma había dibujado, para la revista experimental COM de Tezuka y Weekly Shōnen Champion, historias con personajes aniñados y un humor subido de tono (como la serie Futari a 5-nin) que tuvieron mucho éxito y abrieron la puerta a otros artistas deseosos de explorar el subgénero. El sociólogo e historiador cultural de Japón, Mark McLelland, explica en The End of Cool Japan: Ethical, Legal, and Cultural Challenges to Japanese Popular Culture, que varios mangakas (entre los que se encontraba Hideo Azuma) comenzaron a reunirse en lugares como Manga Gallery, una cafetería en Ekoda, para hablar de la atracción por «chicas lindas y caricaturescas» como Clara, personaje del famoso anime infantil de Takahata Isao, Arupusu no shojo Haiji o Heidi (1974).
Estas reuniones serían el germen del fanzine Shibert, Shibe o Cibeles (1979), primer dōjinshi (obra autopublicada) erótico para hombres, en el que participaron Azuma Hideo, Yukao Oki, Ken Ebijijin y Soichi Nishina. La publicación, que tenía una portada totalmente negra (por lo que algunos la apodaron «El misterioso libro negro») y estaba plastificada, se distribuyó de mano a mano en el Comiket cosechando un notable éxito.
Lemon People
Shibert fue el origen del boom del Lolicon, que se explotaría en la década de 1980 en mangas bishōjo como Remon Pīpuru (Lemon People), considerada no solo la primera revista manga para adultos, lolicon y bishōjo, sino la más longeva de este género (1982-1998), solo superada por Comic LO a fines de la década de 2010.
Lemon People publicó historias de Lolicon de una gran variedad de géneros como humor, ciencia ficción, cyberpunk, ópera espacial, fantasía, terror y parodia, contó con autores tan relevantes como Hideo Azuma, Yoshihiro Yonezawa o Fumio Nakajima, y dio lugar a Lolita Anime, una colección de animes para adultos (OVA) con historias hentai, BDSM y Lolicon.
Rorikon o Lolicon: Lolita complex
La mayoría de los especialistas insisten en la importancia de diferenciar el género Rorikon en sus inicios del Lolicon del Otaku, predominante en la actualidad. El Rorikon (del que proviene el término Lolicon) es el vocablo resultante de la contracción de la frase «Lolita Complex» (Complejo de Lolita), extraído de The Lolita Complex (El complejo de Lolita. Análisis clínico) de Russell Trainer (1966), un trabajo de psicología en el que el autor ahonda en la atracción de hombres adultos hacia mujeres púberes y prepúberes (como en la célebre Lolita de Vladimir Nabokov).
En la década de 1970, el término Lolicon se utilizó en Japón para describir a hombres con preferencias sexuales por niñas, adolescentes y mujeres con aspecto aniñado y para el género de manga y anime con historias eróticas y sexuales entre personajes adultos masculinos y «lolis», personajes femeninos prepúberes, adolescentes o de apariencia infantil.
El problema ético que suscitó (y sigue suscitando) el Lolicon es si los lectores se sentían atraídos por los personajes ficticios en sí o eran pedófilos encubiertos. Según la cultura Otaku (fanáticos del manga y el anime), el deseo sexual se circunscribe a los personajes femeninos dulces, tiernos, ingenuos y aniñados, a las chicas lindas del bishōjo, con rasgos de estilo kawaii; es decir, se desea a los personajes en sí (como oposición a la realidad), no a niñas ni adolescentes.
Sin embargo, es indudable que algunos de los creadores de este género y sus lectores sí sentían atracción hacia menores. El ejemplo más evidente es Ken Hirukogami, al que muchos consideran el verdadero precursor del Lolicon y apodan «Dios del Rorikon», ya que la creación de Shibert y su influencia en Hideo Azuma fueron evidentes. Ken Hirogami era conocido en los círculos del Comiket por vender novelas autopublicadas y mangas para adultos con temas pedófilos, incluyendo Love Chestnut Rat (1978), considerado por algunos como el primer lolicon doujinshi. Además, era un cliente habitual de Manga Gallery y se reunió en muchas ocasiones con los creadores de Shibert y contribuyó de manera evidente a su creación. A pesar de ello, Ken Hirogami ha sido condenado al ostracismo y su nombre es prácticamente tabú entre los otaku. ¿Por qué? Por incluir fotografías reales de niñas en Shibert, hacer apología de la pedofilia en ensayos y confesar en su autobiografía gustos oscuros y perversos.
Controversia en torno al Lolicon
Aunque el Lolicon evolucionó a personajes adolescentes y adultos, que son representados con rasgos aniñados y personalidad infantil, ingenua y dulce, el hecho de que muchas de las obras Hentai incluyan relaciones tabú (como el incesto) y prácticas sádicas con personajes que parecen (y son, en muchas ocasiones), adolescentes, ha suscitado un acalorado debate entre sus defensores, (otaku que consideran que la atracción es por personajes ficticios y no por púberes, editoriales y mangakas que defienden la libertad de expresión) y sus detractores (sociólogos, psicólogos, criminólogos, artistas…), que piden su censura por ser pedofilia encubierta que incita a la pederastia.
Entre los detractores, nada más ni nada menos que Toshio Maeda, «maestro de tentáculos» del manga y el anime gracias a Urotsukidōji (1986), que contestó lo siguiente, cuando le preguntaron en una entrevista sobre un proyecto de ley anti-lolicon: «Contrariamente a la mayoría de los mangakas, yo estoy a favor de la ley anti-lolicon. Es cierto que puede llegar a desfavorecer en algunos casos la libertad de expresión, pero llega un momento en el que si estás dibujando niñas pequeñas y hombres adultos haciéndoles cosas horrorosas hay que poner un límite. Las editoriales que publican este tipo de obras se pueden ir a la mierda. No se puede hacer, tiene que haber unos límites. Mis mangas son para adultos, prohibidos para menores de 18 años, hay sexo, hay violencia, pero en ningún caso verás pedofilia. Las editoriales están quejándose de la libertad de expresión, pero en realidad lo único que les interesa es el dinero. No les importa la libertad de expresión».
Lectura recomendada: Tasso (des)monta la(s) película(s): Lolita, dos filmes relevantes para un problema