Sexo

Lesbianas: Ni porno ni tijeras

A menudo me preguntan: ¿cómo es el sexo entre mujeres? Y también a menudo me quedo en blanco, por dos motivos. El primero, porque es casi como preguntarme: ¿cómo corres? Para mí, el sexo es algo intuitivo, que sale solo. Entonces, explicar cómo lo hago puede resultar complicado. Cuando salgo a correr mis piernas saben cómo moverse y lo mismo me ocurre con el sexo: mi cuerpo sabe qué debe hacer y me dejo llevar. El segundo motivo es que me invade la sorpresa al pensar que todos sabemos cómo es el sexo entre un hombre y una mujer –y me arriesgaría a decir que también entre dos hombres–, pero el problema llega cuando no hay un pene de por medio…

Lesbianas: Ni porno ni tijeras

Por desgracia, hay mucha gente que piensa que el sexo sin penetración no es sexo. Durante siglos, el sexo se ha limitado a la penetración y a la posterior eyaculación masculina; si no había coito, no había sexo. En la actualidad nuestra forma de pensar ha evolucionado y entendemos que puede haber sexo sin eyaculación, sexo sin orgasmo y, evidentemente, sexo sin penetración.

De hecho, las mujeres podemos tener varios tipos de orgasmos, con o sin penetración. La mayoría de nosotras necesitamos estimulación en el clítoris para poder alcanzarlo, pues no tenemos suficiente con la penetración. Puede haber orgasmos por estimulación externa, orgasmos por penetración u orgasmos por penetración y estimulación externa. Para lograr la penetración entre lesbianas, basta con usar un dildo o un vibrador. Por ello, el sexo lésbico no tiene ninguna carencia. Asimismo, el hecho de que una mujer quiera ser penetrada no significa que requiera la presencia de un hombre: la penetración, aunque la misma palabra lo contradiga, no implica un pene.

Lesbianas haciendo la tijera

Cuando he explicado todo eso, la pregunta que viene después acostumbra a ser: ¿y hacéis la tijera?. Esta postura –que considero tan peculiar por los motivos que detallaré más adelante– está muy presente en la mente de muchas personas. Consiste en que una de las chicas abra las piernas y la otra coloque las suyas entre las de la primera. De esta forma, los sexos de ambas están en contacto y, al moverse, se genera fricción. Esta es la clásica tijera o tijereta, pero hay muchas variaciones de la misma postura. En esencia, ambos sexos están en contacto y se estimulan mediante el roce de uno con el otro.

La veo peculiar porque es uno de los grandes mitos del sexo lésbico: la tijereta no es la postura lésbica por excelencia. A mi modo de ver, se ha popularizado porque es la más parecida al sexo heterosexual, donde sí que habría penetración. Después, se ha ido recreando en el porno hasta que la idea de que todas las lesbianas practicamos la tijereta se ha instalado en el pensamiento de muchos.

No hablo por todas, pero la tijera es toda una decepción. La mayoría lo intentamos en nuestras primeras relaciones sexuales con mujeres y nos llevamos un chasco. Por un lado, porque es incómoda: no sabes cómo ponerte. Sí, tienes la postura en la cabeza, pero no te aclaras. Siempre hay diálogos del tipo «pon tu pierna derecha por aquí… no, la otra. Espera… no, no, así no me va bien», que te cortan el rollo hasta tal punto que llegas a preguntarte si estás jugando al Twister. Algunas mujeres pueden encontrar esta postura dolorosa por la relación de la fricción con el peso y el poco arco de la entrepierna. Y lo que es casi peor: puede causar escozores que derivan en infecciones.

Por otro lado, la experiencia me ha revelado que excitar, lo que es excitar, poco excita la tijereta. Cuando lo ves en los vídeos porno, las actrices gimen como locas, arqueándose de placer, sudando por todos lados. Y tú esperas que te ocurra lo mismo, pero te das cuenta de que es un roce más, como el que podría proporcionarte los dedos de tu pareja acariciando tu clítoris. Desde mi punto de vista, lo que más excita de la tijera es el hecho de pensar que tu sexo y el de tu pareja están en pleno contacto.

Sexo oral entre lesbianas

Una de las cosas que más nos gusta practicar, con diferencia a otras artes, es el sexo oral. Espero no ser demasiado subjetiva, pero me cuesta explicar de forma elegante hasta qué punto puede resultar excitante y placentero. El mero hecho de tener un órgano a temperatura caliente, con tanta movilidad y precisión, que va recorriendo la vulva y todas sus partes, lo convierte en una experiencia única. La lengua es flexible y puede adoptar formas variadas que pueden estimularlo todo con una habilidad increíble.

Me gustaría recuperar la idea de que el sexo lésbico no es como en las películas. Hace poco vi una que ni siquiera era porno, y me sorprendió la cantidad de acrobacias que hacían a la hora de mantener relaciones sexuales… Las lesbianas no tenemos por qué ser gimnastas.

Pero sí acostumbramos a dedicarle tiempo a los preliminares, muchas veces con la estimulación de zonas erógenas, como los pezones. Por lo general, solemos darnos placer por turnos, primero una y luego la otra. Y si hay que volver a empezar, pues se vuelve. Es cómodo, sencillo y nos tomamos el tiempo que necesitamos, lo cual es ideal. No nos gusta ir con prisas.

Aun así, de vez en cuando también nos gusta obtener placer de forma simultánea, utilizando algún dildo doble, por ejemplo, o con la clásica postura del 69, donde una de las mujeres se coloca tumbada boca arriba y la otra encima, de forma que ambas tienen acceso a la entrepierna de la otra. Una posición ideal para practicar sexo oral y usar los dedos para la penetración.

En cualquier caso, tanto si nos damos placer al mismo tiempo como por turnos, el sexo lésbico siempre me ha parecido más íntimo, más intuitivo. Sale solo. Una de las grandes ventajas es que sabemos cuándo se acerca el orgasmo porque lo hemos experimentado en nuestro propio cuerpo. Sabemos dónde tocar y cómo tocar. Siempre recuerdo la frase de Venus O’Hara en estos casos: «Al hombre hay que decirle que hay que tocar el clítoris como si fuera un iPad y no como un timbre o la tecla Esc». Nosotras no necesitamos esa información, porque conocemos la sensibilidad del clítoris.

Las lesbianas en el sexo suelen ser tradicionales. Intentan evitar las formas fálicas siempre que les sea posible, sobre todo esos vibradores y dildos –mal llamados– realísticos, con glande y venas marcadas. Nunca le regales a una lesbiana un vibrador así, porque tienes casi todas las papeletas para no acertar. Es como si invitas a una macedonia a tu amiga que odia la fruta.

Sin embargo, hay muchos juguetes eróticos en el mercado que nos gustan y se adaptan muy bien al tipo de sexo que preferimos. La cosmética erótica también nos encanta, así como los disfraces y la lencería. No a todas por igual, está claro, pero creo que ya te puedes orientar si te toca hacer un regalo a tu amiga lesbiana.

Pegging lésbico

Lo de los arneses es un caso particular. A muchas les resulta invasivo porque, cuando ven a su pareja con él, les recuerda demasiado a un hombre. Para mí, una cosa no tiene que ver con la otra. Los arneses son la solución para penetrar a tu pareja, mientras tienes las manos libres para hacer lo que quieras con ellas.

Los arneses con dildo no han tenido mucho éxito, pero sí que están triunfando los arneses con vibrador. Incluso los hay dobles, para poder tener sexo de forma simultánea.

Hay otras alternativas que también encajan, como el sexo anal. No es una de las prácticas más comunes, por todo lo que implica el proceso: una buena higiene previa, mucha paciencia, juguetes y lubricantes adecuados… Pero también tiene cabida en las relaciones sexuales lésbicas. En estos casos, se pueden utilizar los dedos, un plug, un vibrador, un dildo o el arnés del que hablábamos antes. Es importante tener presente que para practicar sexo anal hay que ir poco a poco y utilizar buenos productos, ya que el ano no es una zona que lubrica como lo hace la vagina. Además, al igual que ocurre con la penetración vaginal, muchas veces no es suficiente para alcanzar el orgasmo.

Sexo entre mujeres

En definitiva, el sexo lésbico es mucho más complejo de lo que se cree y, desde luego, va más allá de la tijereta y de la penetración. Pero, al tiempo, es muy intuitivo para las mujeres; como mujer, casi no necesitas el manual del Kamasutra para dar ni recibir placer, porque es algo que sale de forma instintiva. Aunque explorar nuevas técnicas nunca está de más…

Es complicado definirlo en pocas palabras, pero describiría el sexo entre mujeres como un acto que resulta de lo más natural, muy sensual e increíblemente íntimo.

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