Más allá del imaginario de George R. R. Martin, sabemos que los dragones no existen o, quizás, eso no sea del todo así.
Sigue leyendo…
Imagen por Alicia Acosta
Desprovisto de escamas, de garras, de alas, de un tórrido aliento y, no obstante, presto a ser vuestra próxima montura directa al placer, he aquí El que no arde, El canalla, el verdadero e indiscutible, IDA Wave.
IDA Wave es un vibrador doble, impulsado por un par de motores separados, aunque trabajan juntos por y para nuestro gozo. Posee conexión a app (control vía Bluetooth), la cual, y para más inri, es fresca, intuitiva y cómoda. El diseño de este granuja exhibe ergonomía y poderío pese a no ser de un tamaño soberbio, pero no por ello es menos bronco con relación a cumplir su erótico cometido. Por un lado, tenemos la cola insertable que, gracias a la tecnología patentada WaveMotion, estimula el Punto G imitando la danza de los dedos al masturbar nuestro enardecido interior. En el extremo opuesto, se dispone el remate que proporciona vibraciones en el clítoris. A diferencia de otros muchos masajeadores de características similares, el que nos concierne puede usarse en modo manos libres sin salirse de la cavidad vaginal durante la orgásmica contienda. Por lo tanto, no tiene parangón, ni aquí ni en el vasto Poniente. Viene provisto de 4 modos de placer predeterminados y LELO nos ofrece configurar hasta 10, hecho que nos cede por completo las riendas de IDA Wave, al que yo, y no peyorativamente, he bautizado como El terror negro (también disponible en tono coral).
En este juego del placer al que nos invita IDA Wave, podemos incorporar a otros o vivirlo en solitario sin temor al «se acerca el invierno» pues concibe tal pira en nuestros adentros que, por unos instantes, nos parecerá vivir un muy largo y húmedo verano a la sombra de nuestros trémulos muslos. En cuanto a las posturas que podemos adoptar en la cabalgadura, el tamaño y línea de este bribón nos facilitan un amplio abanico: de pie, bocarriba en la cama, bocabajo, de lado, en la ducha o bañera debido a que es 100 % sumergible… Además, la interfaz consta de un único botón, por lo que olvidaos de quebraderos de cabeza. La carga es mediante USB y los materiales empleados son de altísima calidad sobre la base de su silicona biocompatible y plástico ABS. En cuanto al mantenimiento, también es sencillo, siempre que nos cuidemos de usar productos de limpieza aptos, antes y después, y, a continuación, lo dejemos reposar en la bolsa que trae consigo en la pertinente caja. En caso de precisar un lubricante por si nuestras dulces mieles no fueran suficientes, F1L, también de LELO, es el idóneo.
Y, decidme, ¿qué sería de semejante bestia sin un buen aguante? Hablamos de una carga de aproximadamente 2 horas y hasta otras 2 en uso, tiempo más que apropiado si anheláis alcanzar el orgasmo de manera gradual. Por supuesto, y no menos importante, sabed que, si tras la adquisición del mencionado canalla lo registráis en la web de LELO, validaréis la garantía de 1 año y de calidad por 10.
En definitiva, IDA Wave no se jacta en balde cuando asevera que os hará gemir hasta en Alto Valyrio, declarando a la par que, no solo los Targaryen montan dragones y, por ende, que será vuestro concupiscente fuego el que reinará.
Si lo deseas, puedes visitar la página oficial del producto aquí.