Historias de amor

Amor en el trabajo: Katherine Hepburn y Spencer Tracy – Historias de amor

La vuelta al trabajo puede ser dura si tenemos miedo de reencontrarnos con un jefe terrible o unos compañeros insufribles. Sin embargo, hay quien está deseando volver a la rutina para rozarse, como sin querer, con «esa persona».

Se dice que es mejor no mezclar trabajo y placer, pero lo cierto es que gran parte de nuestra vida la pasamos en el lugar de trabajo. Y no enamorarse allí, a veces, es difícil.

Algo así debió de sucederles a Katherine Hepburn y Spencer Tracy cuando se conocieron rodando La mujer del año.

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Historias de amor

Amor en el trabajo

Tal y como se narra en la biografía de la actriz Recordando a Kate ella, al conocerle, comentó: «Me parece, señor Tracy, que es usted demasiado bajito para mí». Joseph L. Mankiewicz,  productor de la cinta y el encargado de presentarles, respondió: «No te preocupes, Kate, Spencer te humillará hasta rebajarte a su altura».

Tanto la acabó por impresionar, que se embarcó en una de las grandes historias de amor del cine. Porque, pese a las indirectas del inicio, ese fue el principio de una relación prohibida que duró más de 26 años y 9 películas.

Amor en el trabajo: Prohibir es despertar el deseo

El deseo es un mecanismo complejo y, sin embargo, sabemos que algunos factores pueden motivarlo. Uno de ellos es pensar que algo está prohibido. Sin duda, eso motivará nuestra tentación y despertará nuestro deseo. Y las relaciones en el trabajo siempre tienen algo de amores prohibidos.

Algunas, por política de empresa; otras, simplemente, por querer ahorrar quebraderos de cabeza, si no sale bien. O, como era el caso de Hepburn y Tracy, porque conocerse en el trabajo a veces implica que uno de los dos, o los dos, ya tiene una vida hecha que podría saltar por los aires.

Si bien el matrimonio de Spencer vivía en una constante crisis, este se negó a abandonar a su familia, por lo que su relación con Katherine fue siempre a escondidas. Ella no se ató a ningún otro hombre, y pudo vivir y disfrutar de su libertad personal,  dejando el amor en un segundo plano. Nunca vivieron juntos y, pese a ello, fue Hepburn quien lo dejó todo para cuidar de Spencer en sus últimos momentos.

Quizás fue mantenerlo en el ámbito de lo prohibido, sin el desgaste de las rutinas del día a día, lo que hizo que la llama siguiera siempre encendida. No hay mejor sexo que el que se hace con alguien conocido, pero del que no se espera más que el placer sin compromiso.

Amor en el trabajo: La química del mano a mano

La confirmación de la historia entre Katherine Hepburn y Spencer Tracy no llegó hasta después de que ella muriese, tal y como pidió que se contase en sus memorias (aunque hay otros biógrafos que dicen que  no fue sino una tapadera para su homosexualidad).

Sin embargo, los rumores respecto a la pareja siempre estuvieron a la orden del día. No había más que ver la química entre ambos en cada una de las películas en que actuaban juntos.

Esa es también parte de la magia. Es difícil que, cuando se congenia tanto con alguien para trabajar mano a mano, no acaben ambos deseando ir al grano. Fluir con otra persona en un nivel intelectual, poder divertirse trabajando y tener esa parte de tu vida en común allanan mucho el terreno de una posible relación sentimental.

Amor en el trabajo: Disimular ante los demás

No sabemos lo que debía pensar el equipo que realizaba las películas de la pareja de actores, pero sí sabemos mucho de los rumores que corren en las oficinas, aunque no siempre se acierte.

Tener un rollo en el trabajo implica aprender a ser discreto, si no quieres que el resto se entere. Y eso tiene su morbo; encuentros furtivos en el lavabo, ponerse de acuerdo para salir más tarde o saber disimular en los eventos after work y las cenas de Navidad…

Los retos siempre son un estímulo, y conseguir que lo vuestro pase delante de las narices de todo el mundo, pero sin que nadie se percate, a veces ya es motivo suficiente.

Amor en el trabajo: Amantes, amigos y compañeros

Si algo demostró la historia de amor que vivieron estos dos grandes del cine, es que, más allá de que fueran o no amantes, lo que siempre fueron fue amigos y compañeros.

Pocas personas pueden entendernos tanto como aquellas que viven nuestras mismas circunstancias o comparten una misma meta o sueño. Las que nos ven cada día, nos conocen en diferentes circunstancias y comparten las pequeñas cosas.

A veces, no hay mejor amante que tu mejor amigo. Ese que sabe todo de ti, que te entiende y te comprende y que, por ende, sabe cómo encajar contigo en cuerpo y mente. Porque saber lo que te gusta, cómo te gusta y lo que necesitas, también es parte de la magia, tanto en la vida como en la cama.