Historias de amor

El primer amor: Miley Cyrus y Liam Hemsworth – Historias de amor

Suele decirse que el primer amor es al que más se quiere, pero que al segundo se le quiere mejor. Por eso, solemos dejar el pasado atrás y, normalmente, ese primer amor no suele ser nuestro amor definitivo.

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El primer amor

Sin embargo, las películas románticas nos han contado una y otra vez que como ese primer amor ya no vuelve a haber ningún otro. Al menos no tan bonito ni tan intenso.  Y por eso, todos hemos soñado alguna vez con la idea de reencontrarnos con aquella persona, para tener una segunda oportunidad.  Para ver si podríamos hacerlo mejor o, al menos, más duradero.

De hecho, hay  quien se ha reencontrado con su primer amor y ha conseguido su final feliz.

El primer amor: de los de final feliz

No estamos hablando del argumento del Diario de Noah, aunque es un amor que, como otros muchos en esta sección, empezó en el rodaje de una película.

Miley Cyrus y Liam Hemsworth se conocieron en 2010 durante el rodaje de La última canción. Aunque eran jóvenes, solo dos años después, y llevados quizá más por las hormonas que por la razón, anunciaban su compromiso. Unos meses después, lo que quedaba clara era su ruptura.

Tras idas y venidas, con cambios de acera incluidos, en 2016 la pareja se reconciliaba y Miley se mudaba a Malibú para reiniciar su historia de amor.  Tal y como versa el último single de la cantante: «Nunca te habría creído si tres años atrás me hubieses dicho que estaría aquí, escribiendo esta canción, pero aquí estoy, junto a ti, el cielo es más azul en Malibú».

El primer amor… pero no el único

Hay un motivo por el que los primeros amores no siempre perduran, y es que a veces debemos conocer a otras personas para conocernos más a nosotros mismos.

Evolucionar y crecer junto a alguien es un proceso precioso, pero a veces incompleto, porque  también necesitamos vivir experiencias y conocer personas diferentes para evolucionar como individuos.

Además, el primer amor, por norma general, suele aparecer en nuestras vidas demasiado pronto, y en ocasiones limita no solo las experiencias en torno al amor y al sexo, sino casi en todo lo demás. Viajes con amigos, momentos de soledad, crecimiento personal o incluso más tiempo para la evolución profesional. Echar el ancla demasiado pronto, aunque sea en un buen puerto, a veces nos impide saber hasta dónde podría haber llegado el barco.

Sin embargo, la historia de Miley y Liam parece tener un final feliz, precisamente porque se dieron un margen para crecer por separado, con la suerte de que supieron cómo unir sus caminos después.

Primer amor, pero no primera vez

Otra de las claves de la pareja de Malibú es que han entendido que se puede volver a empezar con tu primer amor, pero que ya no será como la primera vez.

A veces, idealizamos el primer amor precisamente porque acabó antes de que fuera una realidad. Y lo que añoramos, en ocasiones, no es a la otra persona, sino el recuerdo de la misma. O peor, el recuerdo de cómo éramos nosotros mismos, cuándo estábamos con ella.

La capacidad de sentirlo todo por primera vez, las hormonas que no nos dejan quitarnos las manos de encima, el descubrimiento del sexo en pareja, cuando no es solo un aquí te pillo y aquí te mato, sino que empieza a ser algo más parecido al arte del deleite y, sobre todo, con una mayor capacidad de llegar al orgasmo.

Pero también la ingenuidad, la frescura, el ser capaz de reírse de todo, de vivir con menos responsabilidades y pasar el rato sin tener nada más que hacer que mirarse el uno al otro. No agobiarse por el lastre de un pasado que aún no pesa, ni por la ansiedad de un futuro en el que ni siquiera se piensa.

Podemos volver a reencontrarnos con nuestro primer amor, pero si queremos una segunda oportunidad, tenemos que ser conscientes de que todo eso que se fue ya es imposible de recuperar.

Primer amor… con una nueva persona

No sabemos qué conversación tendrían Miley y Liam cuando decidieron volver a intentarlo. Pero lo que sí que podemos imaginar es que tenían mucho que contarse. Más o menos, todo lo que había pasado en los últimos cuatro años de su vida. Y, ante todo, quiénes eran ahora, después de todas esas vivencias.

Iniciar una relación con un antiguo amor, sea o no el primero, significa asumir que probablemente no sea la misma persona que conocimos. Porque seguramente nosotros tampoco seamos lo mismo.

Puede que siga ahí su esencia, ese no sé qué que nos enamoró, esa forma de ver la vida de un modo especial. Incluso nos mirará de la misma forma que por entonces hacía que nos temblaran las piernas, y hará el mismo sonido gracioso al reír. Pero tendrá nuevas heridas y cicatrices, y quizás haya cambiado de opinión sobre temas en los que antes parecía demasiado inflexible. O quizá el dolor de algunas experiencias la hayan vuelto más fría o más extremista.

Es obvio que, en el caso de Miley Cirus, los cuatro años separada de Liam Hemsworth dieron margen a excesos y experiencias extremas e intensas, pero también que la Miley junto a la que ha vuelto a pasear en las playas de Malibú tiene mucho menos de niña… y mucho más de mujer.

Quizá, esa sea la gran diferencia: ser capaces de recordar con cariño a los niños que fuimos, pero enamorarse, como si fuera la primera vez, del hombre o la mujer que hemos llegado a ser.

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