Más allá de «los peces en el río» o el «campana sobre campana», que entonaban nuestros padres con una zambomba y una botella de anís cada navidad, las últimas generaciones han sabido entonar nuevos himnos para estas fechas navideñas. Uno de los más internacionales, y de los más reproducidos cada año, es sin duda el «All I want for Christmas is you», de Mariah Carey.
Una canción sencilla, que en realidad encierra un mensaje al que sería importante prestar atención…
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«All I want for Christmas is you»
Más allá del consumismo de estas fechas, al final lo más importante es pasarlas con las personas que nos importan. Aunque, sin duda, la canción de Mariah Carey no simboliza solo el espíritu familiar de la Navidad, sino también su parte más romántica. Y es que es, precisamente en esta época, cuando muchas parejas se dan cuenta de la importancia de estar cerca de la persona amada. O al menos deberían…
El problema de darlo por sentado
A todos nos pasa. La vida no siempre es un lugar lleno de magia y de emociones felices como nos transmiten las películas de Navidad. Por norma general, la vida es una sucesión de rutinas en las que nos preocupamos por lo más inmediato: problemas en el trabajo, problemas económicos y otros conflictos del día a día. De forma paralela, focalizarnos tanto en sobrevivir, más que en vivir cada día, nos hace olvidar las cosas realmente importantes. O peor aún: Darlas por sentado.
Damos por sentado a los amigos a los que podemos llamar para contarles nuestros problemas. Damos por sentado que nuestra familia siempre estará ahí para echarnos una mano o para ir, cuando encontremos un hueco, a tomar un café con ellos. Y sobre todas las cosas, damos por sentado que la persona que siempre ha estado a nuestro lado, en lo bueno y en lo malo, va a estar siempre. Sin pedir nada a cambio.
En ese dar por sentado, nos olvidamos de valorar los gestos de la otra persona y olvidamos también hacer lo propio por ella. Olvidamos decirnos te quiero ante de irnos de casa y antes de dormir. Olvidamos los detalles porque sí. Decirnos lo que nos gusta de esa persona. Lo guapo o guapa que está ese día. Lo bien que sienta oírla reír.
Damos por sentado el amor como algo que simplemente está ahí, olvidando que no siempre ha sido así y que cualquier día podría dejar de estar.
Tiempo para la reflexión
Precisamente en ese vivir deprisa, estaría bien recordar que la Navidad, además del obvio sentido religioso, también es una fecha para pararse a reflexionar sobre lo que de verdad importa. Que más allá de ir como locos a ver las luces de la ciudad entre atascos, comer dulces típicos como si no hubiera un mañana, acudir a una decena de comidas y cenas y andar como locos en busca del regalo perfecto, lo que debería primar es parar, para pasar tiempo de calidad con la persona o personas que nos importan. Las de verdad, no solo las de los compromisos que nos acaban llenado erróneamente la agenda.
Y es que, pese a que la Navidad es la fecha favorita de las películas románticas, la realidad es que muchas parejas lo viven como una auténtica pesadilla en la que entran en conflicto por culpa de las familias políticas o por el qué hacer con los niños o cómo repartir las tareas pendientes.
Y así, en vez de aprovechar para disfrutar de la otra persona, estas fechas se convierten en una excusa más para perderla. Sin darnos cuenta de que en las próximas Navidades puede que lo que más deseemos, sea precisamente lo que ya teníamos en las anteriores.
«All I want for Christmas is you»
Antes que tener que dedicar esta canción a nuestro ex en un triste intento de recuperarlo o recuperarla para las próximas Navidades, quizá sea el momento de dedicárselo de verdad este año.
Preparar una cena para dos en casa bajo las luces del árbol, con dos copas de vino y una canción de fondo, que sea una verdadera declaración de intenciones y no solo una pose pasajera.
Y pararnos un momento en mitad del paseo de las luces navideñas, para decirnos que realmente es esa otra persona la que nos ilumina muchas veces esos grises de nuestro día a día.
Buscar un regalo que no solo sea práctico o una obligación que cumplimos porque sí, sino dedicar un tiempo a pensar en lo que a esa persona realmente le puede provocar una sonrisa… Algo que muchas veces tiene que ver más con el cariño y la intención, que con el dinero que haya costado.
O simplemente demostrar el amor que nos tenemos de la mejor forma que existe: con una buena noche de pasión. Una de esas que no van a lo de siempre, sino que buscan volver a recuperar la chispa; alcanzar, por qué no, nuevas formas de placer, de éxtasis y de complicidad, para recordarnos, al terminar, que por algo lo mejor que podemos pedirnos por Navidad es seguir pasando más navidades a su lado. Para susurrarnos un «All I want for Christmas is you», que nos llegue más que la misma o cualquier canción.