La dominación financiera o findom es una práctica BDSM en la que un sumiso o paypig (cerdo pagador) obtiene placer al satisfacer las exigencias monetarias y caprichos de su dominatrix financiera o findomme, como pagos puntuales, regalos que le señala (joyas, ropa, viajes…), y, en los casos más extremos, el control total de sus cuentas bancarias.
El paypig no espera que su findomme le entregue nada a cambio, por ejemplo, su ropa interior, chat erótico, fotografías o vídeos sexuales, etc., lo que le excita es (en algunos casos) negociar la transacción y (en la mayoría) la pérdida del poder que otorga el dinero o, en palabras de la sexóloga y psicóloga clínica Silvia Sanz para El Mundo, el miedo a perderlo todo, el riesgo que supone perder el control.
Muchos de los paypig tienen puestos de responsabilidad o son líderes consumados (directivos de grandes empresas, ejecutivos, inversores, políticos…) porque, según la findomme Mixtrix, «A los hombres de éxito les atrae la idea de regalar su dinero a mujeres como yo porque anhelan la libertad y el alivio de no tener el control. Buscan la tranquilidad de no tener responsabilidades atormentándolos todo el día. Y por eso se divierten con dominatrices que les vacían la cartera».
Pero no todos los paypig tienen ese perfil adquisitivo; muchos son mileuristas, padres de familia que llegan a endeudarse para satisfacer las peticiones de la findomme. Uno de ellos (bajo el seudónimo de Steve) explicó a The Independent que «El factor de excitación viene de la idea de que la dómina invada el espacio personal que son tus finanzas», «La gente mide su autoestima con su dinero (…). La dominación financiera recoge esta noción de los seres humanos y la convierte en un arma perversa. Es la intimidad, de una manera muy capitalista y masoquista». Según este paypig, cuando un sumiso discute la transferencia de dinero con su findomme, entra en «la zona, donde se libera de todos sus males y preocupaciones» y se excita.
Pero esta práctica BDSM tiene un lado oscuro, un componente autodestructivo para el paypig, ya que en cuanto el subidón químico acaba, «vuelve a caer a la tierra con un agujero en la cartera y la cabeza llena de remordimientos».
¿Y qué es lo que siente la findomme? ¿Por qué lo hace? «El dinero representa poder. Nos permite satisfacer las necesidades de la vida y tener las experiencias que deseamos. Como dominatrix, es increíble saber que puedo quitarle a un hombre la posibilidad de tener las cosas que quiere y lo mejor es saber que me entrega esa posibilidad por su propia voluntad», explica Mixtrix en un artículo de VICE, «No es el dinero en sí, es el dominar y controlar a los hombres», matiza.
El lado oscuro del findom
La dominación financiera o findom puede dar a la dominatrix financiera mucho dinero y un tren de vida alto. Un ejemplo claro de esto es Theodora, una de las findomme más poderosas del mundo, con una «granja de criptoesclavos» que minan criptomonedas para ella, proporcionándole entre 7.000 y 10.000 euros mensuales; un lucrativo negocio que, con la revalorización del Bitcoin, le ha llegado a reportar más de un millón de euros.
Precisamente por ello, en las redes sociales abundan mujeres que solo buscan «desplumar a sus víctimas», en vez de una relación sana y segura, fiel a los principios del BDSM. Son las instadominatrix, mujeres que, para Mixtrix, no son dominatrices reales, ya que no tienen interés real en el BDSM y solo les importa «el dinero fácil».
Una mala combinación si se encuentran con hombres para los que este fetiche se ha convertido en una parafilia, el único modo de excitarse, una obsesión que no pueden dominar. Según Steve, el findom puede traer «Ruina financiera, adicción, pérdida de propiedades, aumento de los niveles de deuda, ansiedad, daños psicológicos y físicos y un fuerte impacto en las relaciones personales de la vida real», debido a que algunas findommes «llegan a extremos cada vez más extraños para atraer la atención de los hombres sumisos». «El findom es una adicción potencialmente peligrosa y a muchas de las llamadas findommes no parece importarles ni parecen sentir ningún respeto».
Sexo sano, seguro y consensuado
¿Cómo evitar que la dominación financiera o findom te destroce la vida?
En primer lugar, aunque en redes sociales como X (Twitter) se pueden encontrar cientos de cuentas de findom con los hahgstags #findom #paypig o #slave, es más seguro suscribirse a webs especializadas (como hepays.com, findoms.com o FinDomWorld), ya que verifican los perfiles y ofrecen herramientas para enriquecer la experiencia (webcams, chats, etc.).
En segundo, cumpliendo a rajatabla las reglas inquebrantables del BDSM: sexo sano, seguro y consensuado:
- Paypig. Si quieres experimentar como paypig, escoge con mucho cuidado a la findomme o dominatrix para evitar a las instadominatrix, protege tu privacidad (usando un perfil específico en las redes sociales), ten una cuenta independiente para la dominación financiera (tanto de correo electrónico como bancaria), separa tu fetiche de tu vida real (no le des datos personales que le permitan identificarte), establece unos límites inquebrantables y usa una palabra de seguridad. A veces es difícil no sobrepasar la línea, pero debes aprender a controlar el fetiche y si adviertes que tienes un problema de adicción, busca ayuda profesional.
- Findomme. La protección de la vida privada y la identidad real también son esenciales para la findomme, por lo que deberás seguir los mismos consejos sobre la privacidad que hemos dado para el sumiso financiero, a las que debes añadir un método seguro y anónimo de recibir los regalos o el dinero. Sé una buena dómina, haz un contrato, respeta el consentimiento y la palabra de seguridad, no aceptes contribuciones que pongan en riesgo de ruina a la familia del paypig o a él mismo y frena si adviertes que tiene un problema de adicción que perjudica su vida real. Por último: aunque lleves la dominación en la sangre, el findom requiere mucha psicología y dedicación a cada sumiso; aprende a parar cuando adviertas que te hace mella el desgaste emocional, ya sea con un paypig en concreto, ya sea con la dominación financiera en general.
Protégete y protégelo.