¿Qué es un condón? Durante años, el condón ha sido una sencilla pizca de látex vertida sobre un molde que, una vez seca, se ha enrollado para ser vendida como profiláctico. No os lo vais a creer, pero han pasado más de 70 años desde que se produjera la mayor innovación en la industria de los preservativos. Se trató de la introducción del depósito en la punta y, desde entonces, los condones han tenido, prácticamente, el mismo diseño.
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El resultado es que la forma y la estructura básicas del condón moderno no son, en verdad, especialmente modernas. Y, como consecuencia, desde el momento en que los moldes son uniformes, la forma de los condones permanece igual.
A menos que tengáis un condón perfectamente diseñado para ajustarse a vuestro pene, existirán amplias posibilidades de que hayáis experimentado alguno (o todos) los problemas más normales al usar preservativos: los condones pueden reducir el placer, se deslizan fácilmente y también se pueden romper con frecuencia.
Seamos honestos, no es posible fabricar un molde de cada tipo de pene, y hacer condones que se ajusten a los mismos. Pero ¿qué ocurriría si alguien pudiera rediseñar la estructura de los condones, de tal forma que se pudieran acomodar con facilidad a cada hombre?
Eso es lo que hicimos con HEX™. Cambiamos la estructura del condón en sí mismo, de un modo enteramente intuitivo y único.
Al comienzo del séptimo año de desarrollo del condón HEX™ de LELO, investigamos en torno a las actitudes respecto al sexo seguro, y rápidamente nos percatamos de que el problema no era la disponibilidad de los condones. La cuestión es que no se vendía algo que fuera realmente atractivo, al menos, no existía algo que la gente se pudiera costear o incluso producir. Por ejemplo, aún nos encontramos a muchos años de poder comercializar preservativos fabricados con grafeno. Si bien, eso no significa que no podamos aprender algo de ese intento…
Sabíamos que el problema no residía en la disponibilidad ni en el material, pero ¿de qué se trataba entonces? Por resumir, se trataba del “atractivo”. Durante mucho tiempo, la gente ha engranado en sus cabezas que los preservativos no se ajustan como deberían y merman la sensibilidad durante el acto sexual. Nosotros queríamos desarrollar un condón que cambiase esa actitud, y para ello, nos percatamos de que debíamos cambiar el condón en sí mismo.
Invertimos mucho tiempo observando la Naturaleza, y buscamos soluciones que la evolución hubiera producido, para generar estructuras que fueran simultáneamente fuertes, ligeras, finas y flexibles. Consideramos muchas, pero la que se apareció como la mejor, de manera recurrente, fue el hexágono.
El teselado de círculos dejaría zonas débiles en la superficie de un condón; el de los cuadrados, de otro lado, generaría líneas rectas susceptibles de rotura; los triángulos no son suficientemente regulares y sus esquinas también representaban un problema. Los hexágonos, sin embargo, constituyen la perfecta combinación de líneas cortas y ángulos internos.
Hay una razón por la que los panales de abejas tienen la forma que tienen, y por qué las escamas de las serpientes se mueven en la forma en que lo hacen. La Naturaleza es sabia, las libélulas lo saben, Fibonacci lo sabía, y nosotros lo sabemos: el hexágono es fuerte, simétrico, regular y forma teselados perfectos.
Por ello, aplicamos este hallazgo al látex de los condones HEX™, rediseñándolo mediante la compresión de 350 celdas hexagonales interconectadas, cada una capaz de contener el daño que se pueda originar en la superficie. Estos hexágonos se doblan y se estiran, para ajustarse a cualquier forma de manera segura, cuyas ranuras entre celdas se encuentran en el mismo interior del condón, en vez de en el exterior. Esto añade un mayor agarre, una mayor sujeción del profiláctico, al tiempo que se mantiene suave en la superficie.
El valor añadido de este diseño es el modo en que permite que el calor corporal se transmita durante el acto sexual, para hacer que resulte lo más natural posible. Y todo ello, configurándose como uno de los condones más finos que existen en el mercado.
El hecho de rediseñar el condón de este modo representa uno de los avances más significativos en la tecnología de producción de preservativos. Y, casi con toda probabilidad, se mantendrá durante generaciones.
Lo que lo hace tan especial es esa forma casi arquitectónica, en la que transmite la energía entre quien lo lleva puesto y su pareja, y cómo une los principios orgánicos de resistencia y finura, con avances tecnológicos a la medida del usuario.