Thais Duthie no es la única autora en nuestra sección de relatos lésbicos, no solo escribe relatos ni tampoco en exclusiva para nosotros (no nos alcanzaría el presupuesto), pero hemos conseguido engañarla para que sea nuestra referencia en temas de sexualidad entre mujeres. ¿Por qué queremos a Thais Duthie? Pues porque es elegante, imaginativa e híper trabajadora, pero también por su honesta mirada del mundo: en su propia y certera descripción «rebelde, seductora y elegante».
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Fotografía: Thais Duthie
¿Qué importa a quien amemos? – Entrevista a Thais Duthie
- ¿¡Qué te parece!? Ahora, van diciendo por ahí que eso de que dos mujeres se vayan a la cama es normal… Yo no digo nada, que hagan lo que quieran, pero vamos, que está claro que eso… ¡que sus partes no encajan! Lo que acabas de leer son retazos de las redes que he cosido en un mismo párrafo… Hablemos de la costura de la novela: ¿Te gustan más los encajes de bolillos reales o los de gancho fantástico?
Los de gancho fantástico no están mal y me gustan para pasar el rato, pero los encajes de bolillos reales son los que me llegan más, tal vez por la cercanía que despiertan en mí.
- Me ha dicho un pajarito que vas a publicar tu primera novela… ¿Con quién? ¿Cuándo sale al mercado? ¿Dónde la puedo comprar? ¿Tendrá escenas de mujeres desnudas haciéndose cosas?
¡Sí! Y no sabes la ilusión que me hace. Se llama Fugace piacere y otras historias y saldrá con la editorial La Calle. Todavía no sé cuándo estará a la venta, pero queda poco, muy poco. Te mantendré informado. ¿Escenas de mujeres desnudas haciéndose cosas? Desde luego: en este libro encontrarás eso y mucho más.
- Hay algo que me gusta mucho de tus historias: no hay víctimas ni victimarias en el terreno erótico, salvo lo que corresponda al juego sexual. ¡Hay experiencias sensuales que preservan distintos grados de intriga! ¿Cómo «recortas» los prejuicios y estereotipos cuando escribes relatos?
Es probable que lo haga de forma puramente inconsciente. Odio los estereotipos, porque yo no lo cumplo; soy una lesbiana muy femenina que adora los vestidos, la lencería y los tacones, llevar las uñas pintadas y largas y no soporta los deportes. Cuando mucha gente descubre que no soy hetero, siempre me toca oír «no lo pareces». Así que para mí ese estereotipo está roto, no sirve. Por tanto, no mostrarlo me sale solo, pues no creo en él.
Los prejuicios van en la misma línea… Intento que lo que escribo sirva para algo más que excitar, siempre de forma muy sutil. Si además de subir la temperatura logro que un lector se olvide de etiquetas, estereotipos y prejuicios, ¡mejor!
- ¿Sabes que tengo una amiga lesbiana que es homófoba? Es capaz de reconocer abiertamente su homofobia, pero nos manda callar sobre su relación sentimental con otra mujer… Yo creo que, aparte de otras cuestiones –léanse «problemas»– estructurales que se enraízan en la cultura (en sentido antropológico, como estrategias de comportamiento), las repeticiones de falsas imágenes (quizá perversas, en el sentido del mayor daño intencionado) desembocan directamente en la estigmatización de las lesbianas. Hablemos de clichés: princesas y camioneras y «que no me llamen lesbiana porque esto es/fue solo una etapa de confusión». ¿No te parece que las redes están cargadas de este tipo de hipocresía?
Las redes, el trabajo, los amigos, la familia. Siempre hay hipocresía. Quizá uno de los problemas es justamente que tratamos de encasillar a todo el mundo cuando no es necesario. ¿Qué importa a quien amemos o quién nos atraiga? Lo importante es lo que sentimos, no si se trata de un hombre o una mujer quien nos despierta esos sentimientos. Yo sería partidaria de romper las etiquetas de una vez por todas. Evitaríamos problemas de confusión. Además: nunca digas nunca. Asegurar que una es lesbiana o no lo es, es fiable aquí y ahora, pero ¿quién sabe? Aun así, reconozco que, hasta que no vivamos en una diversidad sin hipocresía, las etiquetas son necesarias.
- En un artículo que te pedí sobre el sexo entre mujeres decías que «ni porno ni tijeras»… ¿Eso va solo por los hombres que se excitan viendo a dos mujeres juntas?
No, no solo va por los hombres, aunque esto es un tema aparte. Es curioso que haya tantos hombres homófobos cuando, según estudios recientes, «lesbianas» aparece en primer lugar en su motor de búsqueda cuando quieren ver porno.
Respondiendo a tu pregunta, también va por aquellas mujeres que no conocen otra cosa que lo que pueden ver en el porno. En el mundo lésbico y, en concreto, en lo que a sexo se refiere, faltan referentes. Yo misma, cuando me hacía mayor en un mundo de heterosexualidad por defecto, no sabía cómo tenían sexo dos mujeres, y luego pensé que hacían la tijera.
Si existe buen porno lésbico, yo no lo he visto, pero desde luego que no nos representan esas escenas de posturas incómodas e imposibles con orgasmos simultáneos.
- Te dije «los hombres» como si a mí no me pasase… En fin, hablemos de vibradores, ¿es clítoris todo lo que reluce o solo luce lo que profundo vibra?
¿Para mí? Es clítoris todo lo que reluce, sin duda alguna. Estoy entre ese 75% de mujeres que no logra alcanzar el orgasmo sin estimulación externa. Eso sí, mis orgasmos son más intensos cuando estimulo ambos puntos al mismo tiempo. Puedo decirte que LILY 2 es mi favorito hasta la fecha…
NOTA del editor: en el momento de la entrevista, Thais no había probado SONA. Puedes leer aquí su reseña: Usando SONA en el sofá de mi salón
- Has escrito suficientes artículos sobre juguetes eróticos como para poder considerarte una gran experta. ¿Cuéntame, cuéntanos con qué objetos se puede combinar un vibrador para alucinar durante una escena sexual?
Los vibradores se pueden combinar con casi cualquier cosa, solo es cuestión de echarle imaginación. Por ejemplo, un conjunto bonito de lencería (estimula la el sentido de la vista y el del tacto si tiene texturas como encaje o puntilla), unas pinzas para los pezones (perfectas para darle más intensidad a la escena) o un cubito de hielo (va muy bien para jugar con los contrastes de temperatura y vibración).
- Tengo abierta la página «sobre mí» que es sobre ti y mi mente, en su constante afán por jugar malas pasadas, acaba de conectar dos frases: amante de la cosmética y fascista de la ortografía. En primer lugar: «De nada» por encontrar el lema para tu empresa; en segundo, me queda la duda de ¿qué fue antes: el cosmos de la escritura o el orden de lo estético?
El orden de lo estético. Siempre he sido un poco maniática, la verdad sea dicha. También soy sinestésica y me encanta ordenarlo todo por los colores que veo en mi mente. El cosmos de la escritura caló hondo en mí no hace tanto y fue apareciendo lentamente. De algún modo, todo está relacionado. Para llevarte bien con la ortografía necesitas ser metódico, claro, ordenado. ¡Es inevitable! Pero la escritura es todo lo contrario: creatividad, caos, rebeldía. Es así como nace lo bello.