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La mariposa del país de los muertos – Entrevista a Andrea Acosta

Dicen que si la Ascalapha odorata (la mariposa negra, bruja negra, mariposa de la muerte o de la mala suerte) aparece en tu casa, significa que la muerte o El Mal rondan cerca. Confundida a menudo con los murciélagos por su gran tamaño, uno de los nombres que le dieron los mesoamericanos fue el poético «mictlanpapalotl», La mariposa del país de los muertos.

Andrea Acosta apareció por primera vez en Volonté allá por noviembre de 2020 y, desde entonces, nuestros lectores mueren… de placer con sus relatos. Sus elegantes y pormenorizadas descripciones se mezclan a ratos con resoluciones directas, punzantes, que dejan inolvidables escenas sexuales en nuestra memoria.

Al contrario que la inofensiva Ascalapha odorata, leer a Andrea produce una adicción a la erótica de la que nadie ha encontrado cura.

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Entrevista a Andrea Acosta

¿Por qué cumples años el mismo día que Vanessa Pazos?

¡Eh! Alto, en todo caso cumplo años el mismo día que Vanessa por un claro complot entre ella y el obstetra que le realizó la cesárea a mi santa madre. Yo, sí, yo, estaba prevista para mayo, por lo tanto, la culpa no es mía… Bueno, y si tras mi declaración la cosa se pone fea, siempre puedo acogerme a mi mitad suiza, la cual me brinda neutralidad ante un posible conflicto por más que este me implique.

Hace tiempo leí en tu perfil de LinkedIn que escribías guiones porno… Cuén-ta-me.

Prrrffff, de verdad, si yo te contará la cantidad de cosas que he hecho y hago que son antitéticas, el asunto iba a dar para un libro de autoayuda. No, ahora relativamente en serio, mi manera de escribir se adapta con facilidad a un guion, puesto que es muy visual, así que no me resulta difícil trabajar en ello, aunque es algo que ha quedado en una etapa anterior a la que le he echado la llave. Pero, ya sabes, creo que en esta vida hay que probar de todo, o eso me decía mi madre cuando me negaba a comerme aquello que no me resultaba apetecible… Vale, ¿por qué puñetas estoy mentando tanto a mi progenitora en esta entrevista?

Por cierto, hablando de cosas que «hago», es cuanto menos destacable que hasta hace poco me veía incapaz de coser un mísero botón; es más, como tauro recalcitrante, me empecinaba en ni siquiera tratar de aprender, convencida de que era una misión imposible (para muestra, un botón o, mejor dicho, varios dobladillos de pantalones que realicé con grapas. ¡Sí! Grapas) y todo este tocho concluye en que ahora estoy haciéndome un vestido modo alta costura… ¡Tiembla Donatella!

¿Por qué cumples años el 26 de abril? ¿No había otro día? Me dais mucho trabajo.

Porque una maga nunca llega tarde ni pronto, llega exactamente cuándo se lo propone. Además, en tu caso, sarna con gusto, no pica.

Bueno, una de las cosas que más me intriga es esa familia de escritoras a la que perteneces, pero vayamos por partes. ¿Qué se cocina en Acosta’s kitchen? P.D. He puesto «familia» en cursiva porque entiendo que no sois hermanas de sangre, sino de tinta.

Vale, la cosa es un tanto compleja. Nosotras (algunas somos escritoras, otras no) empezamos a producir textos de distinta índole que queríamos que fueran identificados por un sello en concreto, para saber si la idea de proyecto empresarial que teníamos de creadores y productores de contenido funcionaría. Con el tiempo, el experimento resultó ir bien (obviando los cierres de cuentas en RRSS, ya sabemos que la cosa está que arde en cuanto a imágenes que ciertas plataformas no consideran apropiadas y demás) y se han ido añadiendo colaboradores, en este caso externos y de otros gremios. El mundo del artista es jodidamente complejo, y ya no solo la producción de contenido para nosotras es una cuestión «laboral» para ganarse los dineros, sino vital.

Cotilleo, que haberlo haylo: comparto vínculos sanguíneos con dos Acosta, una es mi hermana pequeña,  que se llama Alicia por mí «culpa» y, por ende, me guarda un rencor sin sentido y la otra… la otra no puedo desvelarla, ya que, pese a haber recién cumplido treinta y dos años, considero que todavía soy muy joven para morir.

Si el Universo te hablase, ¿qué crees que te diría?

Está claro que, de hablar, solo podría haberlo hecho tiempo ha:

«Andy, créeme, no va a salir bien, por muy preciosos y verdes que tenga los ojos, por muy erótico que te resulte su acento siciliano y por muchos orgasmos que parezca que te va a hacer coleccionar (oh, nena, y de no hacerme caso, lo hará): ¡NO DEJES QUE SE TE FOLLE PORQUE TE ENCHOCHARÁS HASTA LAS TRANCAS Y ERROR! Bueno, date el gustito y, luego, desaparece y no vuelvas a cruzarte en su camino jamás de los jamases…».

La siguiente pregunta me ha dado más de un problema en el pasado: ¿Me presentas a tus hermanas?

Está claro que o esto es un déjà vu o he usado el DeLorean (sí, también tengo uno).

Grítale algo al mundo.

¡Tranquilidad! No voy a dejar de escribir BDSM (que mucha gente se me queja), no obstante, estoy evolucionando. Nada de en plan Pokemón, más bien de crisálida a mariposa, no, mejor dicho: polilla, concretamente en una Ascalapha odorata.

Feliz cumpleaños.

¡A mí!