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Encuesta para investigación: las diferencias entre los practicantes y no practicantes de BDSM

Esta publicación pretende ayudar a las psicólogas, estudiantes de un reconocido máster en sexología, a obtener más datos para su investigación sobre las diferencias psicológicas entre las personas que tienen una sexualidad más abierta, frente a las que tienen una sexualidad tradicional, centrándose en aspectos como el BDSM y el uso de juguetes eróticos en sus encuentros sexuales.

Necesitamos tantos participantes como sea posible. Como hemos dicho, tanto practicantes de BDSM como no practicantes ya que se trata de realizar una comparativa de resultados entre los dos grupos de personas. El estudio consiste en una serie de cuestionarios online sobre vivencias y preferencias personales, con una duración de alrededor de 15 minutos. Os recordamos que los datos se tratarán con total respeto al anonimato, confidencialidad y privacidad. También os pedimos que compartáis por Facebook, Twitter y otras redes sociales el estudio para lograr la máxima difusión posible, así como compartirlo con vuestros propios contactos. Cuanta más gente mejor. A continuación, os dejamos un enlace al cuestionario y, más abajo, os explicamos el porqué de esta investigación.

Podéis acceder al cuestionario aquí. Por favor, no lo dejéis incompletohttps://goo.gl/forms/IV52EyXeLXREOTv22

El porqué de esta investigación

Desde que en 2011 viese la luz la famosa trilogía de 50 sombras de Grey, el mundo del BDSM (siglas de Bondage, Disciplina, Sadismo [Sadomasoquismo] y Masoquismo) se ha hecho más visible y esto no ha estado exento de polémicas y debates sobre si las personas que realizan este tipo de prácticas son unos depravados, enfermas mentales o incluso maltratadores.

El BDSM, a veces conocido como «sadomaso» (a pesar de que solo engloba una parte de las prácticas realizadas e incluye otras no convencionales que se pueden considerar extremas), se relaciona principalmente con la (voluntaria) cesión e intercambio de poder entre dos personas. Una de las personas va a ser la que controle la situación y la otra la que cede el control y se deje llevar por la primera.

Las prácticas que se llevan a cabo se consensuan previamente entre los participantes, estableciéndose unos límites y medidas de seguridad que pretenden que el encuentro sea (potencialmente) satisfactorio.

En 2013, desde el departamento de psicología de la universidad de Tilburg (Paises Bajos), se presentó un estudio que arrojaba luz sobre el tema: los resultados mostraban que no existían diferencias significativas para poder considerar que las personas que practicaban BDSM poseían rasgos de personalidad diferentes a las que no las practicaban. Si bien, es cierto que las puntuaciones mostraban que eran más extrovertidas y que estaban abiertas a nuevas experiencias, es decir, obtenían puntuaciones más altas que la media en las pruebas que se realizaron sobre dichas cuestiones.

En el mismo estudio se comprobó que entre las personas que tendían a llevar el control de la situación (dominantes) tenían diferencias significativas respecto a las que tendían a cederlo (sumisas): los dominantes eran personas que obtenían mayor puntuación en la escala de autoestima; las que cambiaban de rol (switch) puntuaban algo más bajo en dicha escala; seguido de las personas sumisas que obtenían menor puntuación en la escala de autoestima.

Los investigadores concluyeron que la forma de expresarnos sexualmente influye en nuestras relaciones afectivas y el hecho de expresar nuestros deseos hace que, al menos en el plano sexual-afectivo, se desarrolle una estabilidad emocional.

Este estudio se realizó en Paises Bajos por el profesor Wismeijer de la universidad de Tilburg y la intención que tenemos los investigadores Óscar Lecuona (profesor de la Universidad Rey Juan Carlos) y Olga Martínez (alumna del máster de sexología de la Universidad Camilo José Cela) es replicar este estudio y comprobar si los resultados se pueden extrapolar a la población española. Para ello, necesitamos tanto población que practique BDSM como personas que no realicen prácticas de este tipo y así poder comparar si hay diferencias significativas y responder a las siguientes preguntas:

¿Hay diferencias psicológicas entre personas practicantes y no practicantes de BDSM? Y si es así, ¿en qué sentido? ¿Tienen las personas no practicantes más problemas psicológicos que las practicantes o al revés? ¿Tienen mayor necesidad de apego, o al revés? ¿Son personas con mayor autoestima, o al revés? ¿O nada de esto?