Sexo anal

El masaje anal: Métodos, riesgos y placeres

Vamos a hablar con claridad del masaje anal y a quitarnos esos prejuicios basados en miedos irracionales, para entender qué es lo realmente peligroso y desagradable. Pero también, vamos a hablar de todo lo positivo que sexualmente aporta una buena estimulación del ano. Vamos a hablar de la higiene, de los preliminares y de los juguetes eróticos. Y, después de leer este artículo, sabrás lo que no puedes y lo que sí debes hacer para dar un excelente y placentero masaje anal.

El masaje anal

Ya explicamos qué es y cómo estimular la próstata. En esta ocasión la idea es entender cómo un masaje anal puede mejorar nuestra relación sexual, tanto si somos mujeres, como si somos hombres. Y es que ya sabéis que el ano tiene un buen número de terminaciones nerviosas. Y esto significa que su estimulación producirá múltiples sensaciones que, además, se pueden combinar perfectamente con la excitación de otras zonas erógenas.

Cómo masajear el ano: Métodos y riesgos

#1 Higiene compartida

Si la higiene es fundamental en todo lo relativo al sexo, debemos ser especialmente cuidados@s cuando se trata de una región tan delicada como la anal. Manos limpísimas y uñas bien recortadas son un buen comienzo. De otro lado, cuanto más pulcro se encuentre el ano, más satisfacción encontraremos. Pensad que ello influirá en vuestra tranquilidad de cara al deleite.

Lo ideal es un aseo perineal, como los que se recomiendan a las mujeres antes de dar a luz. Sin embargo, puede ser complicado hacerlo por un@ mism@ y ciertamente toma un tiempo y preparación que quizás no tengáis. De otra forma, pedirlo a la pareja puede ser un anti-clímax que os podría perseguir toda la vida. Así que, pongamos el mínimo higiénico en una limpieza externa, con jabones suaves para el cuidado íntimo y agua –preferiblemente, una hora después de haber hecho una deposición–  para secarlo convenientemente.

Si habéis elegido la primera medida, la mejor postura para el aseo perineal es de cuerpo sentado, ligeramente avanzado, dejando los dedos de los pies de puntillas para poder maniobrar en el área con los pulgares de ambas manos. Pero, si habéis optado por un aseo menos invasivo, lo podéis realizar en la ducha con la delicadeza y elementos que ya hemos descrito.

#2 Preliminares: Paciencia y comunicación

Seguimos recomendando delicadeza. El ano no provee lubricación natural y, por esa razón y aún teniendo experiencia, debemos usar hidratantes. El primer error que se suele cometer es comprar lubricantes perfumados sin tener en cuenta la composición química de los mismos. Si son de mala calidad y al tener que esparcirlo en cantidad, es muy probable que provoquen abrasión. Como no queréis que esto suceda, usad hidratantes personales cuyos componentes hayan sido dermatológicamente testados, tengan un pH equilibrado y no sean grasientos –aunque esto último es más una cuestión de estética–.

Recordad que un masaje anal no tiene y, en la mayoría de los casos, no debe comenzar introduciendo los dedos en el recto. Esparcid el hidratante y presionad leve y pausadamente en el exterior del ano. No dejéis de preguntar a vuestra pareja cómo se siente. Esto no solo os dará pistas sobre la intensidad que debéis ejercer, sino que también marcará el momento propicio para insertar los dedos. Comenzad lentamente con el índice, haciendo círculos que vayan desde adentro hacia afuera del recto, sin introducir completamente el dedo pero sin sacarlo del todo. Así conseguiréis que vuestra pareja confíe en las sensaciones que está teniendo. Y si no es alérgica al látex, unos guantes fabricados con ese material serán idóneos para este propósito.

#3 Juguetes eróticos: Los que no y los que sí

Nada que se pueda romper, quedar atrapado o que sea punzante. Parecen consejos obvios, pero los damos porque hemos encontrado los opuestos en otros blogs. De hecho, también hemos visto cómo se sugiere usar huevos vibradores, entre otras nefastas recomendaciones. Los huevos o balas vibradoras están diseñadas para otros placeres, pero en ningún caso para la estimulación anal. Esto, como usar otro tipo de vibradores sin la seguridad necesaria, sería del todo irresponsable. Y esa irresponsabilidad se traduciría en lesiones graves. Cuando el esfínter se constriñe puede atrapar el objeto, impidiendo su salida y generando dolores y –posiblemente– algún desgarro. Definitivamente, no queréis tener lesiones ni que vuestro nombre quede ligado a las leyendas urbanas que circulan por los hospitales. Así que, poned atención:

Los juguetes eróticos más adecuados para hacer un placentero, seguro y cómodo masaje anal son los masajeadores prostáticos y los plugs anales, preferiblemente fabricados con silicona biocompatible. Estos, además de ser suaves son más fáciles de limpiar. Aseguraos de que los que compráis tengan un tope o aro de seguridad en su base; esto es lo que imposibilitará que el esfínter los atrape y os permitirá explorar el placer que ofrece el mundo de la sensualidad anal. ¿Sabíais que cuando alcanzáis un orgasmo se producen contracciones musculares a una velocidad vertiginosa en el recto?

Por qué hacer un masaje anal: Los placeres

Porque no solo hará el sexo mucho más satisfactorio, sino que lo convertirá en un placer completa y explosivamente nuevo. No tan novedoso para la mayoría de las mujeres pues somos perfectamente conscientes de las sensaciones que se producen, sobre todo, si tenemos estimulación del clítoris y/o del Punto G, de modo simultáneo al masaje anal. Quizás sean más los hombres los que necesiten entender que la estimulación de su Punto P puede aportarles, no solo una nueva manera de sentir el clímax, sino vivir una explosiva forma de llegar al orgasmo con eyaculaciones copiosas y harto satisfactorias.

Recomendación general #1: El masaje es el mejor preliminar para practicar sexo anal. Sentiréis menos dolor e incrementaréis las posibilidades y la intensidad del gozo exponencialmente.
Recomendación general #2: En ningún caso se debe hacer o proseguir con un masaje anal, si encontráis cualquier tipo de herida o sangrado.