Sexo

El arte de las relaciones a distancia: Sexo por Skype

Algunas personas aseguran que la tecnología nos aliena y aparta del resto, al tiempo que genera un enorme vacío entre nosotros. Pero si eres una de las millones de personas que están manteniendo una relación a distancia, Internet es todo lo que tienes para salvar el hueco entre tu amante y tú. Afortunadamente para estas parejas, Skype existe y permite llegar hasta el final. Es más, el sexo por Skype se ha hecho tan común que está… salvando las distancias.

Al principio, podréis notaros intimidados o cohibidos . Y es que lleva un tiempo acomodar los experimentos a nuestros hábitos. Pero, si amas a tu pareja y te gusta jugar con la tecnología, puedes pasártelo bomba y afianzar tu relación siguiendo algunos de los consejos que, a continuación, os regalamos. ¿Tienes la webcam preparada?

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5 consejos para disfrutar el sexo por Skype

1. Fuera inseguridades… vuestro cuerpo tiene voz

El mayor error que se comete al mantener sexo por Skype es enfriarse, dejando que la inseguridad o inexperiencia se muestre con frases como «No sé qué hacer» o «Me da vergüenza». No hay nada más lejos de ser sexy que la falta de confianza. Si os sentís avergonzados o no podéis pensar en nada sensual que decir, siempre tenéis este truco: no digáis nada en absoluto, y dejad que vuestro cuerpo hable por sí mismo. Desabrocha tu camisa y muestra lo que tu amante quiere ver.

2. Seguid las reglas… de las citas

El sexo por Skype no es ni más ni menos que eso: sexo. Esto significa que un preámbulo excitante es tan importante como lo es en la relación física. Por supuesto, necesitáis adaptar vuestras técnicas seductoras al mundo virtual, pero no hagáis que la experiencia parezca poco natural o una tarea rutinaria diciendo cosas como: «¿Empezamos ya?» Disfrutad de una copa de vino, preguntadle cómo le ha ido el día y encended la llama del deseo con un simple, pero contundente cumplido: «Hoy no pude concentrarme en la oficina; solo pensaba en bajarte los pantalones y deslizarme sobre tu cuerpo».

3. Sed sinceros… y creativos

Es verdad que no existe sustituto para lo real, pero os podría sorprender la intensidad que puede alcanzar una sesión de sexo por Skype, simplemente añadiendo una pizca de creatividad. ¡Poned sal y pimienta! Usad un vibrador en vuestra ciber-sesión y regalaos una buena vista mientras os dejáis llevar por el placer vibrante. Asegurad que las posturas tienen ángulos interesantes al tiempo que conserváis la comunicación, para ir acompasados a los ritmos y tempos en los que os sentís cómodos. También podéis informar y, de paso, educar a vuestra pareja: «Aquí… ¿Ves? Es aquí y me gusta en suaves círculos».

4. Aprended el papel… y pedid por vuestra boquita

Ya que el sexo por Skype estimula la imaginación, ¿por qué no aprovecharlo para explorar otros fetiches y fantasías? Antes de iniciar una sesión de Skype poneos en modo juguetón; por ejemplo, con un conjunto sexy –de doncella, enfermera, etc.– con el que tu pareja haya fantaseado. Y así, cuando estéis sincronizados, deja que vea lentamente tu disfraz y discúlpate por no poder estar allí para recogerle la baba que, en ese mismo instante, está cayendo de su boca…  Y, si aún puede concentrarse para atenderte, pídele que ponga música y haz un striptease. Pedid por vuestra boquita y veréis como un mundo de fantasías se materializa ante vuestros ojos.

5. Redefine la vuelta a casa

Ya que es inevitable que os volváis a unir, plantad la semilla del reencuentro con una fantasía que germine cuando os veáis de nuevo.  Durante los preliminares por Skype, hazle saber que hay algo más esperando a su llegada. Enséñale LYLA 2, un vibrador con forma de bala y mando a distancia, con el que podréis hacer travesuras en el dormitorio o durante una cena en un restaurante repleto de gente.  Es más, dile que lo podrá usar a una distancia de 12 metros, y que esperarás a que lo utilice en el momento que quiera. Deslízalo y deja que vea todas las opciones, mientras tu cuerpo se sume en placeres inconmensurables y tu vista goza del apetito que has generado a través de la pantalla.

Definitivamente, Skype nos ha enseñado que aunque la pareja no se encuentre –físicamente– cerca de ti, Internet ofrece una alternativa más morbosa de lo esperado… mientras esperamos el retorno de nuestro amante a nuestro lecho. Entre tanto: ¡Juega!