Edging. Seguramente, ya habréis leído esta palabra en más de un artículo de bienestar sexual sobre el control del orgasmo. Y, probablemente, en relación con el clímax masculino. Pero ¿qué es exactamente el edging? ¿Cómo se suele practicar para mejorar nuestra vida íntima? Y, aún más importante, ¿cómo podemos usarlo para salpimentar nuestra relación con un poco más de fantasía?
Vamos a vivir el sexo… en el umbral de la pasión.
¿Qué es edging?
Edging es una palabra inglesa que se puede traducir como sustantivo, y en este caso suele significar «borde», específicamente los bordes decorativos de algo; por ejemplo, los de una falda, una orla… O sea, lo que comúnmente designamos como reborde. Por ello, figurativamente, podemos decir que es una frontera, pues indica el final o los límites de un objeto. Ahora bien, como verbo significa «avanzar lentamente».
En lo que concierne al sexo, deberíamos quedarnos con ambas acepciones: la del borde o límite (del clímax) y la de avanzar, aproximarse o acercarse ¡al orgasmo! Ahora, ya podemos entender edging como aquel método que nos sitúa justo a las puertas del punto de no retorno, para frenarlo y recuperar la excitación desde niveles más bajos.
Edging no es «negación del orgasmo»… pero casi, casi.
La «negación del orgasmo» es una expresión que designa juegos sexuales, normalmente asociados a prácticas bondage, BDSM, dominación y sumisión, en general. En este sentido, hay una persona que acata la orden de mantenerse en los niveles de excitación que se le mandan, so pena de la estimulación a la que esté siendo sometida.
Por el contrario, cuando hablamos de edging, nos referimos al control del orgasmo a solas o en pareja y al hecho de que la estimulación sea más o menos análoga a la excitación; por ejemplo, si nuestra pareja se encuentra en el umbral del orgasmo gracias a una masturbación rápida e intensa, frenaríamos y reduciríamos la intensidad para aminorar el ardor. La negación del orgasmo no tiene por qué conllevar esta «empatía» per se.
¿Cómo se puede controlar el orgasmo?
Los ejercicios de respiración; contener, aspirar y espirar (¡sin expirar en el gozo!) son comunes y recomendables para hombres y mujeres. Si bien, la mayoría de las formas son distintas en función del sexo. Y es que convertirse en un experto o ilustrada en edging conlleva ejercitarse y experimentar con diversas técnicas, de manera constante. Veamos las básicas.
Control del orgasmo masculino
Lo primero que hay que explicar es que el orgasmo masculino no está vinculado necesariamente a la eyaculación, aunque esta sea la manifestación más generalizada de haber alcanzado el clímax en los hombres. De hecho, como os contamos en el popular artículo Más que un pene. El orgasmo masculino (del semen y la eyaculación a la próstata), orgasmo y eyaculación son procesos fisiológicos distintos.
En segundo lugar, y aunque fuese uno de los consejos referidos en Cómo evitar la eyaculación precoz. Solo y en pareja, el ejercicio de controlar el orgasmo no tiene por qué estar sujeto a patología o disfunción. Esto es, puede ser desde una forma de experimentar sensaciones a través de cualquier técnica masturbatoria, hasta un juego permanente en pareja, con el único fin de disfrutar la sexualidad de un modo diferente.
La técnica más utilizada para controlar la eyaculación es la que se conoce como «apretón», y consiste en apretar la uretra en la base del pene, justo sobre el escroto, cuando el deseo de eyacular sobreviene.
Al hacerlo, es conveniente frenar cualquier tipo de estimulación, hasta que ese deseo desaparezca, y reanudarla con suavidad para no regresar al punto de no retorno rápidamente, al tiempo que no se pierde la erección.
Hay hombres que, cuando adquieren experiencia, presionan su meato urinario con la yema del dedo. Si bien, hay otros que lo describen como algo desagradable que les hace perder la erección.
El coito permite que la misma técnica del apretón se pueda practicar de una forma progresiva. Por ejemplo, las primeras veces se aprieta la base del pene retirándolo antes de llegar al punto de no retorno. Mientras se recupera el aliento (sin eyacular), se recomienda estimular a la pareja e introducir el miembro, sin embestir al principio, para calcular las nuevas sensaciones. Esto se repite tantas veces como se desee, aunque cuantas más sean, más conocimiento aprehenderéis sobre vuestra respuesta sexual.
Una vez que dominéis esa técnica, y para avanzar en el control del orgasmo durante el coito, podréis aplicar el apretón sin necesidad de retirar el pene.
Control del orgasmo femenino
Muchas mujeres se preguntan el porqué de controlar el gozo cuando pueden reproducirlo de forma constante. Pues bien, la idea reside en aprender cómo funciona el cuerpo, mediante la modulación del placer, y generar un conocimiento capaz de dominar las sensaciones para alcanzar el clímax, cuando y como se desee. La inmensa mayoría de las que practican edging no solo lo describen como el juego sexual más interesante, sino como algo casi más placentero que el orgasmo en sí (y es que el orgasmo es la culminación de un viaje muy placentero).
No hay una técnica específica para las mujeres, pero sí un modo popular de mantenerse en un incandescente estadio pre-orgásmico, que varía en función de la forma más sencilla con la que alcancemos el clímax.
1. Si lo nuestro es la estimulación del clítoris, entonces hay que alcanzar un punto de excitación muy elevado, frenar, e inmediatamente alternar la técnica. Por ejemplo, introduciendo los dedos en la vagina o masajeando el Punto G hasta que ese deseo inminente desaparezca, momento en el que volveríamos a nuestra región clitoridiana. Y a la inversa, si nuestros orgasmos vienen principalmente por la estimulación interna.
2. Aunque no es muy común, puede ocurrir que nuestra facilidad para alcanzar el clímax se reparta por igual entre la estimulación interna y externa. Pues bien, en tal caso, probad a variar el ritmo (velocidad e intensidad) y/o dirección; si os estáis masajeando haciendo círculos en el sentido de las agujas del reloj, cambiad; si lo hacéis de arriba abajo, entonces masturbaros de izquierda a derecha, etc.
3. Si estáis usando un vibrador, probad con los distintos modos de vibración, y bajad y subid las intensidades, en función del estado de excitación y proximidad del clímax. Lo mejor es que el juguete erótico lo maneje vuestra pareja, bajo vuestras indicaciones; sin duda, este es uno de los mayores y más pedagógicos placeres que se pueden tener.
Coito
Una mujer, por regla general, puede controlar el orgasmo durante el coito más o menos cuando y como quiera. La cuestión (y esto no es tan normal) es que sea capaz de mantenerse en un estado de fogosidad permanente sin alcanzar el clímax.
Para ello, hay múltiples técnicas: desde pellizcarse los pezones, hasta presionar el clítoris con la yema de un dedo, mientras las penetraciones continúan. De hecho, una de las mejores es mantener un pulso, con el dedo o con un vibrador para parejas, constante (pero no apresurado) sobre el clítoris.
El edging y los orgasmos múltiples femeninos… ¡y masculinos!
Si el orgasmo múltiple se define como ese estadio de clímax constante, el edging es el pre-orgasmo permanente. La ejercitación del control produce, más tarde o más temprano, un dominio, más allá de los tiempos de duración, de las intensidades y formas en las que se desea alcanzar el clímax. Y la hipótesis (que se suele cumplir) es: a mayor control, mayor probabilidad de orgasmos múltiples.
Y sí, desde que el hombre no tiene por qué eyacular para alcanzar el clímax, también puede tener orgasmos múltiples.
¿Probáis? ¿Habéis practicado? ¿Tenéis más técnicas? Dejad un comentario más abajo y compartid vuestra sabiduría.