El 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud con el objetivo de promover hábitos sanos en la población.
En cada conmemoración, la Organización Mundial de la Salud (OMS) elige un tema específico de interés y desde 1950 ya se han destacado multitud de áreas relacionadas con la salud. Si bien, la salud sexual no ha aparecido nunca porque ya tiene su propio día, también proclamado por esta organización.
Suele decirse que sexo es salud y, de hecho, la OMS afirma que la sexualidad es un aspecto central del ser humano.
Por tanto ¿cómo afecta la salud o la falta de ella a la sexualidad? Y ¿cómo se relaciona la vida sexual con la salud y el bienestar general?
La salud desde una perspectiva integral
La OMS reconoce que la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades, y que el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social.
En 2022 el lema del Día Mundial de la Salud es «nuestro planeta, nuestra salud» y pretende destacar la interconexión entre planeta y salud. De hecho, cada vez es más evidente que el cambio climático está provocando fenómenos meteorológicos extremos con las consiguientes repercusiones para la salud de las personas. Esto conlleva que todo lo que hacemos (desde lo que consumimos, hasta nuestro estilo de vida), todo lo que afecta a nuestra salud, influye en el planeta y viceversa. Por ello, proteger nuestro planeta supone proteger nuestra salud.
Además, entender la salud desde una perspectiva integral, requiere tener en cuenta que cuando dañamos el medio ambiente perjudicamos nuestra salud y que la sexualidad también forma parte de ese ciclo de la vida.
Requisitos para el bienestar sexual
Según la OMS la salud sexual requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y las relaciones sexuales, así como tener experiencias sexuales placenteras y seguras.
De manera que el bienestar sexual depende de aspectos como el acceso integral a información sexual, el conocimiento de los riesgos de practicar relaciones sexuales sin protección, la posibilidad de acceso a la atención de salud sexual y vivir en un entorno que promueva la salud sexual.
Sin embargo, todos estos requisitos, que sin duda contribuyen a una vida sexual más satisfactoria, no son suficientes cuando existen problemas de salud general que empeoran nuestra calidad de vida. Hay que tener claro que cuidarnos en todos los ámbitos de la salud repercute positivamente en nuestra sexualidad. Es decir, aspectos tan básicos, en pro de prevenir enfermedades crónicas, como son nuestros hábitos de vida (alimentación, ejercicio, descanso, etc.), resultan también fundamentales para el bienestar sexual.
¿Necesitamos priorizar sexualidad y salud?
Vivimos en una sociedad centrada en la productividad donde a la salud no se le da la debida importancia. La mayoría de las personas sufren de estrés, se alimentan mal y con prisas, apenas descansan ni duermen lo que necesitan. Esto lleva a relaciones sexuales rápidas, en las que todo se resume a unos minutos de coito y la masturbación no va más allá de la búsqueda de un orgasmo sin tiempo para poder conectar con nuestro cuerpo.
Es evidente que si no miramos por nuestra salud es imposible que tengamos una vida sexual plena y satisfactoria. Del mismo modo, una sexualidad activa y placentera se relaciona con otros aspectos de la salud y el bienestar general (las relaciones sexuales mejoran nuestro estado de ánimo, nos obligan a realizar ejercicio físico y nos motivan a cuidarnos para sentirnos atractivos y deseados).
El mundo actual está basado en la idea de vivir para trabajar y estar conectados constantemente a las redes sociales, mientras permanecemos totalmente desconectados de nosotros mismos y de lo verdaderamente importante. ¿Necesitamos un cambio de paradigma? Quizá es el momento de plantearnos prioridades.
¿Cómo cuidar de nuestra salud y mejorar nuestra sexualidad?
A continuación, siguen algunas recomendaciones para cuidar de nuestra salud y mejorar nuestra sexualidad que, aunque puedan parecer obvias, a menudo olvidamos. Empezar a ponerlas en práctica puede ser un primer paso para alcanzar un mayor bienestar en todos los sentidos:
- Llevar una alimentación sana, compuesta de alimentos que verdaderamente nos nutran, más que comer por comer.
- Realizar ejercicio físico con frecuencia, evitando el sedentarismo.
- Buscar la conexión con lo que nos rodea, con la naturaleza, con quienes amamos y con nuestro cuerpo.
- Evitar fumar, beber y otras drogas tóxicas para nuestro organismo que afectan negativamente a la salud y a la función sexual.
- Descansar cuando lo necesitemos, meditar o practicar técnicas de relajación, dejar las pantallas al menos 1 hora antes de dormir y hacer lo posible para tener un sueño reparador.
- Cuidar de nuestra salud emocional y buscar ayuda si es necesario.