El cunnilingus es un arte de belleza orgásmica, la gran mayoría de nuestras parejas desea hacerlo (un 74% de los que participaron en nuestra encuesta) y, además, se deleita (¡¡un 92% se excita cuando lo provee!!). Sin embargo, algunas mujeres se sienten cohibidas y no lo aprovechan plenamente (o incluso se niegan a tener sexo oral), al menos, en la forma e intensidad que les gustaría. El vello, la incomodidad por no sentirte limpia o la falta de concentración pueden convertirse en obstáculos infranqueables para el pleno gozo oral. Por eso, a continuación, voy a darte unos consejos para que nada te frene y puedas potenciar un buen cunnilingus.
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Ante todo, lo primero es (saber) pedirlo. Una cosa es que tu pareja desee proveerlo y otra que se lance directamente a hacerlo. Así que, cuando te apetezca, simple y llanamente, pídelo.
Muchos (de hecho, los mejores amantes) lo encontrarán irresistible. ¿Por qué? Porque cuando se trata de Arte, todos quieren ser los mejores artistas. Es así de sencillo, y lo sabes.
También sabes cómo pedirlo: desde un simple «Cariño, quiero que me hagas un cunnilingus» hasta un más elaborado «Amor, mi sexo pide a gritos las sabias caricias de tu lengua» será más que suficiente para que se centre en ti.
Ahora bien, puede que no te importe preguntar, pero sí que tengas otro tipo de impedimentos o, simplemente, estés interesada en hacer que sea más placentero. Empecemos por los obstáculos.
Obstáculos para el sexo oral
#1 «¿Me depilo o no?».
Que levante la mano la que no ha tenido miedo, resquemor o incertidumbre a tener sexo cuando «no se siente guapa». A muchas chicas nos ocurre, sobre todo de jóvenes, cuando estamos descubriendo posibilidades eróticas. Y, aún peor, también las hay que sufren si no se ven como modelos (o estrellas del porno) cuando se desnudan, probablemente, por miedo a ser rechazadas por sus partenaires.
En cualquiera de estas instancias hay que tenerlo claro, la depilación depende de ti, en primer lugar, y de la persona que va a acariciarte con su lengua, en segundo término. Es una cuestión de sentirse cómoda, pues la comodidad es, en la inmensa mayoría de las ocasiones, un requisito del placer sexual (en muchos casos, obligatorio para alcanzar el orgasmo). Por ser más clara, el vello púbico no tiene por qué ser molesto ni desagradable a la vista… ni al tacto.
#2 «Es que no me siento limpia».
Particularmente esgrimido tras un día de trabajo intensivo o a la vuelta de una larga noche de fiesta, lo cierto es que es el obstáculo más habitual. Y me dirás que conoces a mujeres que, para no desaprovechar el calor del momento, siempre llevan esprays vaginales en su bolso… Cada cual es libre de hacer lo que quiera, pero permíteme desaconsejar el uso de aerosoles pues pueden ser altamente dañinos para tu piel y flora vaginal.
Además, que no te sientas limpia no es una razón para privarte de recibir sexo oral. Es más, puedes aprovechar para convertir esa sensación incómoda en unos preliminares originales, pedagógicos y sensuales. Solo tienes que llevar a tu amante a la ducha, enseñarle cómo se aplica un jabón íntimo o, simplemente, lavarte con agua (que, dicho sea de paso, es lo más recomendable por higiénico). ¿No crees que derramar agua sobre tu vulva, mientras la aseas de adelante hacia atrás, pueda ser una escena excitante para tu pareja? Déjame que lo dude…
#3 «No me concentro, mi cabeza se dispersa».
Durante el sexo, desde los preliminares hasta el coito, incluso tras el orgasmo, damos y recibimos miles de estímulos diferentes. Y, aunque resulte paradójico, cuantos más damos y recibimos simultáneamente, más probable será que nos concentremos en el placer y disfrutemos sin cortapisas. De modo contrario, cuando solo uno de los dos es quien recibe la estimulación sexual, se hace más difícil alcanzar el orgasmo. Así que, si ves que no estás disfrutando todo lo que quisieras porque tu mente se dispersa, dale un giro a la situación, literalmente, y convierte tu cama en un 69.
¿Qué no te concentras si no tocas a tu pareja, pero tampoco cuando haces un 69? Giraos igualmente, y en vez de proveerle sexo oral simultáneo coge su sexo o mastúrbale.
Y si no se trata de tocar sino del entorno, entonces podemos recurrir a tres potenciadores clásicos.
Potenciadores del sexo oral
#1 Sírvele tu sexo en bandeja.
Tan sencillo como ponerse una almohada o un cojín bajo el trasero. Así, ofreces tu vulva y clítoris de la manera más sencilla para ser degustados. Y si tu pareja es de esas que saben hacer dos cosas al mismo tiempo, este simple truco también le ayudará a alcanzar tu Punto G fácilmente con los dedos. ¿Más?
#2 Agarra y menea.
Es muy probable que, cuando estés en el punto de no retorno al clímax, tu movimiento pélvico y su presión con la boca estén desacompasados. Esto puede arruinar el momento, así que asegúrate que recibes su lengua con la fuerza que necesitas, donde la requieres. Agarra suavemente su cabello (¡¡no tires!!) y menea las caderas hasta reposicionar su lengua donde más deseas. Es también una de las mejores formas de ejercitarte en el placer y alcanzar orgasmos múltiples y encadenados.
#3 Incluye a un amigo.
No tenemos nada en contra de los tríos, pero nos estamos refiriendo a que incluyas un dildo. Una de nuestras colaboradoras en la sección de relatos eróticos escribió una historia muy sugerente sobre un cunnilingus con un plug anal (Me debes una, morena). Aunque, si no te parece exótico, introducir un estimulador para el Punto G puede convertirse en la más sana adicción. La excitación simultánea del clítoris con la lengua y del Punto G con un vibrador es deliciosa.