«Ven, devórameee otra veeeeez, devórameeee otra veeeez… ». Vale, es una canción muy simplona, pero en algo tiene razón: cuando la pasión nos arrebata, queremos devorar y ser devorados hasta los huesos. Pero morder es mucho más que clavar los dientes en la carne, es un arte erótico al que el Vātsyāyana kāma sūtra o Kama Sutra (240 y el 550 d. C.) dedica un capítulo en el que explica los tipos de mordisco, qué zonas son las ideales para ser mordidas y el placer de dejar marcas en la piel.
¿Quieres aprender técnicas sobre este arte amatorio? En este Máster de la Academia para Mentes Perversas de Brenda B. Lennox te enseñaré técnicas para morder hasta el orgasmo. Afila tus colmillos: empezamos.
Cómo morder
Puede que seas tan pasional como yo y, a veces, te apetezca clavar los dientes como un dóberman rabioso, pero no es una buena idea. Nuestra mandíbula puede ejercer hasta 77 kilos de fuerza por centímetro cuadrado. No es plan de, como el chiste, escupir mientras exclamas «Toma tu pezón, histérico», ¿verdad? A eso se suma que no todas las dentaduras son uniformes y puedes hacer mucho daño.
¿Cómo saber cuál es la presión adecuada? Al igual que te recomendé en la técnica del vacío: probando con tu carne. Una vez que lo tengas más o menos claro, experimenta con tu amante; nadie mejor que él para decirte cuál es la que le excita. Cuando lo sepas, muerde alternando distintos tipos de presión, intensidad, zonas del cuerpo…
Técnicas para morder
En cuanto a las técnicas, dos son las principales: morder una superficie grande y morder una pequeña. En el primer caso, apresa con toda la dentadura una porción extensa de carne y luego sacúdela con suavidad. En el segundo, mordisquea una zona pequeña, alternando distintos grados de presión; sobre-estimularás las terminaciones nerviosas y tu amante sentirá una corriente de placer por toda la columna vertebral.
Debes tener muy claro que cuanta menos porción de carne muerdas, más doloroso será, así que te recomiendo que empieces mordiendo partes carnosas con un mordisco amplio, sin ejercer demasiada presión. Si os gusta el BDSM, recordad que la sangre es un vehículo transmisor de ITS. Ah, y en todo caso, tened MUCHO cuidado con las verrugas y lunares, son peligrosos.
Dónde morder
JAMÁS muerdas el glande del pene ni el del clítoris, cuentan con miles de terminaciones nerviosas y el dolor será insoportable. Además, puedes generar lesiones graves. Sí puedes morder los labios vaginales mayores (no los menores), el pubis, el pene, el escroto y la zona perianal (evitando el ano), pero CON EXTREMA SUAVIDAD, puesto que son muy delicados. Otras zonas especialmente sensibles son la clavícula, los omoplatos y las costillas ya que tienen menos carne, aunque dependerá de si tu amante es más o menos gordito.
Las zonas más erógenas son el cuello, la nuca, la espalda, la cara interna de los brazos, los glúteos, la zona baja del vientre, los pezones y los dedos de los pies; en este último caso, puedes conseguir que tu amante tenga un orgasmo intenso si se los muerdes, lames y/o chupas. También si muerdes, lames y/o chupas los senos, siempre que no te centres en los pezones para no sobre-estimularlos. ¿Y qué decirte de los labios de la boca? El superior de las mujeres está directamente conectado con el clítoris y ¡SÍ! también podemos llegar al orgasmo.
Morder durante el coito vaginal o anal
Morder y ser mordido mientras follamos incrementa el placer exponencialmente. Tanto si es un coito vaginal, como si es anal, obviamente dependerá de la postura que adoptéis. Las zonas ideales son los pezones, los senos, el cuello, la nuca y la espalda; aunque si el deseo te arrastra cualquiera es buena para morder por el placer de morder, pero recuerda lo que te he dicho: mide la intensidad. Cuando estamos follando, la resistencia al dolor de las mujeres puede llegar a duplicarse y corres el riesgo de lesionarla.
Reconozco que me ha entrado hambre. ¿Y a ti? ¿Sí? Mmmm. ¡Híncale el diente!