Masturbación

Cómo excitar a un hombre: Una técnica oriental de masturbación masculina (con variante oral)

¿Cómo excitar a un hombre? En nuestro artículo sobre fantasías sexuales masculinas dijimos que el cerebro es la zona masculina más erógena. Un neurobiólogo probablemente respondería que no es del todo exacto porque, en realidad, la excitación se produce en el mismo cerebro tras la estimulación de las zonas erógenas. Es decir, la estimulación produce (o puede producir) excitación. Entonces, la pregunta sería «¿Qué zonas hay que estimular?».

Hoy, nos centramos en los genitales, y vamos a ver una técnica de masturbación masculina tan especial como sencilla, estimulando pene y escroto, y el exterior del perineo.

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Masturbación

Por volver donde comenzamos, la verdad (aunque suene cursi) es que los mejores amantes son los que saben estimular directamente nuestro cerebro con palabras, gestos, poses, olores y breves contactos con nuestra piel. Pero tampoco podemos obviar el tacto sobre las zonas erógenas de los hombres.

Cómo excitar a un hombre: ¿Cuáles son sus zonas erógenas preferidas?

En Reports of intimate touch: Erogenous zones and somatosensory cortical organization, uno de los estudios mejor valorados hasta la fecha, el escroto aparecía como la tercera zona erógena preferida de los hombres, tras el pene y la boca/labios.

El perineo, sorprendentemente, quedaba en séptima posición, tras los pezones, la nuca y el muslo interior. ¿Cómo puede ser que una zona cuyos músculos intervienen en la erección del pene esté peor valorada que el cuello? La encuesta que se encuentra en este ensayo se realizó en 2012, aunque el artículo no vio la luz hasta 2013, y los encuestados eran británicos y subsaharianos, y en su mayoría blancos (más de un 80%). Y esto ¿a cuento de qué?

Existen 3 razones consecuentes por las que hemos señalado estos datos:

  1. El perineo es una zona especialmente erógena para los varones. De hecho, en la mayoría de los países asiáticos, la masturbación masculina siempre ha combinado sin resquemor alguno el pene, el escroto y el perineo, cuanto menos. No así en los países occidentales.
  2. Precisamente, a partir de 2013 (un año después del estudio), se produjo un incremento exponencial de los pedidos de juguetes sexuales masculinos, asociados al masaje de próstata y la estimulación del perineo, al tiempo que presenciábamos cómo una gran masa de occidentales heterosexuales reconocían estar encantados con los placeres de la estimulación perineal, e incluso, del masaje anal.
  3. Definitivamente, el hecho de que el escroto se valore en tercer lugar choca frontalmente con la séptima posición del perineo. ¿No será que los varones encuestados no quisieron reconocerlo o no pudieron admitirlo porque ni siquiera lo habían probado? Por decirlo con mayor claridad, la estimulación del perineo, incluso el simple masaje del plano superficial o externo del mismo, aún se resiste –a ser confesada– por el hombre heterosexual occidental.

Cómo excitar a un hombre: Masturbación

Ya hemos descrito muchas técnicas en otros artículos sobre la masturbación masculina, pero en esta ocasión vamos a hacer hincapié en un método muy popular en Oriente para masturbar a los hombres. No tiene nombre conocido, simplemente se trata de una forma muy habitual que no se da tanto en Occidente. Y solo necesitáis lubricante… ¡y pasión!

Una técnica oriental de masturbación masculina

Sentado o de pie, el pene se ofrece de una manera sencilla para ser tocado de múltiples modos, a gusto del consumidor. Ahora bien, cuando se trata de las zonas adyacentes ni siquiera los varones tienen muy clara cuál es la presión e intensidades a degustar. Esto se debe, como decíamos, a una carencia exploratoria por tabúes, pero también, tal y como nos comentan muchas personas, a una falta de práctica y de nociones elementales por parte de las parejas.

Por resaltar una perogrullada, que vaya por delante que, tal y como nos pasa a las mujeres, cada cual es distinto. Con todo, veamos paso por paso, esta sencilla técnica con la que excitar y provocar copiosas y placenteras eyaculaciones en la mayoría de varones.

  1. Tumbado boca arriba, con las piernas ligeramente abiertas, tomad contacto con el tallo del pene, hasta que se produzca una erección notablemente fuerte.
  2. Mientras sujetáis el miembro desde el pubis, agarrad el escroto con la otra mano, y agitad ambos en tramos cortos y suaves, pero intensos, durante un minuto o menos. La idea es doble: endurecer la erección sin provocar expectación por el orgasmo y acostumbrar la piel del escroto al tacto. (NOTA: hemos utilizado el verbo agarrar para resaltar el hecho de que las caricias demasiado delicadas en el escroto suelen resultar nefastas. Estas, por norma general, producen malestar o inquietud o, cuanto menos, cosquillas desagradables. De otro lado, no se trata de hacerlo con demasiada fuerza, y siempre teniendo en cuenta que lo que se agarra es el escroto, ¡no los testículos!).
  3. Pronto veréis como el pene ha ganado firmeza, e incluso parecerá un poco más grande si habéis presionado un poco alrededor del mismo en el pubis. Es el momento de coger lubricante y frotarlo en vuestras manos hasta que coja temperatura corporal (esparcirlo de golpe lo arruinará todo [es un anticlímax total]).
  4. Esparcid el lubricante simultáneamente en el tallo del pene y en los laterales del escroto, mientras comenzáis a masajearlos. No alcéis la piel del miembro sobre el glande, pero sujetadlo con una placentera presión; al mismo tiempo, acariciad los laterales del escroto agarrándolo hasta que vuestras yemas toquen intermitentemente el plano superficial del perineo (los músculos que hay entre los testículos y el ano).
  5. Cuando notéis que vuestra pareja está suficientemente excitada, masturbad el pene más rápido. Con las yemas de dos dedos de la otra mano, asiendo el escroto, masajead el perineo externo presionando con intensidad, pero sin demasiada fuerza. La eyaculación será placenteramente irresistible, irrenunciable, irrefrenable.

La variante con fellatio

Muy recomendable si no tenéis lubricante a mano o, directamente, si os apetece hacer alarde de vuestro arte oral. Se trata de comenzar presionando con las yemas a los lados del pene, al tiempo que lleváis la boca sobre su miembro. Después, tan solo tenéis que seguir los mismos pasos que hemos descrito, pero con los labios cubriendo su glande y la lengua repiqueteando sobre el mismo. Eso sí, debéis estar alerta, pues las eyaculaciones, cuando se presiona placenteramente el perineo, son muy copiosas. O aún mejor que estar alerta, ponedle un condón.