Este es un fragmento del libro «El orgasmo», de la sexóloga Valérie Tasso, publicado en exclusiva para LELO e ilustrado por Pachu M. Torres.
De lo que nunca ha hablado el cine es obviamente del gran protagonista del orgasmo femenino: el clítoris. Y Dios sabe si tiene historia…
Todo el mundo ha oído hablar de él, sin embargo, todavía hay mucho desconocimiento sobre este maravilloso órgano. Si hacemos una encuesta en la calle, seguro que pocas personas pueden decir claramente dónde se encuentra y para qué sirve (os puedo contar tantas anécdotas que he vivido en mi consulta…). Y todavía perdura la creencia de que existen mujeres vaginales y mujeres clitorianas. Esta creencia es una herencia directa del psicoanálisis, concretamente de Sigmund Freud que clasificaba a las mujeres en dos: las maduras que llegaban al orgasmo a través de la vagina (vía penetración, claro), y las inmaduras que llegaban al orgasmo a través del clítoris. Todavía hacemos esta errónea dicotomía.
Curiosamente, en culturas llamadas primitivas, claramente muy patriarcales y machistas, existen ritos de la terrible llamada ablación del clítoris. ¿Por qué y para qué?
Sencillamente, porque se sabe que el clítoris es el gran órgano de placer de la mujer y, como el placer solo está otorgado a los hombres y no a las mujeres, les quitan la parte visible del clítoris para que no puedan llegar al orgasmo ni masturbarse ni ser infieles…
Es un acto cruel, sí, pero también demuestran estas culturas, al margen del juicio negativo que tenemos sobre este tipo de rito, saber mucho más sobre este órgano que nosotros, los que pertenecemos a culturas civilizadas… Nosotros hemos hecho esta «ablación» de otra manera… Ocultándolo. Es una prueba brutal de sometimiento de la mujer (en ambos casos, aunque la ablación física es evidentemente lo más cruel que exista).
Un poco de historia…
Viene del griego kleitoris, llave, loma o kleitýs, colina. Como se ve por su etimología, ya se tenía constancia de este órgano de antaño. La palabra «clítoris» es casi universal, es una palabra conocida en todos los países. Y lo curioso es que se suele decir igual en cualquier idioma. El clítoris ha sido descubierto y perdido (como por arte de magia) por siglos. Se redescubrió, según parece, en el Renacimiento.
En 1559, en su obra De re anatómica, el cirujano italiano Renaldo Colombus aseguró haber descubierto el clítoris, al que da en llamar amor veneris. Gabriele Falloppio, otro célebre anatomista de la época, también se declara como el primer descubridor del clítoris. Y llegaron los tiempos de la histeria…
A finales del XVIII, la ciencia médica decía de él que era el único responsable de la locura masturbatoria que asolaba a las mujeres europeas. Su función, al no tener ninguna operatividad reproductiva y no ser estimulado durante el coito, no podía ser otra que la de incitar a masturbaciones compulsivas que causaban toda serie de males orgánicos y anímicos. Hay constancia de que, en 1936, se publicó un libro en EE.UU. cuyo título en castellano sería aproximadamente el de «Enfermedades de la niñez y de la infancia» en el que se recomendaba la cauterización clínica del clítoris de las niñas para evitarles las enfermedades masturbatorias. En 1936, ya se había dividido el átomo, Hubble había anunciado la teoría de la expansión del universo, hacía 23 años que empleábamos el acero inoxidable y más de 120 años que se había intervenido el primer tumor ovárico, aunque aún faltaban 40 años para que se autorizase el empleo en los medios públicos norteamericanos de la palabra «clítoris». Increíble y terrible, ¿no os parece?
Años después fue redescubierto por Kinsey, en los años 50, después por Masters y Johnson, en los 60, que reconocieron su importancia para ayudar a las mujeres a tener un orgasmo. Pero no fue hasta 1998, cuando la uróloga australiana Helen O’Connell realizó estudios de imagen por resonancia magnética en voluntarias, que finalmente se vio la anatomía completa del clítoris. Hace poco menos de seis años, los investigadores franceses Dr. Odile Buisson y Dr. Pierre Foldès crearon el primer sonograma (imagen creada mediante ultrasonidos) completo en 3D del clítoris estimulado.
Lo que hay que saber sobre el clítoris
- Es el único órgano humano destinado únicamente a dar placer. No posee otra función (bueno… ahora parece que sí. Ver las teorías de Roy Levin más abajo). Si bien las mujeres tienen varios puntos de placer, muchos de ellos tienen otras funciones, mientras que el clítoris no. No sirve para nada más que para gozar.
- Está hecho de tejido eréctil: se endurece durante la estimulación y se relaja después del orgasmo.
- El clítoris es mucho más grande de lo que imaginamos. En promedio mide entre 8 y 12 cm de largo y 6 cm de ancho. La parte externa del clítoris es la que podemos ver. Esta parte del iceberg cuenta con 8 500 terminaciones nerviosas, mientras que el pene tiene unas 6 000 aproximadamente. Estas terminaciones se comunican con una red de 15 000 terminaciones más en la región pélvica completa. Esto significa que, al contrario de lo que dijo Freud, los orgasmos del clítoris no son inferiores a los vaginales, sino que técnicamente todos ocurren gracias al clítoris.
- Es muy parecido al pene. Es difícil de imaginar, pero, hasta las doce semanas de embarazo, nuestro cuerpo tenía los mismos genitales que los del sexo contrario. Por esta razón, el clítoris y el pene están hechos de lo mismo pero de forma ligeramente diferente. Incluso, se comportan de igual manera: el clítoris se erecta cuando se excita (como el pene).
- El clítoris de cada mujer es diferente. Hay clítoris pequeños, grandes, más escondidos o más a la vista. Algunos aumentan su tamaño cuando una mujer está excitada, unos son muy muy sensibles, otros necesitan mucha presión, o, al contrario, necesitan mucha suavidad. Por eso, es importante que las mujeres conozcan su propio cuerpo para saber cuál es la mejor forma de recibir placer por parte de su pareja (o masturbándose).
- La intensidad del orgasmo no involucra ni el tamaño ni la forma del clítoris (lo mismo pasa con el pene…). De ahí que siempre hemos reivindicado la famosa frase: «El tamaño no importa».
- El clítoris no envejece: una vez que la mujer alcanza la madurez en su desarrollo, el clítoris mantiene su sensibilidad hasta el final de su vida, es decir que una mujer tendrá la misma capacidad de llegar al orgasmo a los 30 años que a los 90 años.
- El clítoris se ejercita… Sí, tal cual: caminar todos los días veinte minutos mejora la capacidad de llegar al orgasmo mediante la estimulación del clítoris, además de ponernos en forma. ¿Por qué? Pues, porque caminar aumenta la congestión genital de una mujer en un 168% y el efecto persiste durante horas. El clítoris está presente en muchas hembras mamíferas. Algunas tienen un clítoris similar a nosotras, las mujeres, otras lo tienen con una diferencia notable: posee un hueso… El más grande jamás registrado es el de las hienas. ¿Curioso, no?
¿Y el Punto G en todo esto?
Algunas mujeres afirman tener orgasmos cuando practican el coito y rechazan la explicación de la estimulación del clítoris para llegar al clímax. Las entiendo y las creo.
Claro que sentir placer durante la penetración es absolutamente natural. Claro que la sensación de simbiosis con el/la partner es fundamental. Ahora bien, si se produce el orgasmo de la mujer durante la penetración, es más que probable que haya habido fricción del clítoris durante la interacción sexual, o bien exteriormente o bien interiormente, a través del llamado Punto G que no es más que la raíz del clítoris que toca la pared vaginal (la toca, no está dentro de la vagina).
Para llegar al famoso Punto G, es cierto que la estimulación se hace a través de la introducción del pene o de los dedos o de algún juguete erótico debidamente introducido. Según el MIT, el Punto G es efectivamente la parte interna del clítoris.
Lecturas recomendadas:
Los puntos profundos: Más allá del Punto G
Las mejores posturas sexuales para estimular el Punto G
Vulva y clítoris: Estimulación con vibradores
La guía definitiva del orgasmo femenino