¿Sabíais que el poder estimulador del cuerno de rinoceronte o de la raíz de ginseng proviene de su parecido con el pene? Por si a alguien se le ocurriera ir matando animales en peligro de extinción o cambiar radicalmente su dieta, comencemos por desmontar algún que otro mito en torno a los afrodisiacos. Para empezar, tenemos que saber que hay muy pocos estudios científicos sobre potenciadores sexuales en comparación con la cantidad de artículos que podemos encontrar en Internet. Para seguir, debemos entender que aquellos análisis se suelen centrar en pruebas con compuestos químicos u hormonas, orientadas a prevenir la disfunción eréctil o curar la impotencia. Así que, comencemos de nuevo: ¿Qué son los afrodisíacos? ¿Cuáles son de verdad? Y, sobre todo, ¿cuántas leyendas nos vamos a tragar?
¿Qué son los afrodisíacos?
Basándonos en la definición de la Enciclopedia Británica, los afrodisíacos son las formas de estimulación que activan la excitación sexual. Se dividen en dos grupos: los estímulos producidos a través de la vista, olfato, oído o tacto (psicofisiológicos); y los derivados de comidas, bebidas alcohólicas, drogas y medicamentos (internos).
Los psicofisiológicos, como ya habréis deducido, son los que más usamos y los que mejor resultado dan. El olor o la voz de vuestro amante, la dureza o suavidad de su piel, la música o la excitación al ver un cuerpo desnudo durante el acto sexual o masturbándose (o incluso leerlo en relatos eróticos), pueden ser (y suelen ser) los mejores afrodisíacos naturales… o de fábrica. De hecho, por si no os lo creéis, podemos darle la vuelta: simplemente hay que pensar en las ventas y valor de mercado de colonias y perfumes, el efecto front-man de los cantantes, cosméticos para la piel o el volumen de reproducciones de vídeos con contenido erótico o pornográfico en Internet.
Afrodisíacos internos
Desde un punto de vista clínico, los únicos afrodisíacos que debemos utilizar, a excepción de patologías, son los psicofisiológicos. Sildenafilo, taladafilo o vardenafilo, comercializados bajo marcas como Viagra y Revatio, Cialis y Levitra son compuestos que tienen por objeto tratar la disfunción eréctil. Estos, son afrodisíacos reales para problemas reales. Cuando se usan en circunstancias normales pueden causar priapismo y desembocar en la amputación del miembro viril por gangrena. Ahí queda eso…
Extraída de la corteza de un árbol y de otras raíces, la Yohimbina se configuró como un potencial afrodisíaco allá por los años 60. Con respecto al sexo, aún no ha quedado patente su eficacia pero, parece que se configura fiable para originar… ¡ataques de pánico! Según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, en Francia existe un medicamento (donde se describen alteraciones del sistema nervioso con su uso) que tiene este compuesto para tratar la disfunción eréctil. Pero, esta misma agencia lo retiró en España porque la Yohimbina se presentaba en complementos alimenticios. Por sintetizar, el uso debe estar enfocado a una patología concreta y, con todo, los efectos secundarios pueden ser terribles…
Finalmente, hablaremos de un afrodisíaco natural que funciona, pero que ni siquiera debe ser utilizado para tratar enfermedad alguna. Algunos ya sabréis que vamos a hablar de Lytta vesicatoria o Cantárida. La “mosca española” es un escarabajo que fue utilizado por Sade en una histórica orgía de muerte y enfermedad, por los Borgia o por Richelieu a modo de chucherías, pues la cantaridina que desprende este escarabajo, tanto dilata los vasos sanguíneos como produce el envenenamiento y la muerte de un modo bastante sencillo.
Leyendas y otras historias afrodisiacas
Si navegáis por Internet intentando encontrar los afrodisíacos más extraños, fácilmente daréis con recetas de Afrodita que son tan raras (¡o tan comunes!) como ineficaces: párpados de oveja marinados en té caliente o sesos crudos de mono pueden hacer las delicias… de una conversación surrealista; la sangre menstrual, los excrementos de sapo o de serpiente tan sólo nos traerán… enfermedades; únicamente calificaremos como barbarie y/o demencia pensar que las gónadas de animales en peligro de extinción o los genitales de los enemigos caídos en combate puedan aportar potencia sexual, una vez ingeridos; finalmente, guindillas, especias, almendras, chocolate, ostras, aguacates o trufas son alimentos legítimamente deseables. Eso sí, el efecto afrodisiaco sólo lo hallaremos en el potencial aspecto sensual de su ingesta.