Estoy un poco disgustada, para que voy a negarlo. Ningún español ha sido galardonado en la 34ª Ceremonia de los Ig Nobel Prize o Anti Nobel, a diferencia del año pasado, que conseguimos el de Comunicación por el estudio Neurocognitive signatures of phonemic sequencing in expert backward speakers, que analizaba las actividades cognitivas y mentales de las personas que pueden hablar al revés; y el de Física, con Intense upper ocean mixing due to large aggregations of spawning fish, una investigación que revelaba que la actividad sexual de las Engraulis encrasicolus o anchoas (en concreto, las turbulencias que generan en las aguas superficiales del océano al removerlas para que el esperma liberado fertilice a los huevos) juega un papel fundamental en el ecosistema marino, al afectar a la redistribución del oxígeno, la temperatura y los nutrientes.
Tras leer los estudios ganadores, me queda clara la debilidad de Annals of Improbable Research (su propio nombre lo insinúa) por los relacionados con el culo ano, porque el ganador del Premio de Historia del Arte de 2022 fue A multidisciplinary approach to ritual enema scenes on ancient Maya pottery (Un enfoque multidisciplinario de las escenas de enema ritual en la cerámica maya antigua); el Ig Nobel de Salud Pública de 2023, A Mountable Toilet System for Personalized Health Monitoring via the Analysis of Excreta (Un sistema de inodoro montable para el monitoreo personalizado de la salud a través del análisis de excrementos) y el Ig Nobel de Fisiología de 2024, Mammalian Enteral Ventilation Ameliorates Respiratory Failure, que concluye que algunos mamíferos pueden respirar a través de su ano. Como lo oyes.
La importancia de respirar por el culo ano
A priori, investigar si los mamíferos podemos respirar por el culo (ya sabemos que pensar por él se nos da de miedo) puede parecer absurdo, pero cumple los parámetros de los Ig Nobel Prize, cuyo objetivo es «celebrar lo inusual, honrar lo imaginativo y estimular el interés de las personas en la ciencia, la medicina y la tecnología», premiando estudios científicos que son despreciados por su planteamiento inicial, pero que, en realidad, tienen importancia; y el ganador del Premio de Fisiología de 2024, sin duda, la tiene.
«La pandemia de SARS-CoV-2 desbordó la necesidad clínica de respiradores y pulmones artificiales, provocando una escasez crítica de dispositivos disponibles que puso en peligro la vida de los pacientes en todo el mundo». Como «la mejora de la hipoxia es el elemento más importante para mejorar la insuficiencia respiratoria», los investigadores (financiados por el Programa de Investigación en Enfermedades Infecciosas Emergentes y Reemergentes, Proyectos de Investigación sobre COVID-19, de la Agencia Japonesa de Investigación y Desarrollo Médico) se plantearon si era posible que los mamíferos pudieran recibir oxígeno a través del recto, dado que especies únicas de no mamíferos como los pepinos de mar, las Corydoras, las Misgumus anguillicandatus y la Tetragnatha praedonia utilizan sus intestinos posteriores para respirar.
Tras experimentar con ratones y cerdos, Ryo Okabe, Toyofumi F. Chen-Yoshikawa, Yosuke Yoneyama, Yuhei Yokoyama, Satona Tanaka, Akihiko Yoshizawa, Wendy L. Thompson, Gokul Kannan, Eiji Kobayashi, Hiroshi Date y Takanori Takebe concluyeron que sí era posible «reutilizar el intestino distal como un órgano respiratorio accesorio» y que «la terapia de ventilación enteral a través del ano (EVA) ofrece un paradigma alternativo como medio complementario para los pacientes que necesitan asistencia respiratoria crítica», porque «oxigena la circulación sistémica y mejora la insuficiencia respiratoria».
Ya que los miembros del jurado de los IG Nobel Prize parecen tener debilidad por los estudios sobre anos, pero no tanto por la sexualidad o la reproducción (salvo contadas excepciones como el de Biología de 2011 por la masturbación de los escarabajos australianos con botellas de cerveza o el de Biología de 2010 por las felaciones de los murciélagos de la fruta), desde esta humilde tribuna que me ofrece LELO, propongo a los lectores científicos que investiguen… mmmm… si el sexo anal «oxigena la circulación sistémica y mejora la insuficiencia respiratoria».
Ya me contáis si eso.
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