El susurro del bajo del vestido, el color negro que hace resaltar la blancura marmórea de la piel, el leve gemido del tallo de la rosa al cercenarle el capullo y desabrigarlo de los aromáticos pétalos…
Morticia Addams es una de las divas macabras, la cual destila una inherente sensualidad. Pero antes de explayarme a razón del erotismo, lo apropiado es conocer los orígenes de la susodicha:
La señora Addams y los suyos debutaron en una caricatura el 6 de agosto de 1938 en el New Yorker, y Charles Addams fue su autor. Centrándonos en Tish —vamos a intimar lo suficiente como para permitirnos el lujo de tutearla—, era una dama alta, de complexión delgada, con una larga cabellera oscura, e iba enfundada en un ajustado conjunto de estilo gótico con un profundo y casi aturdidor escote.
Según aseveran, Charles se inspiró en su esposa, aunque también se rumorea que las otras dos que la sucedieron se parecían a Morticia (y una se disfrazaba de ella). En los inicios, esta no tenía nombre (ni tampoco el resto) y no lo tuvo hasta 1964 cuando la cadena ABC creó la serie en blanco y negro para la televisión, titulada «La familia Addams», en España; una telecomedia llena de humor negro y terror. La talentosísima Carolyn Jones fue, por tanto, la primera actriz en encarnar al personaje, cuyo nombre proviene del latín mortis, aludiendo a la muerte. Jones, junto al equipo y en especial al encargado tras la adaptación, David Levy, perfilaron a la tenebrosa Morticia como una fémina sensual, repleta de sentido del humor e inteligente, y con un andar sinuoso; inolvidable.
Además, arriesgaron, pues sugerían (poco) sutilmente que el matrimonio Addams gozaba de una activa y ardiente vida sexual. Tengamos en cuenta que, en producciones de aquel tiempo, lo habitual era presentar a los cónyuges en camas gemelas.
Por contrapartida, se hallaba John Astin en el papel de Gómez, que no era un galán, pero, por descontado, transmitía a la perfección lo loco y desvivido que estaba el señor Addams por su enlutada consorte, y ello ya le brindaba un atractivo que palpitaba fuera del televisor.
Por desgracia, la dicha no duró demasiado: dos años, en concreto, hasta que la cadena finalizó la serie; eso sí, en 1977 el elenco se despidió de los espectadores en una cinta producida para la pequeña pantalla titulada: «Halloween con la nueva familia Addams».
Sigamos con la versión de Morticia de la gran Anjelica Huston; esta es, sin duda, la más erótica de todas, y dicen que, a su vez, la más reconocida (bienvenidas sean las discrepancias). Huston interpretó a la fúnebre matriarca en dos películas: «La familia Addams», de 1991, y la secuela de esta «La familia Addams 2: la tradición continúa», de 1993. Su look implicó labios enrojecidos, uñas largas, afiladas y esmaltadas, sombreado en los ojos y un halo de luz en la mirada en contraste con lo níveo de la piel, melena lacia y, ah, ese fabuloso vestuario ejecutado por Ruth Myers, que empleó brocado, gasa, encajes y apostando siempre a caballo ganador, al color favorito de esta, el negro…
Mas, si en el algo destaca, en contrapunto de la citada serie de 1964 y la posterior película, es que la relación entre los desposados Addams es más explicita, y no solo por el repetido: cara mia por parte de Gómez (interpretado en este caso por Raúl Juliá) y al mon cher o mon sauvage de Morticia, sino por aquellas escenas que rebosan mayor frenesí. Asimismo, habría quien, dada la conversación del momento, leería entre líneas sutilezas sobre ciertas prácticas…
Puestos a recopilar, dejadme mentar alguna insinuación más. En «La familia Addams», de 1991, al enfocar el reloj de cuco las replicas en miniatura de Morticia y Gómez se aproximan la una a la otra y, al marcar la nueva hora, la de él se inclina y le besa los pechos.
Y en «La familia Addams 2: la tradición continúa», de 1993, la escena final del tango acaba de forma tan apasionada que los corchos del champán saltan y derraman el contenido de las botellas a toda presión en forma de espuma.
Esta última cinta en especial muestra varias chanzas para adultos…
No es Morticia, pero desde luego, Debbie no le está haciendo la manicura a Cosa.
A propósito de la química de los actores fuera de rodaje, después del prematuro fallecimiento de Raúl Juliá en 1994 y con una tercera película sobre la mesa, Anjelica Huston dijo que, sin su Gómez, no habría más Morticia.
Turno de la próxima Tish, interpretada en esta ocasión por Daryl Hannah en el filme «La familia Addams 3: la reunión», de 1998, la cual, y para decepción de su director, no es que causara furor. No obstante, la señora Addams no se apartaba en exceso de la línea en cuanto a estética y relativa personalidad.
La actriz Ellie Harvie en 1998, encarnó a Morticia para una sitcom canadiense titulada «La nueva familia Addams», dotándola de más comedia y menos pasión.
Para terminar, Catherine Zeta-Jones en la serie de Netflix, «Miércoles», de 2022 y, pese a su escaso protagonismo (más vale poco y bueno que mucho y malo), logó cautivar al espectador gracias a ese aire gótico/glamuroso (muy Burtoniano) y ataviada de manera exultante y curvilínea.
El erotismo de Morticia Addams colma fanfics, vídeos en PornHub, disfraces picarescos y toda suerte de merchandising que uno pueda llegar a imaginarse; incluso hay quien la tilda de ser la «pin-up gótica» por excelencia. Todo un icono pop de lo funesto, si bien estiloso y, sobre todo, libidinoso.
Lo idóneo y para vuestra desazón seria despedirme con un chasquido de dedos. Sin embargo, voy a optar por hacer mía la frase de Tish y deciros: «No os torturéis, ese es mi trabajo…».
P.D. En este artículo han quedado excluidas las versiones adolescentes o animadas de Morticia, ya que no son afines a la temática tratada.
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