Relatos eróticos cortos gay

Relatos ero gay: Futbolistas – Relatos eróticos cortos

Disfruta estas dos historias eróticas de jugadores de fútbol, donde Rafa de la Rosa explora en la sensualidad y el secretismo del amor gay en el deporte rey.

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Relatos eróticos cortos gay

Relatos ero gay: Futbolistas

Tanda de penaltis – Relato corto gay (1)

Bocarriba, sobre la cama, con el pecho subiendo y bajando y acelerado por la excitación, Cris me devuelve la mirada. Creo que soy la única persona que lo llama así. Creo que soy la única persona a la que él mira así.

Abrumado por la intensidad de sus ojos, mi mirada se desliza por su mandíbula, por sus clavículas, por su abdomen musculado. Su cuerpo desnudo, bronceado, es un placer prohibido, un placer secreto que arde cuando lo toco. Observo la marca de mis dientes junto a su ingle, un mordisco reciente.

La temperatura parece subir varios grados de repente y necesito ponerme en pie para que me dé el aire. Voy a recoger mis calzoncillos del suelo, pero Cris me detiene.

—No te pongas nada —me pide—. Me gusta verte desnudo.

Yo sonrío con picardía y camino hasta la ventana. Allí fuera, los periodistas deportivos dirigen sus cámaras a la habitación del último piso, la gran suite del hotel. Ninguno se da cuenta de que las caras famosas que buscan se ocultan en una de las habitaciones de los pisos bajos, por cuya ventana me asomo con prudencia.

Absorto en mis pensamientos, no me he dado cuenta de que Cris se ha levantado. El contacto de sus dedos en mis hombros me estremece, asusta y excita. ¿Qué pensarían todos ellos si supieran lo que ocurre entre el jugador estrella y el portero del equipo contrario? Cris despeja mi cabeza de dudas. No necesita palabras cuando pega su cuerpo al mío, cuando posa sus labios primero en mi cuello y luego en mi boca. Su lengua busca un hueco en mis defensas, como él la busca en los partidos.

—Mañana no pienso ponértelo fácil —le digo girándome para enfrentarlo. Su cuerpo sigue tan pegado al mío que mi incipiente erección apenas tiene espacio para crecer entre nosotros.

—Eso mañana, hoy no vas a parar ni un penalti.

El delantero – Relato corto gay (2)

Nadie sospecha nada cuando, llevado por la euforia de un gol, besa a su compañero en los labios. Ni siquiera su compañero, cuya lengua sabe a panacea, cuya saliva, a ambrosía.

Nadie sospecha nada cuando llevado por la emoción de ganar la liga se abrazan desnudos en los vestuarios, cuando él derrama dos lágrimas que todos interpretan de alegría, cuando en realidad son de rabia contenida.

Nadie sospecha nada porque él se esfuerza en mantenerlo en secreto. Porque contiene sus manos que quieren acariciar al delantero, porque no da libertad a su lengua para explorar cada centímetro del portador del número 11 en su camiseta.

Lo único que sospechan es que debe tener a alguien esperándolo en el hotel, cuando se va temprano de la fiesta. «Alguna amiga, alguna fan», aventuran sus compañeros de equipo. Pero quien le espera en el hotel es el mismo chico de siempre; al que contrata para que pierda su nombre y se ponga la camiseta del delantero, esa con el número 11. El mismo chico al que recurre cuando no cree soportar la lujuria y necesita liberarla allí, en el hotel, a empujones contra la cómoda, el minibar y la cama. Con el deseo de quien desearía hacer lo mismo a su compañero en los vestuarios, en las gradas y en el césped. Con los gemidos contenidos de quien llega al orgasmo en secreto.

Más emocionante que dar patadas a un balón: Relatos gay

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